viernes, septiembre 28, 2007

Rafael Bardají, El estado transparente

viernes 28 de septiembre de 2007
El estado transparente
POR RAFAEL L. BARDAJÍ
Malo es para la credibilidad de una nación que se roben documentos clasificados, como pasó con Perote, pero mucho más grave es que sea el propio gobierno quien filtra sus documentos secretos, como ha sido el caso de la minuta de la conversación entre el ex presidente José María Aznar y el presidente George W. Bush en Crawford.
Ya sorprende que se haga público en su literalidad un documento de esta naturaleza, sobre todo si recordamos la acusación al anterior presidente de borrar los ordenadores de Moncloa, único sitio de donde ha podido salir ahora esta transcripción.
El hecho es grave y no sólo por el uso partidista de un archivo del Estado, que llevará ahora a que nadie deje nunca nada detrás. Sino a nivel internacional: pocos se atreverán a tener una conversación franca con un dirigente español a sabiendas de que sus palabras podrían acabar en un medio de comunicación si con eso el gobierno de turno aspira a tapar sus propios bochornos, como ese «constructivo» saludo de dos segundos y medios de «¿Hola que tal está?». A ver cómo explica Moratinos a sus homólogos que en la España socialista es normal que salgan a la luz las conversaciones entre dos mandatarios.
Alguien en la Moncloa cree que sacar las conversaciones de Aznar y Bush sobre Irak serviría para distraernos. Ha calculado mal. Ambos líderes salen muy bien parados en sus palabras. No se insulta a los franceses, no se denigra a Koffi Anan, no se reparten el petróleo de Irak, únicamente dan prueba de sus creencias y convicciones. ¿Podríamos decir lo mismo si el gobierno nos dejara ver sus charletas con Evo, Chávez y los Castro? ¿Por qué no nos dejan leer la carta que le envió Bush a Zapatero en mayo de 2004?
Por su obsesión con Irak y Aznar la Moncloa ha colocado a España en una situación insostenible en el plano internacional. Ha roto la confidencialidad y con ella la credibilidad como país fiable. Que se cuide el embajador estadounidense Aguirre, que lo que le cuenta al actual gobierno seguro que acaba también en los periódicos.

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