viernes 20 de abril de 2007
¿En qué quedamos?
Wenceslao Pérez Gómez
E L respeto al medio ambiente es una de las preocupaciones de los gobiernos de muchos países, de los fabricantes de automóviles y del público en general. En la actualidad, se están dedicando grandes sumas de dinero a la investigación en motores menos contaminantes y en combustibles más ecológicos, con el fin de reducir las emisiones de gases nocivos a la atmósfera. En España, también se trata de reducir esa contaminación atmosférica, con limitación del tráfico en el centro de las grandes ciudades, mayores gravámenes a vehículos de alta cilindrada y todo-terreno, concienciación del uso del transporte público… y, sin embargo, se ha querido gravar a un biocarburante, con un impuesto equiparable al de los alcoholes. O sea, que un litro de bioetanol, tenía un impuesto igual que un litro de brandy, whisky o ginebra, cuando debía de estar exento. Y es que, en la Administración, no se enteran o no se han querido enterar. Precisamente, en el Ministerio de Hacienda, han confundido el alcohol con el bioetanol y, todo, porque este carburante es un alcohol industrial que se produce a partir de productos vegetales, como raíces, trigo, caña de azúcar, etc. Así, los autobuses urbanos de Madrid que usan como combustible el bioetanol y son anticontaminantes, han estado parados en las cocheras, porque el Ayuntamiento no estaba dispuesto a pagar el litro de este carburante a precio del mejor coñac. Las peticiones que durante bastante tiempo ha hecho la EMT al Ministerio, para que se tomara en consideración que el bioetanol no es una bebida alcohólica, no se han tenido en cuenta, hasta que el tema ha salido a la luz. Mientras la ministra Narbona, aconseja viajar en transporte público, para contribuir a reducir el calentamiento global, la Agencia Tributaria ha penalizado a ese transporte público, con un impuesto excesivo en el carburante ecológico que utilizan los vehículos de transporte público. Esta es, una de las mayores contradicciones ministeriales. ¿En qué quedamos?. Menos mal que, por fin, se han dado cuenta del error y el impuesto de ocho euros para el bioetanol, ha sido suprimido . Pero, ¿por qué algunos de los “sesudos” asesores ministeriales, no se informan antes del tipo de producto de que se trata para poner en marcha una medida impositiva de este tipo, con lo que se ahorraría tiempo y dinero, además de proporcionar un aire más limpio?.
jueves, abril 19, 2007
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