lunes 3 de septiembre de 2007
Fundación Heritage
La analogía de Bush sobre Vietnam
Bush hizo una observación válida y extremadamente importante. La implicación de la comparación es clara. Si nos vamos de Irak y de hecho de Oriente Próximo huyendo precipitadamente, dejaremos detrás un sangriento legado de guerra civil en Irak
Fundación Heritage
El mundo de blogueros y escritores de opinión ha seguido con vivo interés el uso de la analogía del presidente Bush sobre Vietnam en el discurso que dio para la organización Veteranos de Guerras Extranjeras (VFW). Después de años resistiéndose a la comparación con Vietnam, Bush ha utilizado la temida palabra-V. Sus críticos están horrorizados, por supuesto, a pesar de haber estado lanzando indirectas de la comparación durante años.
Toda esta conmoción viene a pesar del hecho que, en algunos aspectos, las comparaciones con Vietnam han sido abrumadoramente obvias desde hace tiempo, especialmente desde que las elecciones de 2006 llevaron a los demócratas al poder en el Capitolio y aumentaron la presión para que Estados Unidos huyera de Irak.
El hecho es que hay dos analogías de Vietnam. La primera es el atolladero “Irak-es-como-Vietnam” que ha sido repetido ad infinitum por los críticos de la guerra, desde el funesto candidato presidencial demócrata John Kerry que repetía machaconamente sobre las lecciones de Vietnam, hasta la actual dirección de los demócratas y la mayoría de sus candidatos, si no todos, para las elecciones presidenciales de 2008. Según esta analogía, Estados Unidos corre el peligro de hundirse en un pantano costando decenas de miles de vidas norteamericanas durante décadas de un embrollo irremediable e inútil en el extranjero.
Y luego está la analogía de Bush sobre Vietnam. Ésta echa mano de otra parte de la experiencia de Vietnam y el presidente estuvo totalmente en lo correcto al traerla a colación en este momento, volviendo las tornas eficazmente contra sus críticos.
Desde que empezó la candente batalla esta primavera y verano sobre la ley de presupuestos de defensa, donde los demócratas buscaban controlar la guerra de Irak hasta el mínimo detalle y atar de manos al presidente usando un sistema de financiación extremadamente cortoplacista de la guerra, la comparación con la última fase de la guerra de Vietnam ha sido bastante evidente y muy deprimente.
Es inevitable que se haga una comparación con 1975. Ése fue el momento en que el Congreso demócrata cortó la financiación de la ayuda a los aliados de Estados Unidos en Vietnam del Sur y Camboya, dando como resultado una derrota que Vietnam del Norte era incapaz de infligir militarmente. Ésta era la analogía de Bush sobre Vietnam a la que finalmente hacía referencia el 22 de agosto a pesar de haberse resistido durante años a entrar en este retórico campo minado.
“Una herencia inequívoca de Vietnam” dijo el presidente, “es que el precio de la retirada de Estados Unidos lo pagaron millones de ciudadanos inocentes cuya agonía agregaría a nuestro vocabulario términos nuevos como “balseros”, “campamentos de reeducación” y “campos de la muerte”. Enumeró las tragedias acaecidas por la ignominiosa retirada de Estados Unidos: El genocidio camboyano, la huída de los survietnamitas tratando de escapar de la opresión comunista, los millones de vidas perdidas porque Estados Unidos se acobardó y perdió la voluntad política de luchar – a pesar de que ciertamente no había perdido el poder militar de ganar y porque en realidad estaba ganando.
Bush hizo una observación válida y extremadamente importante. La implicación de la comparación es clara. Si nos vamos de Irak y de hecho de Oriente Próximo huyendo precipitadamente, dejaremos detrás un sangriento legado de guerra civil en Irak y un trastorno regional en potencia más amplio con un enorme coste en vidas humanas.
“Como eslógan suena genial pero es totalmente engañoso”, ha declarado Jeffrey Record, catedrático de estrategia en la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea en Montgomery, Alabama, al New York Times, refutando el discurso de Bush. “Razonar por analogía histórica es intrínsecamente peligroso. Es especialmente peligroso en manos de personas implicadas en la toma de decisiones cuyo dominio de la historia es pobre y que promueven idearios políticos específicos”. Puede que Record tenga algo de razón ya que la historia nunca se repite exactamente del mismo modo pero cuando se trata de hacer analogías lo que es bueno para uno ciertamente es bueno para otro.
Oiremos muy pronto hablar muchísimo sobre la situación en Irak. En septiembre se entregará una montaña de nuevos informes; no solamente el informe del aumento de tropas del general David Petraeus, sino estimaciones de la Oficina General de Contabilidad del Congreso de Estados Unidos (GAO), de los Jefes del Estado Mayor, de la Comisión Independiente sobre Irak y del Inspector General especial para Irak. Todos vienen a continuación de la Estimación de Inteligencia Nacional (NIE) de este mes de agosto, que, como resultado de la iniciativa del aumento de tropas en Irak, tenía un tono marcadamente más positivo que el NIE entregado hace apenas ocho meses.
Quizás ahora que el presidente ha demostrado que se sabe mover en el juego de la analogía histórica tan bien como cualquier demócrata, se puede pedir una tregua. No debemos perder de vista que el éxito o el fracaso en Irak depende de una serie de factores altamente específicos que desafortunadamente encuentran la manera de perderse entre los efluvios del debate político de Washington.
©2007 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg
Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en el Wall Street Journal, Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y la BBC.
lunes, septiembre 03, 2007
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