El PNV y la línea roja
Lunes, 13-04-09
EL último Aberri Eguna del PNV en el poder fue ayer una demostración de mal perder y gestos antidemocráticos. La coincidencia del manifiesto soberanista de este partido, hecho público el pasado viernes, con el último comunicado de la banda terrorista ETA ha rematado un cuadro en el que el nacionalismo vasco se presenta con los perfiles de una amenaza, cada cual a su manera, contra el futuro Gobierno de Patxi López. El próximo lendakari ya sabe que le espera una pinza abertzale que no es nueva, porque se documentó en el Acuerdo de Lizarra de 1998, pero sí va a aplicarse con el nacionalismo en la oposición, sin el poder autonómico que tan deslealmente ha ejercido el PNV en estos últimos casi treinta años. El PNV no duda en coincidir con ETA al tachar de ilegítimo el futuro Ejecutivo socialista. Los nacionalistas basan su crítica simplemente en que han perdido el poder, como si fuera una excepción a la ley natural que les otorgara el Gobierno del País Vasco a perpetuidad. Los terroristas, por su parte, siguen anclados en su propia frustración, pero esta vez hacen algo que nunca hicieron con los gobiernos del PNV: señalar al nuevo Ejecutivo vasco como «objetivo prioritario» de su actividad violenta, a la que no van a renunciar.
Aunque el PNV dice de sí mismo que conserva el sentido institucional y la centralidad, sus proclamas, incluidas las de ayer en el Aberri Eguna, exhiben una crispación furiosa por el resultado democrático del pasado 1 de marzo. Ahora se desvela con total nitidez que el miedo de las víctimas, por un lado, y el terrorismo de ETA, por otro, eran bazas fundamentales del nacionalismo para mantenerse en el poder. Nada ha sido más ilegítimo en la historia de la democracia que la vida política en el País Vasco, con decenas de miles de exiliados y otros tantos sometidos al silencio, la coacción y la humillación. Sobre estas bases construyó el PNV su hegemonía y son las bases que ahora han saltado por los aires con la mayoría formada por el Partido Popular y el Partido Socialista de Euskadi. Los silenciosos han hablado y son mayoría en el Parlamento de Vitoria. Los terroristas retroceden y la ley limpia la democracia de su presencia. Cuando el Estado democrático ha funcionado, el PNV ha perdido el poder. Cuando el Estado de Derecho funciona, ETA se debilita.
Es el PNV quien se pone con ETA en el mismo lado de la línea roja. Su discurso de despedida es una apología de la autodeterminación, de la equivalencia entre el Estado y el terrorismo y una legitimación del «conflicto vasco», es decir, de la existencia de una ETA cuya fragilidad no le impide planificar atentados con misiles contra Su Majestad el Rey. Este Aberri Eguna anuncia un tiempo muy duro para el nuevo Gobierno vasco porque el PNV está decidido a no dar tregua, a crispar cuanto sea necesario para no legitimar al lendakari Patxi López con un comportamiento de oposición democrática. El PNV no puede permitir que los vascos comprueben que es posible vivir con un Gobierno no nacionalista. La anormalidad política va a ser la consigna del PNV para que los vascos sientan las consecuencias de haber votado un Parlamento de mayoría autonomista y acaben reclamando la vuelta al poder del bombero pirómano en que quiere convertirse el partido de Sabino Arana. Y ETA, sin duda, pondrá de su parte lo necesario para aprovechar esta crispación.
http://www.abc.es/20090413/opinion-editorial/linea-roja-20090413.html
lunes, abril 13, 2009
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