viernes, abril 17, 2009

Felix Arbolí, Franco en mi memoria

viernes 17 de abril de 2009
Franco en mi memoria

Félix Arbolí

H AY tanto antifranquismo desatado y tanto odio a los que no piensan como ellos en el terreno ideológico de la política y de la religión, que me están haciendo creer que el empeño que están poniendo en desprestigiar y alardear los errores de la anterior etapa, me la están haciendo añorar aunque entonces no tuviera motivos para echarla de menos. Jamás hubiera pensado que los años pasados bajo ese régimen “militarista y despótico”, que en nada malo me repercutió, iban a convertirse en recuerdos de una vida placentera y tranquila, donde los que no nos embarcábamos en extrañas aventuras podíamos vivir tranquilos y protegidos de tantos vagos y maleantes que hoy ocupan nuestras calles y algunos suntuosos despachos.¡Bueno era don Paco, para soportar moscones y exaltados!. Han hecho buenos a los que eran considerados malos, comparados con la ralea que hoy padecemos sin tener a quién acudir. Él no sería un modelo de gobernante, en cuanto a su “ordeno y mando” al que no se podía rechistar, pero al menos te dejaba trabajar, divertirte sin molestar al prójimo y construir un bonito futuro lleno de alicientes y esperanzas a base de tu esfuerzo. Todo distinto al caso actual en que se ordena y manda sin preocuparse si con sus normas y caprichos están haciendo la puñeta a la mayoría de España y ofreciendo la oportunidad de que por un simple carnet se llegue a alcalde y desde este puesto desgraciadamente con excesiva frecuencia se robe impunemente lo que el pueblo necesita para trabajar y comer. Ni que por el simple hecho de tener un padrino bien situado políticamente te puedan ofrecer un ministerio. Achacaban, y yo el primero, que Franco tuviera tan bien colocado a su yerno y le ofreciera puestos para los que no estaba lo suficientemente preparado y que su esposa visitara joyerías para ampliar su carísimo hobby. Eran faltas imperdonables que ahora si se permiten, aunque se hayan multiplicado a casi todos los que han logrado escalar el poder en los 17 trozos de tarta en los que han convertido a una patria que entre todos quieren diezmar y eliminar. A la que odian. Pero, no lo olviden, éstos son los patriotas. ¡Ojo, que no me escoro a ninguna banda ideológica, porque en este carrusel van todos alegremente!.

Tan reiterativos y tercos son en este come cocos de desprestigio y rencor, que han logrado que los que ayer éramos indiferentes a la política nos hayamos tenido que preocupar por ella y sentir sus mentiras y zarpazos como ofensas propias. Antes era una familia la que mangoneaba en España, hoy son más de doscientas que ayer estaban calladas, ocultas e incluso cantando el “Cara al sol” y hoy viven del engaño, el rencor y el afán de enriquecerse lo antes posibles y poner a buen recaudo sus rapiñas por si alguna vez caen en las redes de la Justicia y en esa ocasión no se libran de tanta benevolencia y tienen que pagar sus fechorías, que hoy son simples chismes en las páginas y programas del mal llamado corazón. ¡Hasta esta desfachatez hemos llegado!.

Tanto intentan desprestigiar al pasado y borrar su paso por la Historia, que están logrando el efecto boomerang y los que ayer permanecíamos indiferentes, ajenos a ese intrincado mundo del poder y sin pretensiones de hacernos notar en esa marcha contra reloj por la gloria, nos estamos transformando en anti todo, menos en lo que ellos pretenden. Hasta me están haciendo respetar la figura de Franco como jamás lo había hecho cuando lo tenía en el poder. Dime de que presumen y te diré de qué carecen. Y eso es lo que me ha pasado a mí con tanta infamia, tanta patraña, tan exacerbado odio hacia el franquismo y tan demoledor ataque en todos los ángulos hacia la Iglesia, porque dicen que estaba a su favor. ¡Hombre, lo encuentro hasta lógico! No iban a iban a tirar piedras al que les salvó de tantas y trágicas salvajadas, de sacrilegios, de quemas de sus templos y conventos y hasta del martirio por el odio reconcentrado y se iban a dedicar a bendecir a los que la atacaron sin tregua y con saña en todo el tiempo que ellos detentaron el poder y ahora lo intentan nuevamente. Vieron a Franco como un salvador y el final de sus horribles tribulaciones y lo que me extraña es que no lo hayan elevados a los altares. A otros por menos lo han hecho.

Esa época, comparada con la actual, era una especie de paraíso, por mucho que se rasguen las vestiduras muchos de los que hablan sin haberla conocido y experimentado. ¿Cómo se atreven a despotricar de un régimen cuando ellos lo están haciendo tan rematadamente mal en su momento político?. ¡Ya estamos hartos de que oigamos y leamos a tanto bocaza y permanezcamos mudos y paralizados por cobardía o comodidad!. En eso nos aventajan los que sólo saben sembrar odio y discusión. Ellos no se avergüenzan de exponer sus ideas y nosotros parece que estamos amedrentados de por vida y soportamos servilmente las múltiples cabronadas que nos hacen y nos harán, porque parece ser que sólo los que opinan igual que estos halcones son los únicos con derecho a razonar y cacarear.

Acabo de leer en la prensa un artículo en que se dice “Ni el Rey ni la Iglesia han reprobado públicamente el régimen franquista”. ¿Cabe mayor insensatez?. ¿Por qué tiene que reprobar la Iglesia el Régimen que le devolvió la libertad de culto, el derecho a la vida de sus miembros y la terminación de sus tribulaciones?. ¿Es que acaso han pedido perdón los del Frente Popular, cuyos partidos están en el gobierno y en las Cortes, a la Iglesia por las quemas de sus edificios, profanaciones de sus templos con quema incluida, la exhibición de sus muertos, sacados de sepulturas sagradas y expuestos a la befa de la masa, y hasta el llevarlos al paredón por el simple crimen de ser sacerdotes o religiosos?. ¿Estos no tienen antes que pedir perdón por esas barbaridades y luego exigir que lo hagan los posteriores para con ellos sin así lo estiman y consideran?. Es la clásica y oportuna ley del embudo. En cuanto al Rey, no soy monárquico, aunque en un principio tuve simpatía por la nueva Monarquía, pero estimo que él si debería sentirse respetuoso con el hombre que lo aupó al Trono, ya que aunque históricamente le pertenecía por esa antigua circunstancia que hace a los reinos hereditarios, no es menos cierto que sin Franco y su decisión, él no estaría donde está y eso lo sabe pues lo considero lo suficientemente inteligente. Conste que no tengo nada personal contra nuestro monarca, aunque no creo que por analizar las cosas con imparcialidad y sin pasión, esté haciendo nada malo. No odio a nadie, lo juro solemnemente, ni me resultan adversarios los que no estén de acuerdo con mis ideas.

Respeto a la democracia que tenemos, aunque nadie me pueda obligar a decir que me encuentro a gusto y feliz con sus consecuencias y desmanes. Tampoco debo nada a Franco, ni a sus diferentes gobiernos, aunque he de reconocer que en su tiempo podría estar con mi mujer a altas horas de la noche por calles y callejones, a la salida de algún espectáculo, sin miedo a ser atacado o molestado y hoy no me atrevería a hacerlo más allá de la esquina de mi barrio y mirando a todos los lados. También que podía cambiar de trabajo el que lo quisiera y tuviera aptitudes y estaba muy orgulloso de ver a tantas empresas españolas no sólo abasteciéndonos y mejorando nuestras vidas, sino exportando sus productos más allá de nuestras fronteras. Ahora, por desgracia, veo que ni el aceite de oliva tan nuestro, ni los vinos de Jerez, los embutidos, los manantiales de aguas minerales, hasta el famoso y popular “chupa chips”, nos pertenecen. Son ya de otros países a los que tenemos que comprárselos a pesar de brotar en nuestro suelo. Sin contar las fábricas e industrias que ya no tienen de español más que el nombre y sólo en algunas. Si tenemos que renunciar a una época donde todo esto era nuestro, para convertirnos en el “lameculos” de Europa, prefiero conservar la memoria histórica verdadera y no la que nos quieren imponer lavándonos el cerebro y envenenando a nuestros hijos y nietos.

http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp?Id=1985

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