jueves 27 de septiembre de 2007
Réplica a la carta de Inma Castilla de Cortázar
Permítame que, abusando de su amabilidad, no deje pasar por alto esa curiosa «Carta abierta a Rosa Díez» que publica ABC, en la que su autora, Inma Castilla de Cortázar, aprovecha para hablar de mí y, de paso, para pontificar acerca de hacia dónde debe orientar Unión, Progreso y Democracia su política.
En su carta, la vicepresidenta del Foro Ermua se permite acusarme de mentir con relación a las declaraciones que, en su momento, hice señalando las presiones que había recibido del PP, algunas de ellas con su mediación, para que reconsiderara mi incorporación a Unión, Progreso y Democracia. Vayamos al grano y que el lector juzgue si es o no una presión que, antes de que se hiciera pública esa incorporación, recibiera la llamada de una de las presidentas regionales del PP para expresarme su deseo de que no diera ese paso; si es o no presión que la señora Castilla de Cortázar me llamara para decirme que el Secretario General del PP le había transmitido el interés que tenía su partido en reunirse con la dirección del Foro Ermua a fin de informarnos acerca de sus planteamientos políticos con respecto al final de la legislatura, y que luego esa reunión derivara en una discusión acerca de mi afiliación a Unión, Progreso y Democracia; si es o no presión que, en esa misma reunión, se debatiera acerca de la conveniencia de que, al día siguiente, ABC fuera a publicar un artículo mío en el que explicaba las motivaciones de mi decisión; si es o no presión que también en la mencionada reunión se me ofreciera un cargo.
Por tanto, todo lo que he dicho públicamente se ajusta a la verdad; y en consecuencia no tenía ni tengo nada que rectificar. Ese es el motivo por el que, cuando una parte de los dirigentes del Foro Ermua me exigió la dimisión, me negué a hacerlo y significar con ello que yo hubiera sido el causante de la crisis. Sin embargo, para dar salida a la situación, sugerí a esos mismos dirigentes que hubiera una dimisión colectiva y que, por esa vía, fuera el conjunto de los socios del Foro Ermua quien, con la elección de una nueva Junta Directiva, diera una salida a la situación. Por cierto que, antes de que formulara mi propuesta, Inma Castilla de Cortázar expresó por escrito su dimisión como miembro de esa Junta y su petición de causar baja en la asociación. Sorprendentemente, dos semanas después apareció como candidata al cargo que ya ocupaba. No es cierto, por ello, lo que esta señora dice en su carta acerca de mí. Y en algún momento tendrá que arrepentirse de la falsedad que difunde. Espero que no sea sólo en la oscuridad de un confesionario, pues sería deseable que, para ello, con su benevolencia, señor director, volviera a acogerse a las páginas que la han albergado.
Mikel Buesa
Réplica a la carta de Inma Castilla de Cortázar
Permítame que, abusando de su amabilidad, no deje pasar por alto esa curiosa «Carta abierta a Rosa Díez» que publica ABC, en la que su autora, Inma Castilla de Cortázar, aprovecha para hablar de mí y, de paso, para pontificar acerca de hacia dónde debe orientar Unión, Progreso y Democracia su política.
En su carta, la vicepresidenta del Foro Ermua se permite acusarme de mentir con relación a las declaraciones que, en su momento, hice señalando las presiones que había recibido del PP, algunas de ellas con su mediación, para que reconsiderara mi incorporación a Unión, Progreso y Democracia. Vayamos al grano y que el lector juzgue si es o no una presión que, antes de que se hiciera pública esa incorporación, recibiera la llamada de una de las presidentas regionales del PP para expresarme su deseo de que no diera ese paso; si es o no presión que la señora Castilla de Cortázar me llamara para decirme que el Secretario General del PP le había transmitido el interés que tenía su partido en reunirse con la dirección del Foro Ermua a fin de informarnos acerca de sus planteamientos políticos con respecto al final de la legislatura, y que luego esa reunión derivara en una discusión acerca de mi afiliación a Unión, Progreso y Democracia; si es o no presión que, en esa misma reunión, se debatiera acerca de la conveniencia de que, al día siguiente, ABC fuera a publicar un artículo mío en el que explicaba las motivaciones de mi decisión; si es o no presión que también en la mencionada reunión se me ofreciera un cargo.
Por tanto, todo lo que he dicho públicamente se ajusta a la verdad; y en consecuencia no tenía ni tengo nada que rectificar. Ese es el motivo por el que, cuando una parte de los dirigentes del Foro Ermua me exigió la dimisión, me negué a hacerlo y significar con ello que yo hubiera sido el causante de la crisis. Sin embargo, para dar salida a la situación, sugerí a esos mismos dirigentes que hubiera una dimisión colectiva y que, por esa vía, fuera el conjunto de los socios del Foro Ermua quien, con la elección de una nueva Junta Directiva, diera una salida a la situación. Por cierto que, antes de que formulara mi propuesta, Inma Castilla de Cortázar expresó por escrito su dimisión como miembro de esa Junta y su petición de causar baja en la asociación. Sorprendentemente, dos semanas después apareció como candidata al cargo que ya ocupaba. No es cierto, por ello, lo que esta señora dice en su carta acerca de mí. Y en algún momento tendrá que arrepentirse de la falsedad que difunde. Espero que no sea sólo en la oscuridad de un confesionario, pues sería deseable que, para ello, con su benevolencia, señor director, volviera a acogerse a las páginas que la han albergado.
Mikel Buesa
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