lunes 13 de abril de 2009
ETA y el PNV
Germán Yanke
Que el PNV reivindique la "bilateralidad" con motivo del Aberri Eguna celebrado ayer no revela nada nuevo de su estrategia; pero, si nos volvemos hacia Cataluña (en donde los nacionalistas sólo son la minoría extravagante de su Gobierno), demuestra que algunas pretensiones autonómicas tienen más de voracidad de privilegios que de argumentos de otro tipo. El nacionalismo, en el País Vasco, está de capa caída más allá incluso de sus resultados electorales y, en esa confusión, le queda retomar claramente las posiciones anticonstitucionales, a las que por otro tipo de confusión -la de gobernar a toda costa y sin desquitarse de los complejos- se vienen abonando los socialistas catalanes desde hace ya tiempo. Ha de aclararse, sin embargo, que el anticonstitucionalismo de los nacionalistas y sus asimilados no lo es sólo contra la Constitución española de 1978, sino contra el sistema constitucional mismo. En el País Vasco la coincidencia es paradigmática: el nacionalismo nace, como un impulso reaccionario, en el momento en el que en España se abre paso el sistema constitucional, el "pueblo" mítico y administrado por sus guías contra los ciudadanos.
El PNV, en esta hora de desgracias bien ganadas, puede optar por la reflexión acerca de su papel en la democracia y en una sociedad abierta o por la "acumulación de fuerzas" de la mano del fascismo violento que anida en el seno del nacionalismo y del que, desgraciadamente, jamás se ha distanciado claramente en los últimos tiempos. Es decir, o rompe el cordón umbilical con las concepciones totalitarias o lo mantiene enfangándose aún más y más en el fracaso y la concepción antimoderna y antidemocrática de la política. Oportunidades para salir del hoyo no le faltan porque, al mismo tiempo que el PNV decide dedicar su fiesta a denunciar el "frentismo" del Gobierno que ha de constituir en breve Patxi López, ETA lo sitúa abiertamente como "objetivo prioritario" de su continuada barbarie terrorista.
No se trata de dudar acerca de si el PNV suscribe y apoya la violencia anunciada con sarcasmo totalitario (un Gobierno "sin legitimidad" y "de la violación de los derechos"), porque se sabe que no es así. Pero sí sería el momento oportuno -otro más- para que el partido que preside Iñigo Urkullu y lidera Ibarretxe se sitúe claramente en el territorio desde el que se combate democráticamente a la banda y a sus diferentes caretas electorales. El momento para modificar el argumentario: no tiene ningún sentido, a poca seriedad que se tenga, sumarse a la denuncias de ilegitimidad del futuro Gobierno de López e, igualmente, insistir en que las cosas habrían sido distintas para ellos con los votos de Batasuna o sus alias. Si todavía el PNV quiere establecer su estrategia y su posición del poder en el apoyo de unos votos totalitarios y violentos, quedará fuera del futuro e, insisto, del propio sistema constitucional.
No hay otras opciones: o el PNV elige consolarse en el fascismo (podríamos haber gobernado fuera de la ley, con los fascistas violentos, etc.) o trabajar en la oposición para, en su caso, retomar el poder democráticamente. Para tomar este último camino podría, ahora que ETA amenaza al nuevo Gobierno democrático del País Vasco, decir claramente que con ellos y los suyos, estén estos donde estén, no estará jamás.
http://www.estrelladigital.es/ED/diario/119304.asp
lunes, abril 13, 2009
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