martes, abril 14, 2009

Tras las fotos, el vacío

Tras las fotos, el vacío

Martes, 14-04-09
LA reunión que ayer mantuvo Rodríguez Zapatero con sus tres vicepresidentes culminó la semana de intensa actividad fotográfica de los nuevos ministros, pero no dio lugar a una declaración pública sobre el contenido de la reunión o las expectativas reales que considera abiertas tras la crisis de gobierno. El empeño de La Moncloa en presentar a los ministros recién llegados con un inigualable espíritu estajanovista -sin vacaciones en Semana Santa, reunión tras reunión- ha caído en la puerilidad y revela que, por ahora, no hay más estrategia novedosa que la de haber silenciado las tímidas voces críticas que podían levantarse desde dentro del Ejecutivo contra un incremento descontrolado del gasto público. El nuevo impulso ha consistido en que los ministros se hagan una foto juntos, pero si realmente estos gestos significan la puesta en marcha de una política con más iniciativas, la pregunta de por qué no se inició antes esta frenética actividad de diálogo interno entre Ministerios señala directamente, y no para bien, a la vicepresidenta primera del Gobierno. Sus competencias como coordinadora de los departamentos ministeriales y responsable de la «cocina» gubernamental la hacían gestora de unas labores de impulso que ahora ha asumido impetuosamente la ministra de Economía, Elena Salgado. Este cambio de táctica demuestra que el Gobierno formado y definido por Rodríguez Zapatero en 2008 ha sido un fracaso en toda regla, tanto en su composición como en su adecuación para la crisis económica.
La exhibición de los nuevos ministros en los medios de comunicación no representa un cambio de política, sino una medida urgente para frenar el deterioro de imagen del Gobierno. Con este comportamiento, no es posible siquiera el beneficio de los cien días, porque para merecerlo hay que justificarlo con medidas y proyectos concretos. Mariano Rajoy ha encontrado en este confuso y torpe arranque del Gobierno remodelado un nuevo argumento de oposición, preparado con inteligencia desde que el líder del PP se anticipara a los cambios ministeriales reduciendo su relevancia si no iban acompañados de una nueva política económica. Y, en efecto, la opción elegida por Zapatero ha sido cambiar para hacer lo mismo y convertir a su Gobierno en un comité electoral del PSOE, pero el coste es la falta de impacto positivo de los nuevos ministros en la opinión pública y la confirmación del pronóstico hecho por Rajoy.
En la medida en que el paso de los días diluye el teórico capital político de toda crisis de gobierno -novedad, revulsivo, protagonismo-, aumentan proporcionalmente las oportunidades del PP para consolidar el cambio de tendencia que inauguraron las elecciones autonómicas gallegas -y, en otro sentido, las vascas- del 1 de marzo. Los comicios europeos del mes de junio van a ser un nuevo examen para Rodríguez Zapatero, como lo fue la pérdida de la Xunta de Galicia, por la que se vio forzado a hacer crisis en su equipo. El problema que puede encontrarse el PP es el exceso de confianza de sus electores ante una probable nueva victoria electoral, esta vez a nivel nacional. La movilización de su electorado será decisiva si la izquierda entra en un período abstencionista, decepcionada con la nula eficacia del Gobierno en la lucha contra la crisis y la notoria falta de aliados a la que se enfrenta el PSOE en el Parlamento.


http://www.abc.es/20090414/opinion-editorial/tras-fotos-vacio-20090414.html

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