27-IV-2007
Prosigue la toma política de Endesa
EDITORIAL
A la CNE le resultará más difícil dejar el campo expedito a la futura OPA de Enel y Acciona. La razón es precisamente el gran número de trabas que le puso a E.On. Las razones que se esgrimieron entonces son todas igualmente aplicables ahora.
Mientras siguen apareciendo nuevas corruptelas cometidas por el equipo de Sebastián primero en Intermoney y luego en la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno, la Comisión Nacional de la Energía ha aprobado, a la chita callando, la compra de la eléctrica italiana Enel de un cuarto de Endesa.
Quizá lo más lógico es que el CNE hubiera impuesto a Enel ciertas restricciones propias de lo que es una empresa estatal de un país extranjero. Por ejemplo, limitar sus derechos políticos para impedir que el Estado italiano tuviera más poder en Endesa que el español o exigir que se eliminara la cláusula que permite al Gobierno de Prodi escoger a dos tercios de los consejeros de la eléctrica. En definitiva, obligar a Enel a comportarse de forma lo más parecida posible a la empresa privada que no es. Sin embargo, el organismo dirigido por Maite Costa, cumpliendo la promesa de su presidenta de que después de ponerle la zancadilla a E.On no volvería a convertirse en un "campo de batalla", ha decidido no ponerle traba alguna a su adquisición del 24,9% de Endesa.
Es normal que el regulador del sector eléctrico no haya querido enfrentarse a los planes del Gobierno, porque siempre y en todos los casos ha actuado como un siervo fiel del Ejecutivo. Sus funciones fueron, de hecho, ampliadas por la única razón de que Zapatero y Montilla consideraban dicha comisión suficientemente servil como para emplear sus nuevas competencias con el único objetivo de torpedear la OPA de E.On e intentar así que la empresa alemana se retirara y dejara el paso libre a Gas Natural.
Sin embargo, al organismo de Maite Costa le resultará más difícil dejar el campo expedito a la futura OPA de Enel y Acciona. La razón es precisamente el gran número de trabas que le puso a E.On. Las razones que se esgrimieron entonces son todas igualmente aplicables ahora. Hay, incluso, dos más: que Enel es una empresa estatal propiedad del Gobierno italiano y que tanto ella como Acciona ya tienen presencia en el sector energético español, algo que no sucedía en el caso de E.On.
Lo malo es que con este Gobierno cualquier cosa es posible, incluyendo la posibilidad de que no se le pongan trabas a la operación, lo que supondría un caso de libro de prevaricación. Y no parece que la CNE, al contrario que la CNMV hasta hace un par de días, tenga unos representantes socialistas capaces de mostrar su independencia frente a las directrices de Zapatero y su equipo económico.
jueves, abril 26, 2007
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