miércoles, septiembre 26, 2007

Primo Gonzalez, Los Presupuestos de lo que queda del Estado

miercoles 26 de septiembre de 2007
Los Presupuestos de lo que queda del Estado Primo González

El último Presupuesto de la presente legislatura, que quizás sea también el último que confecciona Pedro Solbes como titular de Economía y Hacienda, ya está en el punto de salida después de muchos retoques y apaños, propios de un año electoral como el que se nos viene encima. El Gobierno de la nación se ha dejado muchas plumas en las negociaciones tendentes a garantizar esa necesaria mayoría parlamentaria en la que los socios más exigentes plantean demandas que no siempre resultan acordes con la eficacia de un Estado moderno, acuciado desde hace unas semanas por una expectativa de crisis que puede exigir un cambio de rumbo radical en la política presupuestaria que, por desgracia, tendría que demorarse hasta dentro de un año.
Da la impresión de que la escenografía que ha influido en los autores del Presupuesto y en los que han precocinado entre bastidores los retoques necesarios para otorgarle sus votos en el Congreso ha estado más influida por el ambiente de economía boyante y a toda máquina que por el de una economía con riesgos de estar a punto de iniciar la última fase de un brillante ciclo de crecimiento, bajo la presión de circunstancias externas menos favorables que las de estos últimos años. La necesidad de obtener rendimientos a corto plazo siempre se impone en la conducta de los políticos. Esta vez, este hecho parece haber influido de forma especial.
En teoría, habría tiempo para rectificar en alguna medida el rumbo y las cifras durante la tramitación presupuestaria en las Cámaras, pero nada permite suponer que existan a estas alturas márgenes de maniobra para un Presupuesto que parece cerrado ya a cal y canto. La economía, además, no ha desvelado grandes riesgos y la fuerza de la inercia nos permite suponer que vamos a entrar en el año 2008 a una velocidad de crucero razonablemente elevada. Ya ha advertido Rato estos días que, de haber problemas, los habrá y los notaremos en realidad durante el año 2008. A lo peor, en el momento de ir a las urnas el panorama y el decorado económico en el que viva el país se ha vuelto algo más sombrío y puede terminar por suscitar algunos interrogantes en los votantes. No es probable pero es una posibilidad.
Por las grandes cifras que resumen su contenido se puede decir que se trata de un Presupuesto ligeramente expansivo tendente a repartir algo de renta entre colectivos electoralmente interesantes (jóvenes sobre todo), a mantener al país ocupado (la inversión en infraestructura crece de forma notable, de modo que veremos proliferación de maquinaria en las carreteras durante los próximos meses, señal externa que siempre contribuye a crean la sensación de que el país progresa) y a descentralizar la gestión de importantes volúmenes de dinero a favor de las Autonomías.
La España periférica sale bien parada en los Presupuestos del año 2008, sobre todo algunas periferias, tanto que cabe preguntarse si en algún momento se ha reparado en la necesidad de tomar algunas precauciones respecto al despoblamiento y la pérdida creciente de peso de la España interior, en donde no florecen (no está previsto que lo hagan en los próximos años) los nacionalismos que con tanta eficacia han logrado rebañar en los últimos años dosis crecientes del dinero público con el argumento (carente de base, por lo que estamos viendo) de que de este modo se atenúan sus deseos segregacionistas.
El grado de descentralización ha avanzado mucho en España en los últimos años, hasta el punto de que el Estado ha terminado por convertirse en un agente económico bastante marginal, con una capacidad de acción muy mermada, sin que las Autonomías hayan demostrado hasta la fecha, con su capacidad de gestión aún por demostrar, que han logrado mejorar los niveles de bienestar en las áreas que les han sido transferidas. En esta dirección hacia la descentralización y el vaciamiento del Estado hemos dado importantes pasos adicionales en los últimos meses. La eficacia para el ciudadano de esta nueva situación está por demostrar, pero en todo caso a los votantes habrá que decirles que cada vez que se enfrenten a problemas colectivos tendrán que mirar más a la capital de sus respectivas autonomías que a Madrid. Es una realidad que, en lo económico, se está consolidando un poco más con cada Presupuesto. El de este año no sólo no ha sido una excepción sino un decidido paso en dicha dirección.

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