miércoles, abril 15, 2009

Pio Moa, Preguntas en Milan (4)

Preguntas en Milán (4)
15 de Abril de 2009 - 07:20:12 - Pío Moa

Hablemos ahora de la actualidad. Cuando en 2004 llegó al poder - de manera imprevista - José Luís Rodríguez Zapatero, se tuvo la impresión de que este nuevo líder se inspiraría para su acción de gobierno, tanto a nivel político como simbólico, en la Segunda República, la que llevó España a la Guerra Civil, Vd. expresó sus temores de que ello llevara a los mismos resultados que la Segunda República: la deslegitimización de la oposición conservadora, la desintegración de España en beneficio de las fuerzas separatistas en Cataluña, País Vasco y Galicia, la transformación del sistema democrático en un sistema de hecho autoritario, una nueva Guerra Civil. Durante cierto tiempo se tuvo la impresión de que todo se moviera efectivamente en dicha dirección: pienso en las concesiones frente a las fuerzas más radicales de la escena catalana y vasca, pienso en la Ley de Memoria Histórica. Sin embargo con esta segunda legislatura tenemos la impresión de que el líder socialista esté volviendo sobre sus pasos. Basta ver que estamos en vísperas de un hecho histórico: en el País Vasco por primera vez desde la vuelta a la democracia no gobernarán la comunidad autónoma los nacionalistas, sino una alianza entre el Partido Socialista y el Partido Popular. ¿Qué tenemos que pensar? ¿Zapatero ha cambiado o no?



Yo no creo que Zapatero llegara al poder de forma totalmente imprevista. La verdad es que empezó la campaña electoral con una desventaja enorme, de once o trece puntos, gracias a la herencia de Aznar. Pero la campaña electoral de Rajoy fue de tan ínfimo nivel intelectual, político e ideológico, que poco antes de las elecciones, antes de la matanza de Madrid, los dos candidatos estaban en empate técnico, es decir, que incluso sin la matanza de Madrid Zapatero pudo haber gobernado con apoyo de los secesionistas y comunistas. Y Zapatero no se inspira en la República, sino en el Frente Popular. República y Frente Popular han terminado por confundirse en la mente de mucha gente, pero son cosas realmente opuestas, como dije, porque el Frente Popular aplastó la legalidad republicana desde el poder.


Por esta razón, la España actual está viviendo una involución política, antidemocrática. Se han criticado las concesiones del gobierno a los nacionalistas vascos, catalanes y otros, que son abiertamente secesionistas. Pero en rigor no ha habido tales concesiones, sino colaboración. El gobierno no ha hecho concesiones tampoco a la ETA, sino que ha colaborado con ella, facilitándole grandes sumas de dinero, legalidad, proyección internacional, etc. Ha justificado y premiado el asesinato como modo de hacer política. Y de paso ha intentado silenciar, dividir y desprestigiar ante la opinión pública a la Asociación de Víctimas del terrorismo. Esta colaboración no es casual, se basa en una coincidencia ideológica profunda: la ETA y el PSOE se definen como socialistas, se dicen antiimperialistas y antifranquistas. La ETA es abiertamente antiespañola y Zapatero no se considera español y, como su gobierno, tiene una idea muy mala de la historia de España. El gobierno y la ETA y los separatistas comparten la idea de que la transición democrática después de Franco fue mala o muy defectuosa, porque se hizo por reforma del franquismo y no mediante una ruptura que saltase por encima de cuarenta años de historia para enlazar con el Frente Popular. La ETA no aceptó la transición, y el PSOE la aceptó de mala gana, porque no tuvo entonces fuerza para otra cosa. Pero el aspecto clave de su Ley conocida como de Memoria histórica es la deslegitimación radical del franquismo, lo cual tiene como consecuencia la deslegitimación básica de lo que salió del franquismo, es decir, la monarquía constitucional y la democracia. La Ley de Memoria histórica va en esa dirección. La colaboración entre el gobierno y la ETA ha fracasado, de momento, porque el gobierno deseaba mantener al menos un barniz de unidad del Estado español, un barniz ilusorio pero que le permitiera seguir ganando elecciones con apoyo de los nacionalistas, mientras que la ETA quiere la secesión pura y simple, aunque ya ha conseguido gran parte de su programa, gracias a Zapatero. De todas formas el PSOE ha dejado la puerta abierta para seguir con la colaboración, y no ha cambiado en nada esencial. Zapatero aspira probablemente a ganar el premio Nobel de la paz a costa del estado de derecho y de la descomposición de España.

La situación se ha agravado porque la oposición política ha sido liquidada por Rajoy, al menos como oposición de contenido intelectual e ideológico. Es una oposición simplemente para hacerse con trozos de poder. El PP fomenta hoy la disgregación de España tanto como el gobierno, ataca la independencia judicial tanto como el gobierno, es tan feminista como el gobierno, admite igualmente, solo con pequeños matices, el aborto o el llamado matrimonio homosexual, pretende desentenderse de la llamada “memoria histórica” y se presenta como antifranquista, etc. Hoy la oposición se ejerce sobre todo desde la emisora de la Iglesia, la COPE, por parte de dos grandes periodistas, Federico Jiménez Losantos y César Vidal, y tanto el PSOE como el PP, y muchos otros, están empeñados en silenciarlos al precio que sea, en acabar con la expresión independiente en España, es decir, con la libertad de expresión. La involución en España incluye la liquidación de la oposición política por Rajoy y su grupo.

En el País Vasco ha cambiado muy ligeramente la relación de fuerzas, pero no olvidemos que se trata de un pacto entre un Partido Socialista pro etarra y pro separatista, y un PP vaciado de contenido político. La cosa no tiene buenas perspectivas.


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****Núñez Feijóo: "No venimos a restaurar ningún pasado ni a derribar lo anterior" ¿Qué significa esto? Nada en absoluto: sugerencias etéreas. El lenguaje de la estafa.

****Los sindicatos vuelven a boicotear la emisión de Telemadrid durante 24 horas
No los sindicatos: las mafias sindicales.



****Salgado tiende la mano a CCOO y UGT para evitar una huelga general ¡La mano, dice! Más bien el cazo.

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En Época


SALUD SOCIAL



En una conferencia en Milán me han hecho varias preguntas sobre la actualidad y la historia reciente de España. He aquí una: “Otra tesis de usted que parece confeccionada para suscitar la indignación de los progresistas es la de que España debería alegrarse de que la Guerra Civil la ganaran los franquistas en lugar del Frente Popular. ¿Por qué razón deberíamos pensar que la dictadura de derechas de Franco fuera preferible a una dictadura de izquierdas? ¿No se trata de dos males parecidos?”


Señalé que, entre otras cosas, hay gran distancia entre una dictadura autoritaria y una totalitaria. Ya lo he explicado en varias ocasiones y no voy a repetirlo ahora, pero una parte del argumento me lleva ahora a otras reflexiones. Concretamente el hecho de que el número de presos en España, pasados los años de la postguerra, fuera uno de los más bajos de Europa, quizá incluso el más bajo proporcionalmente a la población: al morir Franco rondaba los 15.000. Por comparación, hoy hay unas 70.000 personas encarceladas, casi cinco veces más, y eso que muchos delincuentes que estarían presos con Franco, viven hoy en libertad, debido a unas leyes mucho más permisivas. También había entonces mucha menos policía, no existiendo las policías autonómicas ni las privadas hoy tan abundantes. En cuanto a los presos políticos (comunistas y/o terroristas, casi ninguno demócrata) eran asimismo menos; porque se dice que etarras no son políticos, pero sí lo son: los convierten en tales los gobiernos que hablan de una “salida política” a tales asesinos.


El caso de los presos relación con un concepto poco usado, pero creo que muy interesante para entender la realidad, lo que podríamos llamar “salud social”. La población carcelaria es sin duda un indicador muy importante de salud o enfermedad social, pero no el único. Hay otro muchos, como podrían ser el consumo de drogas, el alcoholismo, el maltrato doméstico, la extensión de la prostitución, la inestabilidad familiar y el fracaso matrimonial, el aborto masivo, el número de familias monoparentales –con los consiguientes daños para los hijos--, el fracaso escolar, los embarazos de adolescentes, las enfermedades de transmisión sexual, --no solo el sida—y tantos otros datos, con los cuales podría componerse un cuadro revelador de la salud o enfermedad de las sociedades. Datos mucho más reales que la llamada “calidad de vida”, un concepto verdaderamente bárbaro cuya única concreción real consiste en el consumo de los bienes más diversos. “Calidad” asimismo totalitaria, porque pretende reducir la vida humana a la capacidad de consumo y entretenimiento dirigido: vivimos en la cultura del entretenimiento compulsivo, otro indicador de escasa salud.


Pues bien, en todos esos datos la comparación favorece abrumadoramente a la época de Franco. Algunos echarán la culpa a la democracia, pero aquellos logros del franquismo se dieron en un régimen de escasa libertad política que fue históricamente inevitable, pero cuya vuelta resultaría catastrófica. Además, la democracia proviene del franquismo, casi como una culminación de él, según entenderá cualquier persona con buena memoria. ¿Qué ha fallado, entonces? A mi juicio, suele oscurecerse otra evidencia: el antifranquismo tuvo siempre una tendencia totalitaria y de él proceden todas las amenazas a la democracia (el terrorismo, la colaboración con el terrorismo, la corrupción masiva, el ataque a Montesquieu… y estas enfermedades sociales). La masiva combatividad antifranquista actual, cuando ya no existe el franquismo, no pasa de ser una farsa, una especie de enfermedad política. ¿Por qué ha tenido tal éxito? Porque no ha recibido la respuesta adecuada en la democracia: el franquismo venció políticamente al conseguir una transición por reforma y no por ruptura, y a continuación renunció a la batalla por las ideas. Error que hoy paga toda la sociedad.

http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/

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