María San Gil, un ejemplo de coraje
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19 de abril de 2007. El Partido Popular del País Vasco se ha caracterizado a lo largo de los últimos años por ser un ejemplo colectivo de valentía democrática. Es el partido de Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA como concejal de San Sebastián en enero de 1995, y de Miguel Ángel Blanco, el concejal de Ermua con cuyo secuestro y asesinato en julio de 1997 la banda terrorista quiso chantajear al Estado de Derecho. Hombres y mujeres con coraje, que arriesgan mucho por defender unos principios.Hoy el rostro de esa valentía es María San Gil. La presidenta del PP vasco se ha convertido en la alternativa al "proceso de paz" y en la voz cívica del rechazo a toda concesión a los violentos. Dentro y fuera del País Vasco María San Gil es la imagen viva del valor y de la entereza en la situación más difícil, rodeada de amigos que han dado su vida por la libertad y de otros dispuestos a hacerlo, porque se niegan a rendirse.Ayer miércoles San Gil dio una nueva muestra de su fortaleza personal. Aquejada de un tumor, ha hecho pública su situación para explicar la necesaria disminución de sus apariciones en los medios de comunicación, en las instituciones y en los actos de su partido, y esto a pesar de que nos encontramos en una campaña electoral en la que el destino del País Vasco y de Navarra va a estar sobre la mesa.San Gil está afrontando con valor una nueva batalla, más difícil que las anteriores. Los populares vascos están acostumbrados a quedarse solos o en minoría, y a jugarse mucho, o todo. San Gil, como otras muchas mujeres españolas, ha sido operada de un cáncer de mama y será sometida a un tratamiento de resultado probablemente positivo, pero siempre arriesgado y traumático. Esta mujer vigorosa se enfrenta, de nuevo, a un riesgo vital; pero tampoco ahora está sola.María San Gil despierta simpatías y adhesiones incluso entre sus adversarios más alejados políticamente. Su activismo ha hecho posible que el PP vasco crezca, incluso ahora, cuando no cuenta con la cercanía del PSOE. El PP ha conseguido presentar sus candidaturas para las elecciones municipales del 27 de mayo en las tres provincias vascas con una mayoría de candidatos del lugar, con pocos nombres foráneos. No es que ETA no cause ya temor en la población, sino que la valentía y el optimismo -"estoy segura de que prontísimo nos volveremos a ver", dijo ayer San Gil- son contagiosos, y el ejemplo de personas como ella sirve para legitimar nuestro régimen político devolviendo la esperanza a quienes la perdieron. Por muchas razones la democracia española necesita a María San Gil, de quien ha recibido ya mucho y espera más. ¡Aurrera, María!
miércoles, abril 18, 2007
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