jueves 19 de abril de 2007
CONFERENCIA DEL TEÓLOGO PEIO SÁNCHEZ
El criterio antropológico
Por Juan Orellana
El pasado fin de semana, en Guadarrama, tuvo lugar el III Encuentro de Críticos y Directores de cine organizado por el Departamento de Cine de la Conferencia Episcopal Española. Entre las diversas intervenciones que hubo, todas dignas de ser reflexionadas, queremos traer a colación algunos puntos que propuso el teólogo Peio Sánchez.
Peio Sánchez es director del Departamento de Cine de la Delegación de Medios de Comunicación del Arzobispado de Barcelona y de las comunidades Adsis. También es director de la Semana del Cine Espiritual de Barcelona y profesor de Antropología teológica del Centro Teológico Salesiano Martí-Codolar. Recientemente ha defendido en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma su tesis doctoral, con el título: La escatología en el cine contemporáneo (1990-2005).
Su exposición versaba sobre los contenidos teológicos que pueden estar implícitos en una película, más allá incluso de las intenciones del cineasta. Su argumento se basa en el poder de las metáforas, un poder que escapa a las interpretaciones unívocas y que muchas veces se mueven en el terreno de los preconsciente o lo intuitivo. El mar, por ejemplo, el horizonte marino, tiene una capacidad evocadora del infinito que puede ser sugerido en cualquier espectador, sin que se requiera una información específica previa. En ese sentido, puede darse que una imagen metafórica de ese tipo, se le "cuele" al realizador, incluso contradiciendo al propio film, como ocurre en Mar adentro, con el ejemplo citado.
Pero lo más interesante fue el criterio que según él debe manejar un católico a la hora de valorar una película. Para Peio Sánchez el criterio moral no debe eclipsar el antropológico o teológico. Es decir, un film con elementos inmorales –en tramas o secuencias– puede albergar sin embargo importantes verdades en relación con el drama humano. Aquí, el teólogo aludía a la concepción del "drama humano" de Urs von Balthasar, es decir, la relación "dramática" entre dos libertades, la de Dios y la del hombre. Si desechamos una película exclusivamente porque contiene elementos inmorales, como por ejemplo un aborto o un cierto exhibicionismo sexual, a lo mejor estamos rechazando una película que aporta verdades más profundas.
Pienso en películas como Nordeste, en la que la co-protagonista comete un aborto, y a la que vemos en una escena sexual. Sin embargo, la película nos habla con mucha lucidez de cómo el deseo de maternidad, antes que ser un sentimiento egocéntrico de satisfacción personal de la mujer, es una apertura constitutiva a la alteridad, a la generación de vida, y que por tanto puede expresarse de formas muy ricas y ajenas a una visión burguesa y hedonista de la vida. Esta verdad antropológica es más importante, incluso desde el punto de vista de "comunicación de la verdad", que las objeciones morales antedichas.
Aunque esto pueda no ser obvio para muchos, creo que merece la pena ponerlo sobre la mesa.
miércoles, abril 18, 2007
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