jueves 19 de abril de 2007
El desafío de Bagdad
La terrible matanza provocada por los atentados de ayer en Bagdad resulta, si cabe, más escalofriante por haberse producido inmediatamente después de que el primer ministro, Nuri al-Maliki, afirmara que para fin de año el Ejército y la Policía iraquí se habrán hecho cargo de la seguridad en todo el país. Es evidente que ese objetivo está fuera de su alcance, si se tiene en cuenta que el envío de 30.000 nuevos soldados de EE UU y el despliegue militar conjunto puesto en marcha en Bagdad desde el 14 de febrero no han podido lograrlo. La operación americano-iraquí se había descrito como 'la última oportunidad'. Pero las circunstancias en las que se iba a desarrollar le negaban de antemano cualquier posibilidad de éxito: Irak padece a diario el fuego cruzado de diversos niveles de violencia y conflictos superpuestos, con una espantosa guerra civil como epicentro y Bagdad como principal escenario. La matanza de ayer siguió al ataque al Parlamento dentro de la 'Zona Verde', a la destrucción de uno de los grandes puentes de la capital y a un aumento de las bajas militares norteamericanas. Y, sin embargo, la Casa Blanca parece persuadida de que la mayoría demócrata en el Congreso se avendrá a un arreglo para seguir financiando la guerra sin imponer una fecha de retirada. Ésta sería vetada sin duda por el presidente Bush, pese a que a estas alturas del conflicto Estados Unidos únicamente puede decidir durante cuánto tiempo está dispuesto a continuar en medio de una orgía de violencia que sólo los propios iraquíes pueden parar. Por lo menos, mientras la fatalidad impuesta por el terror extremo siga rompiendo las costuras de una sociedad en la que el odio sectario y étnico van cada día a más.
miércoles, abril 18, 2007
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