miercoles 25 de abirl de 2007
CÁLLESE SR AZNAR. CÁLLESE
Antonio Parra
L OS jefes de gobierno en Democracia cuando les llega el motorista de las urnas, que suelen ser inexorables en su escrutinio, cierran el pico, o se van a cultivar sus dalias o cabucar sus alcorques a domicilio (tampoco les queda tan mala paga) y tratan de no incordiar o al menos no estorbar. Eso es en Democracia y son las reglas del fair play. Juego limpio, pues. En las repúblicas bananeras no aceptan el veredicto popular y andan buscando justificaciones leguleyas y llamándose a parte. Andan con bravatas y correveidiles de acá para allá alegando pucherazo. Lo que resulta bochornoso si tales dictámenes de revancha se hacen eligiendo foros extranjeros. Entorpeciendo la gestión exterior de sus gobiernos. Eso no es elegante. No es ético. De mi larga estadía en Londres me impresionó el gesto de Harold MacMillan que volvió a los quehaceres de la prestigiosa editorial familiar y se retiró a su quinta de Kent, con una buena pomarada de manzanas Cox, después de que las urnas le negaran el beneplácito a causa del escándalo Profumo donde cuidaba de su jardín y contestaba con evasivas a los requerimientos de la prensa para hacer entrevista (conservo una carta suya en que de una forma exquisita me da rotundas calabazas Super Mac como le denominaban los caricaturistas de Fleet Street para los que su rostro anguloso y peculiar era una auténtica mina). Sir Alec Douglas Hume, un aristócrata dignísimo, un superclase y un viejo zorro de la política, se compró una caña y se fue a pescar salmones a los lochs de Escocia. De este líder británico guardo buenos recueros y una foto en su compañía con él a orillas del Támesis. Le llamaban sus amigos y enemigos The skull (la calavera) no sé si porque era hético y cenceño y lo más parecido a un cráneo humano o porque jamás descomponía el gesto. Helmut Schmidt, el alemán Helmut Schmidt, un periodista brillantísimo y que de teniente de la Wehrmacht pasó a ser el gran valedor de los intereses hebreos en Alemania en su calidad de director de Die ZEIT, cultivó sus aficiones melómanas y tocaba el órgano o la pianola por las tardes en su domicilio de Hamburgo. En un par de entrevistas que le he visto televisión alemana vía satélite sigue fumando como una coracha, algo más gordo pero dueño de su proverbial clarividencia y de su desencanto, y de su sucesor Helmut Kohl, el gordo Kohl, nunca más se supo. Heath, don Eduardo Heath del que he hablado largo y tendido en mis crónicas fue nombrado director del orfeón de su pueblo. Wilson, don Harold Wilson, que en paz descanse, se entretenía cuidando de sus nietos, y aferrado a su proverbial cachimba en la cual encuentra inspiración para la redacción de sus memorias, ayudado por su incondicional secretaria Marcia Williams, aguardó, longánimo, la llegada de las Parcas, ya casi nonagenario. James Callaghan cuando dejó la vida política guardó un bajo perfil. Jimmy Carter del que escribí lo mío durante mi corresponsalía en USA se dedicó a la filantropía y a construir manos a la obra como un albañil cualquiera casas baratas para pobres en Centro América. Y eso que era un experto en la guerra termonuclear. Monsieur Pompidou, muy francés y un orador cabal, hijo de un hispanista, abrió las páginas del Quijote para encontrar consolación en su retiro cerca de Colombé –les- Deus- Eglises, el sitio de la campiña que vió expirar la grandeur de De Gaulle. Pero Giscard d´Estaign, más puñetero y que nunca me cayó bien pues me caen mal los masonazos y masonazo me era él y enemigo acérrimo de España, tuvo varias amantes, flirteó con la mujer de Pierre Trudeau (otro de mi época que ha dejado de fumar) y algunos avisados amigos que tengo en Paris me informaron que se iba de putas al Bois de Boulogne. Jeltsin se aferró a la botella y de eso acaba de morir. Yo creo que era un buen hombre y pese a sus gestos histriónicos y perestoicos le libro al mundo de no pocos baticores, por lo que me parece una broma el “homenaje” que le hizo el Sánchez Dragó, ese petulante mamporrero y enano encaramado en los informativos, llamándole borrachuzo por Telemadrid cuando el cuerpo del ex dirigente ruso estaba aun caliente (eso no se hace, señor Dragó, siga uzté con su rostro asnal y su rosa y su agua mineral sobre la mesa dándonos más de lo mismo y mucha telebasura, mala critica, peor prosa con mucho refrito y “guns and roses” y a los demas seltz con soda. Y digo esto porque yo vengo de un mundo elegante de confrontación de bloques pero donde se respetaban las reglas del juego, oiga. A los presidentes y ex primer ministro de los países importantes les viene la sabiduría con la jubilación y para ellos el retiro se convierte en tiempo de reflexión. Aznar, por lo que veo, sigue siendo tan carpetovetónico hasta en eso. No se conforma, no tira la toalla. Es terco como oriundo de navarricos y asoma la gaita en la Georgetown o se va a Moscú a hablar con los rusos de Gazprom sin previo aviso. Lo correcto es previamente evacuar consultas con el Ministerio de Estado o llamar teléfono al Palacio de Santa Cruz. Cállese, señor Aznar. Cállese. Estaría usted mucho más monín calladico. Sus últimas manifestaciones públicas parecen torpedos a la línea de flotación del gobierno de ZP. Y eso es juego sucio. Me parece a mí. En realidad don José Mari no es más que un chico de los recados (errand boy) de la Fox. Lo tienen de botones y él el hombre se pone finchado como una pava creyéndose una especie de oráculo de los intereses occidentales. A lo largo de mi carrera periodística estudié bien el Departamento de Estado y hasta en una ocasión entré en Pentágono. Allí todo a veces parece lo que no es. Un laberinto en el que confluyen los intereses económicos geostratégicos tecnológicos y empresas. USA carece de amigos y sólo tiene intereses. Se trata de unos negociadores muy duros y las bandas de actuación tanto del Ejecutivo, del Legislativo los militares o la CIA son vetas separadas y comportamientos estancos. Círculos concéntricos hasta llegar al arcano del poder, el módulo íntimo lo mismo que si se tratase del núcleo de la bomba atómica. En unos sitios te hacen el paripé y en la puerta más allá te dan caña. Luego los del New York Times y el Washington Post tienen la última palabra. Aunque la verdad sea dicha todo el poder reside en Wall Street. Paradojas de la vida americana y del Departamento de Estado donde siguen si fiarse mucho de Aznar. ¿Por qué causa? Bien sencillo. ¿Recuerdan ustedes la crisis de la Isla Perejil? Bueno pues allí Aznar metió la gamba al introducir la mano en el avispero del Magreb. El más antiguo tratado de Amistad y de Cooperación de la Unión es el firmado por unos de los presidentes norteamericanos con el califa de Rabat. Es zona exclusiva a sus intereses estratégicos. No quieren que se les incendie el polvorín del mundo árabe. En ese sentido, comprendo muy bien a ZP que es un político bastante avisado aunque le lluevan vituperios de tonto por todas las partes, pero sus servicios secretos deben de haberle puesto al loro de que ojo con Marruecos, aunque estando todas mis simpatías con nuestra antigua colonia del Sahara. Que nos quitaron los americanos por una razón muy sencilla allí hay fosfatos y puede haber petroleo. Entonces la Cia organizó la Marcha Verde. Eso puede que le costara las elecciones generales no por su servilismo en Azores sino por algo mucho más grave e indiscernible, críptico y paradójico como es la complicada política exterior Usa siempre a cargo de los “wunderkinder” del Pentágono y del Departamento de Estado, casi todos ellos con apellido alemán, de la escela del físico Von Braun, o de origen judío: Gaspar Weinberger, Kissinger, Harold Brown, Schlesinger [George Bush al poner una negra, Condoleza Rice (mucho arroz para un pollo), ha roto toda una tradición y es por lo que la gestión externa, por eso, no porque sea mujer una negra, sino que para dirigir ese barco hay que tenerlo bien puestos, o la propia Margarita Albright la que decía “cojones” con tanto tronío y en castellano que le dio a Bush muchos quebraderos de cojones por causa de la crisis de Yugoslavia y que por poco estuvo a punto de costarle al mundo una guerra nuclear un dia que Boris Jeltsin se levantó con resaca, menos mal que alguien le escondió las llaves del maletín secreto o caja de mandos de los misiles] coparon esos cargos. La norma es que su política sea ambivalente y ambidiestra pero sumamente conjuntada y eficaz. En el State Department mandan los liberales y en el de Defensa los tipos duros. Los unos tienen los mejores diplomáticos y los mejores espías aunque a veces les falta tacto y son algo manazas. Los otros tienen las mejores armas, los más versátiles aviones de combate, pero les falta infantería y es la infantería lo que gana las guerras y los muchos cojones y no la tecnología. El otro arma poderosa en sus manos es Hollywood el gran altar mediático de donde se oficia un poco la ceremonia de la confusión, se rinde culto a la violencia con películas de buenos y malos, y la bazofia y los líos de cama están a la orden del día para goce de los cotillas de nuestra telebasura española. No es un mito aquello de halcones y de palomas. En cuanto a Aznar, éste ha tenido muchos panegíricos a este lado del charco. Hay quien lo pone por las nubes. El mejor presidente que tuvo España, el que levantó la economía (a base de poner ladrillos y vender parcelas, claro está), el que acabó con Eta (tampoco es cierto) y blablaba. A mí Aznar me pareció un buen alcabalero, un buen funcionario de Hacienda pero un mal presidente de gobierno. Desmanteló el ejército, quiso liquidar la administración, se llevaba mal con los catalanes, caía antipático a los vascos y luego era un señor que hablaba muy serio y se reía con una risita floja de conejo. Tuvo desde luego buenos gestores como Cascos, Rato o superalcaldes como el de Villanueva de la Cañada, Luis Partida, en quien yo veo merced a sus capacidades administrativas y dotes de permeabilidad y capacidad para la negociación y los negocios a un buen líder del PP –su figura es más plana y no tan decorativa como la de Rajoy pero hombre eficaz y es eficacia lo que España necesita en estos instantes, no buenos discursos- pero sus chicas a mi juicio no alcanzaron el fiel de la balanza del examen de grado (la Tocino, la de Palacio, la ministra de Insanidad aquella malagueña de cuyo nombre no quiero acordarme, la Espe). Doña Esperanza Aguirre creo que más que ministra de Cultura era la ministra del diseño y de la imagen. Dicen que a su peluquero lo hizo subsecretario. Premio. Pero en cultura cero patatero. Aznar no tenía mano izquierda y se hizo antipático al personal. La gota que colmó el vaso fue el hundimiento del Prestige y la explosión de impopularidad estalló con la guerra de Irak. Las bajadas de pantalones con los americanos no suelen ser rentables en la política española. Hay que amarrar y soltar cuerda. Pero Aznar se creyó porque toma una vez el té con pastas en Downing Street que ya era amigo intimo de Tony Blair. No conocía tan bien a la pérfida Albión como creo conocerle yo. Tampoco tienen amigos los ingleses sólo intereses y con su postura en Irak José Mari dio mucho más de lo que recibió. En cuanto a sus manifestaciones patrioteras sobre la unidad de España que todos defendemos y por la cual yo he tanto he sufrido me parecen fuera de lugar haciéndolas desde Washington. Les puedo contar una anécdota de cómo a mi antecesor Félix Ortega, uno de los mejores periodistas que he conocido, nos llamaron al orden porque nos liamos a escribir mucho desde la ciudad de los rascacielos sobre la preeminencia que se daba a los políticos del PNV allá. De hecho el lendakari Aguirre independista recibió asilo en América tras nuestra tragedia civil y se mimaba a los catalanes. Lagarto, lagarto. Bueno pues Aznar es nieto de un exaltado separatista vasco, el simpar don Manuel Aznar el organista y ex seminarista que al final de sus días decepcionado afirmaba que lo que a él le hubiera gustado en realidad es haber sido cura pero fue periodista y de prestigio en el Régimen anterior, amnistiado por Franco de la pena de muerte. Yo creo que era una buena persona pero sin convicciones políticas demasiado estables y un tránsfuga característico. Emilio Romero no le podía ver. Así que cállese, don José Maria. Cállese. No eche más leña al fuego que están los ánimos confusos y el país muy revuelto. El pueblo desorientado. Y los de la COPE hechos un brazo de mar y todo el país hasta las cejas comiéndose su propia mierda con la telebasura y la pornopolítica. Me hablan de la once eme – once mierdas- y tiro del enchufe del televisor. Escucho la palabra eta y apago el conmutador. Harto de tanto guerra civilismo de tanta ceremonia de la confusión. Por eso a veces me da pena el pueblo español al que suelen engañar con tanta frecuencia los demagogos. Nos la están metiendo doblada unos y otros. Dejen a nuestro presidente gobernar. Sin razón o con ella siempre será mi presidente. Aunque venga de León, no es don Suero de Quiñónez. Se llama tan sólo Rodríguez de primero y de segundo Zapatero. Un chico de otra generación. Y con buenas tragaderas. Vale para político. Todos los días al desayuno, un sapo.
miércoles, abril 25, 2007
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