martes, abril 28, 2009

Alianza franco-española en Europa

Alianza franco-española en Europa

Martes, 28-04-09
LA visita de Estado a España del presidente francés Nicolás Sarkozy constituye la feliz expresión de las excelentes relaciones entre los dos países. La desconfianza que durante tantos años empañaba las relaciones ha dado paso al conocimiento mutuo y la cooperación fructífera, de modo que las dos naciones han descubierto los evidentes beneficios de una vecindad productiva en todos los ámbitos. España recibe con gran interés a un presidente de la República francesa que se ha hecho conocido en toda Europa por su gran capacidad de acción política. Y, como ha sucedido en otras visitas de Estado, la presencia de su esposa, Carla Bruni, ha suscitado la mayor expectación social, de la que se han contagiado notoriamente hasta en el círculo familiar de las más altas esferas del Gobierno. Pero por vistosa que pueda parecer la ocasión, sería un error considerarla como una visita puramente protocolaria y relegar el gran interés del encuentro entre los dos países o la importancia de los acuerdos que se firmen.
Es evidente que las buenas relaciones franco-españolas deben pasar por delante de las contingencias políticas del momento, porque la vecindad geográfica obliga a los gobernantes de los dos países a ser conscientes de que nuestro mayor interés es cooperar. Nicolas Sarkozy no ha ocultado nunca lo mucho que le debe a la inspiración política del anterior presidente del Gobierno español, José María Aznar, ni José Luis Rodríguez Zapatero puede negar cuán útil ha sido para su política el apoyo decidido y sincero del presidente francés, puesto que afortunadamente la cooperación bilateral ha sabido discurrir por encima de los signos políticos en las respectivas capitales. Desde el inteligente apoyo de París en la lucha antiterrorista, a pesar de las señales contradictorias que envió el Gobierno de Madrid en su errada política de negociación con ETA, a la decisión de poner a disposición de España el puesto de Francia en la reunión del G20, la amistad de Francia ha sido capital en estos años en los que la política exterior del Gobierno socialista ha tenido tantas sombras. Ni siquiera ciertas proclamaciones desafortunadas que el presidente del Gobierno español hizo durante la campaña electoral francesa, ni aquellas en las que jugaba imprudentemente con la estadística comparando la capacidad económica de España frente a la de Francia, han logrado empañar esas buenas relaciones. Cosa distinta es la exteriorización, patente, de que es Sarkozy quien marca el ritmo de estas relaciones y Zapatero quien permanece a rebufo.
Francia y España son dos de las naciones más antiguas de Europa, las dos arrastran una dilatada historia de alcance universal y a lo largo de los tiempos han tenido entre sí tantas guerras como alianzas. Sin ir más lejos, algunos de los más recientes predecesores de Sarkozy no supieron desarrollar una visión tan positiva como la que por fortuna existe en estos momentos. A pesar de todos los asuntos amargos -que también los ha habido-, el último cuarto de siglo ha demostrado claramente que el mejor escenario para desarrollar sus relaciones es la Unión Europea. En Europa, los dos países han hallado el camino de la cooperación en la mayor parte de los asuntos pendientes y sin duda la encontrarán en aquellos en los que todavía hace falta trabajar. Los dos Gobiernos no deberían dejar pasar el momento para avanzar en las comunicaciones transpirenaicas, como muestra de la voluntad de hacer desaparecer en lo posible los obstáculos físicos que siguen interponiéndose entre dos sociedades que a veces ignoran cuánto tienen en común y cuántas cosas comparten.

http://www.abc.es/20090428/opinion-editorial/alianza-franco-espanola-europa-20090428.html

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