jueves, septiembre 06, 2007

Charo Zarzalejos, Blanco no se fia

jueves 6 de septiembre de 2007
Blanco no se fía

POR CHARO ZARZALEJOS
MADRID. Es llamativo el optimismo del PSOE. Se hable con quien se hable, desbordan seguridad en sí mismos y en las miserias ajenas como mejor aliado. No contemplan bajo ningún concepto perder las elecciones y ello no sólo porque se consideran estupendos, sino porque, además, «Rajoy es un cadáver político». Es llamativo porque si se repasan las predicciones del PSOE en relación al PP no han acertado ni una. Ejemplos claros son las elecciones europeas y, desde luego, las municipales. Da igual. «Vamos a ganar con seguridad; es la única hipótesis que contemplamos».
De este optimismo sin matices se salva el secretario de Organización. «Creo que lo tenemos bastante bien. Partimos de muy buena posición y no hay elementos de especial riesgo». Blanco está, como él dice, «en la sala de máquinas» y eso es un punto a su favor para establecer perspectivas. «Queda mucho partido por jugar», afirma. El PSOE es una gran formación que parte de una posición, en principio, de ventaja sobre el PP, pero deberían poner oído a tierra. Eso hacían los indios. Tumbados, escuchaban los sonidos perceptibles a través del silencio de la tierra. Sonidos profundos que no se escuchan si no se pone suma atención.
Oído a tierra porque aún cuando el presidente no vea nubarrones en el horizonte, lo cierto es que los hay. Abrir campaña en Rodiezmo comprometiendo dinero público o asegurar por ley viviendas que nadie sabe de dónde van a salir ni con qué dinero se van a construir no dejan de ser recursos de campaña. Pero hay nubarrones y hoy los españoles no se identifican con el tradicional optimismo del presidente.
Y así, sin poner oído a tierra sobre la auténtica situación del PP -al que de manera muy temeraria se está infravalorando-, Blanco cuenta con la plena disposición de la práctica totalidad del Gobierno para ir en las listas. Alonso y Rubalcaba son valores fijos. Sin olvidar a Chacón e incluso a Bermejo. De la Vega irá; lo que está por ver es que, en caso de triunfo, repita cargo. En caso negativo, las miradas se dirigen hacia Alonso, al que muchos creen que el traje de vicepresidente está echo a su medida.
En el PP no hay pesimismo alguno. «El PSOE, para estar tranquilo, debería estar a siete puntos. Cuando tienen que recurrir a inventar situaciones que no existen, es que no están tan tranquilos como dicen». En el PP, tras un verano manifiestamente mejorable, y sobre todo fuera de él, hay más ruido que nueces. Hay ruido porque hay mucho banquillo, pero «aquí no hay más líder ni más apuesta que Rajoy». La reunión con el grupo parlamentario fue para él una dosis de impulso. El aplauso unánime y cálido que se le brindó le hizo sentirse bien. Además, ya ha tenido unas palabras con el «banquillo» y ahora el escenario es todo suyo. La foto más novedosa se producirá la próxima semana, cuando presente al comité de asesores electorales. Entre ellos estará Núñez Feijóo. El resto responderá a este patrón: muy anclado en el partido, experiencia autonómica y reconocible ante la opinión pública. Las conversaciones con Rato no han culminado.
La actividad en Ferraz y Génova es frenética. Los primeros para tratar de hacer ver que la legislatura ha comenzado en junio, cuando Zapatero gana el debate del estado de la Nación, cuando se establece el discurso de firmeza ante ETA y cuando el Gobierno abandona un discurso con más apelaciones a las identidades que a la «E» de España, ahora puesta en valor.
En Génova se van a volcar en Cataluña y Andalucía. Rajoy va retomar con insistencia lo de una nación de «ciudadanos libres e iguales» y ello con el compromiso de que cualquier pacto para gobernar «tendrá objetivos concretos, y se hará por escrito y públicamente, para que los ciudadanos puedan hacer balance y tengan la certeza de que lo que se pacte será transparente».

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