lunes, abril 23, 2007

Garzon o el don de la inoportunidad

24-IV-2007
Garzón o el don de la inoportunidad
EDITORIAL

Garzón, el eterno juez estrella, posee un don de la oportunidad inigualable, especialmente cuando "el partido" se encuentra en apuros.

Tres días antes de las elecciones municipales y autonómicas de 2003, el juez Baltasar Garzón inculpó a un alto cargo del Ministerio de Agricultura por supuesto fraude en las ayudas europeas al cultivo de lino. Espoleado por la decisión judicial, José Bono, a la sazón presidente de Castilla-La Mancha y metido de lleno en la campaña electoral, amplificó lo sucedido hasta darle dimensiones colosales, como si se tratase de un gran caso de corrupción al abrigo del Gobierno de José María Aznar.
Pasaron las elecciones y, a poco que se investigó, quedó claro que ningún alto cargo popular estaba envuelto en un escándalo que era, en su mayor parte, fruto de la calenturienta y politizada imaginación de un juez: Baltasar Garzón, el mismo que, no por casualidad, había sido apadrinado en el pasado por José Bono para ingresar en las listas del PSOE para las generales de 1993.
Esta historia del lino es el ejemplo perfecto de cómo Garzón sirve otros intereses muy distintos a los de la Justicia. Desde su despacho en la Audiencia Nacional atiende no los intereses que le son propios por su oficio sino los que marca la agenda política del partido del Gobierno. El antiguo martillo de etarras se ha mostrado, por ejemplo, partidario a ultranza de negociar con la ETA olvidando sus años de lucha sin cuartel contra Batasuna. Pero no sólo eso, desde aquel caso del lino de hace cuatro años Garzón ha aparecido cuando, como y donde le ha necesitado Zapatero. En auxilio de la versión oficial del 11-M en multitud de ocasiones o, más recientemente, en el asunto de la supuesta falsificación de informes periciales destinados al juez Del Olmo.
Garzón, el eterno juez estrella, posee un don de la oportunidad inigualable, especialmente cuando "el partido" se encuentra en apuros. El problema es que, en una democracia, este comportamiento que tan buenos réditos le está proporcionando al Gobierno más que oportuno es inoportuno, porque un juez debe ser eso mismo y no debe bajo ningún concepto meterse en política.

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