martes 4 de septiembre de 2007
Los trasfondos de la decisión argelina Primo González
Las relaciones económicas, y por derivación políticas (o, si se prefiere, a la inversa) entre España y Argelia acaban de sufrir un nuevo y serio contratiempo, pocas semanas después de que las autoridades españolas accedieran, tras largas presiones, a que la empresa estatal argelina Sonatrach se convirtiera en el principal accionista de Medgaz, la sociedad encargada de construir y explotar el nuevo tendido submarino entre Europa y África pasando por España. Sonatrach pasará a tener el 36% de la sociedad Medgaz, convirtiéndose así en el primer socio a título individual, en unión de otras empresas básicamente españolas, en particular Cepsa, promotora del proyecto inicial junto a la propia Sonatrach.
El gasoducto tendrá una capacidad para 8.000 millones de metros cúbicos de gas natural argelino cada año y deberá estar listo para mediados del año 2009. El destino del gas será no solamente el mercado español sino los principales mercados europeos, como alternativa de suministro de enorme importancia para la diversificación del aprovisionamiento europeo de gas natural. En la actualidad, el suministro exterior de la Unión Europea está fuertemente condicionado por las exportaciones de gas ruso, primer y principalísimo proveedor de centro Europa. La importancia del proyecto ha sido avalada por la propia Comisión Europea como proyecto prioritario.
En medios diplomáticos se viene especulando desde hace algunos meses la creciente tirantez de las relaciones entre España y Argelia, en las que no ha habido ningún suceso de especial significación pero sí un mar de fondo que tiene su origen en el apoyo que el Gobierno español ha prestado en los últimos tiempos a la política sobre el Sahara del monarca marroquí. Este apoyo español a la posición alauí ha sido seriamente criticada por las autoridades argelinas, que han expresado su contrariedad a España al más alto nivel, tanto en la visita que realizaron los Reyes en marzo de este mismo año a Argelia como en el curso de la reunión bilateral que se desarrolló en diciembre del pasado año, con Buteflika (presidente argelino) y Zapatero como máximos protagonistas.
La posición argelina en los últimos meses ha ido adquiriendo matices cada vez más duros hacia los intereses españoles. Los motivos se pueden dividir en dos grandes apartados. Por uno, la escasa habilidad de la diplomacia española para darle una salida al conflicto del Sahara sin herir las tradicionales sensibilidades de Argelia hacia los intereses del pueblo saharaui. Zapatero dio un giro radical a la política de los anteriores gobiernos (incluso socialistas) en esta materia, ante la animadversión de los representantes del Frente Polisario y de la propia Argelia.
Pero el país norteafricano parece empeñado en desarrollar una nueva política energética basada en un papel más activo del sector público, lo que en Argelia significa dotar de mayor poder a Sonatrach, la empresa emblema del país en materia energética. El acuerdo ahora roto de forma unilateral por los argelinos tiene su importancia no sólo por el hecho de que Argelia ha respetado tradicionalmente los acuerdos internacionales en materia energética, eludiendo la confrontación, sino porque en la práctica implica la suspensión del único proyecto empresarial desarrollado casi enteramente por empresas privadas, naturalmente extranjeras. En este caso, españolas.
La nueva política energética de Argel parece ir muy en la línea de la que desarrollan, o tratan de impulsar, con resultados todavía inciertos, Venezuela y Bolivia. Argelia, sin embargo, siempre ha sido otra cosa, un país con una clase dirigente empresarial muy profesional, formada en el Instituto Francés del Petróleo, que ha ejercicio su poderosa influencia en el seno de la OPEP hacia las tomas de posición más pragmáticas, lo que tiene su importancia habida cuenta de las ingentes reservas de gas natural argelino que, sin formar parte de la OPEP (petróleo), se mueven bajo pautas muy paralelas. No está lejano en el tiempo el proyecto, muerto antes de nacer, de crear una OPEP del gas natural, en la que Argelia sería pieza básica.
martes, septiembre 04, 2007
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