martes, septiembre 04, 2007

Primo Gonzalez, La Caixa ya puede comprar bancos

miercoles 5 de septiembre de 2007
La Caixa ya puede comprar bancos Primo González

De todas las finalidades confesadas por los rectores de La Caixa para dar vida a su nuevo grupo empresarial, que nace con unos 25.000 millones de euros de activos y el nombre de Criteria Caixa Corp, hay uno que llama en especial la atención: ser el vehículo de la expansión internacional de La Caixa en el sector financiero. Criteria va a nacer (a efectos del mercado) dentro de unas semanas, en octubre, con los bolsillos bien repletos de dinero, una posición de liquidez muy considerable (al menos 4.000 millones de euros), una capacidad de endeudamiento que será la envidia de muchos y unos sólidos argumentos de empresa privada sin ataduras públicas.
Ha dicho Ricard Fornesa en la presentación que “España posee el sistema bancario más desarrollado de Europa y La Caixa es una de las entidades más eficientes del mercado español. Este punto de partida ofrece a Criteria Caixa Corp una posición privilegiada para exportar el modelo bancario de La Caixa a otros países, desarrollando con ello el plan de internacionalización de la entidad financiera”. Estaba claro, desde hace unos años, que el crecimiento de La Caixa y su expansión en el sector financiero tenía serios límites en España, en donde las quejas de los bancos saltaban a la palestra cada vez que una caja de ahorros, sobre todo si era La Caixa, compraba un banco, con el argumento razonablemente admitido por las autoridades de que se trataba de una discriminación inaceptable por la sencilla razón de que los bancos no podían comprar cajas de ahorros. La Caixa ha hecho algunas compras en el terreno doméstico, la más importante de las cuales ha sido una participación del 15% en el Sabadell, que fue interpretada como una especie de primer bocado para una operación más ambiciosa. Pero la vía de penetración en el sector bancario privado fue pronto taponada por las autoridades. Lo del Sabadell quedó primero como una simple participación financiera y más tarde en la venta total y definitiva.
De esta forma, La Caixa no ha tenido más remedio que poner la vista en el exterior. Ya tuvo en su día una participación del 4,2% en Deutsche Bank, el mayor banco privado alemán, operación desmontada hace más de dos años (principios de 2005) sin que trascendieran los motivos reales de esta desinversión. No debió ser una operación brillante desde el punto de vista financiero aunque la entidad española declaró unas pequeñas plusvalías por esta inversión que databa del año 1999, cuando tomó un 2,6% del capital del banco germano, en el que ha sido segundo accionista algún tiempo, por detrás, y a poca distancia, de la todopoderosa Allianz. Las normas de contabilidad cambiaron por el camino de forma que este tipo de inversiones sólo son interesantes si el comprador tiene una posición de control.
Con la creación del nuevo instrumento de inversión, Criteria, La Caixa podrá contar con inversiones en bancos extranjeros, de control o no, sin los inconvenientes de estas limitaciones legales. Estaba, además, el antiguo conflicto de la consideración de entes públicos que se les sigue asignando a las cajas de ahorros por parte de los Gobiernos, excusa que algunos países utilizan, con la colaboración comprensiva de la Comisión Europea, para frenar la entrada de socios no deseados.
Lo cierto es que La Caixa ve ahora despejado el camino para invertir en aquello en lo que posiblemente se siente más segura, el sector financiero. Sus participaciones empresariales han estado centradas de forma casi exclusiva en el sector industrial, en donde la entidad se siente cómoda. La incomodidad deriva del hecho de que este es el único tipo de inversiones que puede realizar sin levantar suspicacias. En el terreno doméstico, La Caixa ha estado ausente de todo el proceso de concentración bancaria y su crecimiento se ha hecho a golpe de crecimiento “vegetativo”, como dicen los profesionales del sector, es decir, prácticamente sin adquirir redes de otras entidades, a pesar de las numerosas oportunidades que en estos años se presentaron. Ahora, La Caixa pretende desarrollar esta faceta de inversor en el exterior, tomando participaciones, casi con seguridad de control, en bancos de otras latitudes. Al fin y al cabo, ya lo están haciendo los dos grandes bancos españoles desde hace tiempo. Ahora le ha tocado el turno a La Caixa. Tiene todo el derecho, además de dinero y capacidad profesional para exportarla. Empieza quizás algo tarde, pero contará con dinero del mercado para reforzar sus compras.

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