Los calzoncillos de Alfredo
5 de Septiembre de 2007 - 12:54:25 - Luis del Pino
Parece que al tribunal del 11-M se le ha ocurrido la peregrina idea de analizar la solidez de las pruebas presentadas por la Fiscalía. ¿Puede imaginarse mayor desfachatez? ¿Quién se cree el tribunal que es para poner en cuestión la culpabilidad de esos 28 terroristas? ¿Acaso ignora que esos individuos no pueden ser sino culpables, teniendo en cuenta que Aznar mentía, como todo el mundo sabe?
¿Quiénes son estos jueces para decir que pasar por Morata no es demostración suficiente de islamismo? ¿Cómo se atreven a negar que, si uno habla por teléfono con Jamal Ahmidan, entonces no puede ser sino miembro de una temible organización terrorista? ¿Es que quizás se han creído lo de que la Justicia es de verdad independiente?
¡Los 28 acusados son culpables! ¡Y vale ya!
Así lo demostró el fiscal Zaragoza, que ha conseguido acreditar que todos ellos merecen la cárcel, fuera cual fuera el explosivo que las bombas de los trenes emplearan. Así se deduce de las arduas investigaciones de Olga Sánchez, que ha logrado demostrar que los apellidos de todos estos criminales pueden traducirse a un conjunto de números que siempre suman 11.
¿Cómo no van a ser culpables, si el juez Del Olmo, ante la avalancha de pruebas incriminatorias, no tuvo otro remedio que destruir los trenes y las prendas de las víctimas, para que no se le colapsara el despacho con tantas evidencias? ¿Cómo van a ser inocentes estos sujetos, si hasta tenían en sus arsenales secadores de pelo más mortíferos que cualquier arma americana de la que Bush disponga? ¿Cómo negar que son peligrosos terroristas, cuando su propia declaración de inocencia es el mejor indicio de que siguen a pies juntillas las enseñanzas de Al Qaeda? ¿Cómo poner en duda sus intenciones criminales, si tuvieron la desfachatez de no suicidarse en los trenes, para así engañar mejor a la Policía? ¿Cómo no va a haber demostrado la Fiscalía que son culpables, si Olga Sánchez ha sido capaz de demostrar algo mucho más difícil, que es que todas las cabras comen a una cierta altura?
¿Han perdido el juicio estos jueces? ¿O nos lo quieren hacer perder a nosotros? ¿O es que acaso se piensan que lo de la Casa de Campo era realmente un juicio?
Pero, sobre todo, ¿cómo van a ser inocentes, si El País ha dictaminado ya que no lo son? ¿Cómo van a ser inocentes, si Iñaki ya había derrotado a los embusteros que dudaban de su culpabilidad? ¿Cómo van a ser inocentes, si el Gobierno dice que son culpables y España se merece un Gobierno que no mienta?
¡Hay que dar un escarmiento! ¡Marquemos el territorio! ¡Los jueces se han atrevido a mear fuera del tiesto! ¡Que me traigan los calzoncillos paqueteros de leopardo!
Bermúdez y sus colegas se van a enterar de que un peine vale lo que nosotros queremos que valga. Ni más, ni menos. Y hay que dejar claro ante la ciudadanía que la culpabilidad de este individuo es notoria. ¡Que lo vuelvan a meter en la trena! ¡Que se inventen lo que sea!
Si este hombre está en la cárcel, nadie en su sano juicio podrá negar que está claro que es culpable
miércoles, septiembre 05, 2007
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