Moratorias
06.09.2007 -
k.aulestia@diario-elcorreo.com KEPA AULESTIA
Las aguas parecen volver al cauce del común denominador en el seno del PNV. En la anterior ocasión, Egibar e Imaz afrontaron la pugna por la presidencia del EBB sin que el segundo se atreviera a explicitar los puntos en los que se diferenciaba del primero. De lo contrario es posible que no hubiese ganado. Esta vez la redacción de una ponencia oficial puede convertirse en un ejercicio de síntesis que, en realidad, continuaría la tradición unitaria, renuente a dejar constancia escrita de posiciones que no cuenten con la anuencia previa del conjunto de la afiliación. Ya lo dijo hace unos días Iñigo Urkullu: «Todos somos del PNV». Quedó atrás la noche electoral del pasado 27 de mayo, en la que los dirigentes jeltzales dieron muestras de desconcierto. Hoy el partido de Imaz acapara más poder que el que obtuvo hace cuatro años, y éste es un argumento definitivo para establecer una moratoria que posponga indefinidamente un debate que, en realidad, el PNV no necesita formularse sobre el futuro de sus alianzas. Porque la disyuntiva en la que hoy se mueve el péndulo patriótico, entre la acumulación de fuerzas soberanistas y el pactismo trasversal, resulta mucho menos acuciante para los jeltzales que para las demás formaciones.En una conferencia pronunciada en abril de 2001 en la Real Academia de la Historia, el ya ex lehendakari José Antonio Ardanza propuso establecer una moratoria que dejara para después de la violencia el debate resolutivo sobre el futuro del autogobierno vasco. Formulada de manera menos explícita, esa parece ser la tesis de Imaz. Pero está visto que no podrá nunca comprometer al PNV en su conjunto, ni a asumir tal moratoria, ni mucho menos a reconducir al resto del nacionalismo hacia la misma. No tanto porque semejante renuncia forzaría las costuras jeltzales. Sobre todo porque el soberanismo, que, en una proporción u otra, anida en cada nacionalista, se resiste a admitir que cualquier nuevo escenario político generado mientras persista la amenaza etarra nacerá contaminado por ésta; y que cualquier frustración propiciada por el afán de desbordar el actual marco constitucional y estatutario favorecerá la perpetuación del terrorismo. Las ideas morales antes que políticas de Imaz no sólo chocan con el inamovible muro de las convicciones de Egibar. Chocan también con el conservador posibilismo de quienes le auparon a la presidencia del EBB, que si bien están conjurados para impedir que el de Andoain se haga con las riendas del partido, se mostrarían dispuestos a que Ibarretxe vuelva a presentarse como candidato a lehendakari, siempre y cuando posponga su anunciada consulta, aunque admitiendo la reivindicación más o menos expresa del Plan que lleva su apellido.
jueves, septiembre 06, 2007
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