Walter E. Williams, Un pais de cobardes

martes 14 de abril de 2009
ESTADOS UNIDOS
Un país de cobardes
Por Walter E. Williams
El fiscal general, Eric Holder, ha dicho que, en lo que hace a las relaciones interraciales, Estados Unidos es "un país de cobardes". En cierto sentido, tiene toda la razón del mundo.

Muchos blancos, desde administradores universitarios a profesores y empresarios, pasando por funcionarios públicos, aceptan un comportamiento por parte de los negros que no aceptarían de los blancos.

Algunas de las universidades más elitistas del país, como Vanderbilt, Stanford o la de California, han cedido a las presiones de ciertos estudiantes negros y han celebrado ceremonias de licenciatura separadas. Instituciones como la ya citada Stanford, Cornell, el MIT y Berkeley tienen o han tenido colegios mayores segregados. Si los estudiantes blancos exigieran ceremonias de graduación exclusivas para blancos o residencias sólo para blancos, los administradores habrían tachado sus exigencias como muestras intolerables de racismo. Cuando los estudiantes negros exigen lo mismo, capitulan con toda la cobardía.

Llamar cobarde a esta gente es lo más suave que puede decírseles. Porque a lo peor es que se creen las tonterías propaladas por determinados profesores de psicología y sociología, que dicen que los negros no pueden ser racistas porque no tienen poder.

Pero volvamos a Holder; en concreto, a su afirmación de que América está "voluntariamente segregada". Según el censo, en 2007 el 4,6% de los negros casados tenía un cónyuge blanco, mientras que los blancos desposados con una persona de raza no blanca ni siquiera llegaban al 1%. Los negros son el 13% de la población, pero el 80% de los jugadores de baloncesto profesional y el 65% de los jugadores profesionales de fútbol americano. Un somero análisis de la audiencia de los partidos de hockey sobre hielo o de las representaciones operísticas revela igualmente una extendida segregación voluntaria. A juicio de Holder, ¿qué debería hacer el Departamento de Justicia ante este estado de cosas?

La deficiente forma de pensar del señor Holder, que le lleva a ver segregación donde no hay integración racial, está muy extendida. Los negros suponen alrededor del 60% de la población de Washington DC. En el Aeropuerto Nacional Reagan, que presta servicio a la capital, cerca del 60% de los usuarios de las fuentes públicas son negros, aunque yo diría que éstos no representan más del 5% de los viajeros. En estados como Dakota del Sur, Iowa, Maine, Montana o Vermont no hay siquiera un 1% de población negra. Pero ni en el Aeropuerto Nacional Reagan ni en uno solo de esos estados hay segregación. Si Holder se propone hacer algo a propósito de la segregación voluntaria, espero que no se trate de hacer que el criterio de distribución de los estudiantes por las escuelas sea el racial, en lugar del espacial, porque no me gustaría un pelo. El hecho de que en una actividad no haya integración racial no quiere decir que se trate de una actividad donde rija la segregación racial.

Lo verdaderamente importante es que la lucha por los derechos civiles terminó, y que se ganó. En su momento, los americanos negros no disfrutaban de las protecciones constitucionales que amparaban a los blancos; hoy sí. Lo cual no quiere decir que una buena parte de la comunidad negra no afronte problemas importantes; pero ni son problemas de derechos civiles ni pueden solucionarse a través de "debates sobre la raza".

El porcentaje de hijos ilegítimos entre la población negra ronda el 70%; casi la mitad de los estudiantes negros abandona los estudios en Secundaria; sólo el 30% de los jóvenes negros vive con sus dos padres. En 2005 los negros –que, repito, son sólo el 13% de la población– cometieron el 52% de los homicidios y aportaron el 46% a la lista de víctimas de homicidio. El 94% de las víctimas negras de homicidio murió a manos de un homicida negro. Semejante patología, producto, pienso yo, de la desintegración de la familia, es totalmente nueva entre los negros. En 1940 el porcentaje de hijos ilegítimos en la comunidad era del 19; en 1950, el porcentaje de hogares negros encabezados por una madre soltera era del 18, mientras que hoy es del 70. Tanto durante la esclavitud como a finales de la década de los 20, entre los negros era infrecuente ver a una adolescente criar sola a sus hijos.

Si los negros siguen aceptando la agenda, corrompida por la culpa, de los blancos progres, los políticos negros y los listillos de turno, y no dan el paso hacia la responsabilidad individual, en el futuro muchos de ellos seguirán teniéndolo crudo.


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