La media luna y media
07.09.2007 -
MANUEL ALCÁNTARA
Los islamistas actuales no admiten ninguna broma. Hace unos días, en Suecia, hubo que reforzar la seguridad porque apareció en una revista una caricatura de Mahoma. Ya sabemos que el mal gusto es ecuménico, pero el hecho de que un botarate dibuje al Profeta en actitudes impropias de alguien elegido por Dios para propagar su doctrina tampoco debe propiciar conflictos internacionales. El imbécil que en la revista diaria -hay semanarios que salen todos los días- dibujó a Mahoma con cara de Mahoma y cuerpo de perro encendió la cólera del mundo árabe. Hay que repreguntarse por qué esa cólera es superior a la del mundo cristiano. No podemos admitir un mayor grado de susceptibilidad y mucho menos medir por ese rasero el grado de las creencias. Lo cierto es que las continuas y deplorables faltas de respeto se establecen por baremos muy desiguales. Si algún botarate se mete con Mahoma se la juega y, si ofende a Jesús de Nazaret, se considera una travesura. En el 'Nerikes Allehanda' apareció un dibujito acusado de blasfemo y desde entonces la publicación está amenazada. Algún creyente absolutamente convencido puede dinamitarlo para hacer méritos y garantizarse una larga estancia en el paraíso cuando fallezca.No es lo peor que no admitan bromas los del turbante, sino que muestren muy mal carácter aunque nadie se atreva a dárselas. No eran así los que tenían 'el alma de nardo' y amaban las discusiones del agua entre los mirtos y el mármol curvo de las columnas. Rudyard Kipling vaticinó que Oriente y Occidente no se entenderían nunca, pero las cosas van de mal en peor. Una célula islamista acaba de ser desmantelada en Alemania. Planeaba nada menos que volar el aeropuerto de Fráncfort, en una nueva edición del 11-S. Quizá fuera el sistema más rápido para subir al cielo, pero las huríes pueden esperar.
viernes, septiembre 07, 2007
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