martes 4 de septiembre de 2007
Sarkozy y la fusión Suez-Gaz de France
LA fusión del grupo Suez y Gaz de France era una boda anunciada desde que, hace año y medio, la compañía estatal italiana Enel desvelara su intención de lanzar una opa al grupo franco-belga Suez. Entonces el Gobierno francés -presidido por Chirac y con Sarkozy en el Gabinete- dio un portazo a los italianos y prohibió el paso a los inversores extranjeros con pretensiones de controlar las empresas energéticas galas. Para desanimar definitivamente cualquier otro intento, optó por fusionar el grupo Suez con la compañía nacional de gas, de manera que el Estado retiene el control efectivo de una gran compañía cotizada en bolsa. Ahora es el propio Gobierno el que anuncia la fusión, antes incluso de que los consejos de las dos compañías adopten los correspondientes acuerdos, que se materializarán en breve y que significarán la creación del segundo grupo energético francés y el cuarto de Europa.
Ni la doctrina comunitaria sobre la libre circulación de capitales en la Unión Europea, ni las tesis en boga de un sector energético abierto, multinacional y en competencia, donde el Estado asume el papel de regulador, pero no el de actor y agente del sector, han interesado lo más mínimo a la Administración francesa, decidida a blindar su sector energético de espaldas a las tesis comunitarias. Algo semejante ocurre en Italia y Alemania, que defienden sus «campeones nacionales» y cierran el mercado a competidores que pretendan ir más allá de una presencia testimonial.
El portazo francés a Enel encaminó a los italianos hacia España, donde el Gobierno socialista animó su presencia como alternativa -¿venganza?- contra los alemanes de E.On, que habían desafiado y superado la pretensión de Gas Natural de adquirir a bajo precio Endesa. El nuevo grupo GDF-Suez, controlado por el Estado francés, dispone, asociado a La Caixa, de posiciones en las españolas Gas Natural y Aguas de Barcelona. Además, el primer accionista privado del nuevo grupo francés, el inversor belga Albert Frére, es uno de los accionistas relevantes de Iberdrola. El Gobierno español pasa por intervencionista y arbitrario, y de hecho lo es, pero se le cuelan, casi sin avisar, grupos energéticos nacionales de Portugal, Francia, Italia y Alemania y cuyos respectivos gobiernos parecen más hábiles y diligentes a la hora de conseguir sus objetivos. El sector energético español resulta más vulnerable que los de otros países de la UE por la inconsistencia de su política energética. Pese a disponer de compañías locales cotizadas, privadas, rentables y con capacidad para invertir y crecer, las empresas españolas se sienten indefensas ante los cazadores de gangas, carentes de apoyos para expandirse y codiciadas por su rentabilidad y por su posición al otro lado del atlántico.
martes, septiembre 04, 2007
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