jueves, septiembre 06, 2007

Foralidad y fiscalidad equivalente

jueves 6 de septiembre de 2007
Foralidad y fiscalidad equivalente
EL complejo sistema fiscal español está afectado por la singularidad de factores como la insularidad canaria, la especificidad territorial de Ceuta y Melilla y, especialmente, el hecho foral, del que disfrutan por privilegio histórico las tres diputaciones vascas y el Reino de Navarra, cuatro territorios con autonomía reconocida por la Constitución y por el estatuto vasco y la ley de amejoramiento navarro, respectivamente, pero comprometidas a una «fiscalidad equivalente» entre sí y con el territorio común, el resto de España. La autonomía fiscal habilitada por el hecho foral no permite que cada cual haga de su capa un sayo, ni que distorsione la competencia con ventajas fiscales.
Sin embargo, en los últimos años no han faltado conflictos de competencia entre las propias diputaciones vascas, o entre éstas y la fiscalidad española equivalente. En Bruselas, cuyas autoridades intentan establecer criterios de armonización fiscal en la Unión, cuesta mucho entender esos derechos históricos, tanto que los responsables comunitarios han dictado sentencias en contra de medidas forales que distorsionan la competencia, sentencias que en algunos casos han sido repetidamente desobedecidas por las administraciones vascas. Ahora, la diputación guipuzcoana se dispone a introducir novedades en el impuesto de sociedades que representan una ruptura en la aplicación y eficacia de tan delicado tributo. La patronal vasca ya ha advertido de los riesgos de una ruptura en ese impuesto y de la discriminación a las empresas guipuzcoanas si entra en vigor esta reforma. Se trata de una política de campanario, localista y excluyente, que abusa de la autonomía para crear ineficiencias e introducir obstáculos para el desarrollo de las empresas, una política que irrita a las diputaciones próximas y que abre cauces a una competencia, falseada, que no propicia más mercado ni más oportunidades, sino todo lo contrario.
La patronal vasca reclama al Gobierno y a las tres diputaciones que disfrutan de competencia fiscal una política común que garantice la simplicidad y la neutralidad fiscal, tenga en cuenta a los contribuyentes y busque la convergencia con la fiscalidad europea, que en el caso del impuesto de sociedades tiende hacia tipos más bajos, más cercanos al 20 que al 30 por ciento. La defensa del hecho foral, discutible en un estado moderno, obliga a una gestión fiscal muy eficaz, ortodoxa y que no distorsione ni genere problemas, internos o con los territorios limítrofes. En el PNV saben que uno de esos debates de competencias fiscales y territorios históricos estuvo en la raíz de su ruptura interna y del nacimiento de EA. Autonomía debería significar más espacio para la eficacia, y no para diferenciarse, porque diferenciarse puede ser un mal negocio.

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