jueves, septiembre 13, 2007

Javier Perez Pellon, Vatican Airlines

viernes 14 de septiembre de 20007
Vatican Airlines Javier Pérez Pellón

Cuenta una antiquísima tradición cristiana que, en el año 1291, la Virgen María, comprobados los desastres que veía venir sobre la casa, incluyendo su destino a una ocupación indebida por parte del moro o, incluso, su destrucción, aquel que fuera su hogar de Nazareth donde había recibido la visita del arcángel San Gabriel anunciándola que, por intercesión del Espíritu Santo, de su inmaculado vientre le nacería un hijo, descendió de los cielos donde habitaba y tomando la forma de Madona Negra se apresuró a hacer las maletas, metiendo en ellas todos los enseres que encontró a su alrededor y, no contenta con ello, cargó con la mayor parte de los antiguos ladrillos con que la morada había sido construida, emprendiendo vuelo hacia otras tierras que habían sido cristianizadas desde hacía, al menos, mil años, ayudada por un nutrido grupo de ángeles, criaturas celestes expertas en meteorología, corrientes marinas y vientos alisios y contralisios.
Imitando, pero con más suerte, claro está, al griego Ícaro y precediendo en varios siglos a los experimentos de Leonardo da Vinci, la Virgen Negra descansaría, primero, en tierras de Illiria, las costas adriáticas de la actual Albania, escala técnica se diría hoy en la moderna jerga de la aeronáutica civil.
Existen, no obstante la pía y mística tradición del angélico traslado de la Santa Casa de Nazaret a Loreto, pruebas históricas que fundamentan la veracidad del traslado, aunque haya sido por mano del hombre, de parte de la auténtica casa de Galilea a Loreto. Un antiguo documento, recientemente descubierto, habla de que Nicéforo Angelo, déspota del Epiro, deja en herencia a su hija Itamar, entre otras cosas, “Las santas piedras pertenecientes a la Casa de la Nuestra Señora la Virgen Madre de Dios”.
Noticias confirmadas con el hallazgo de alguna moneda y restos de tejidos usados por los cruzados y de huevos de avestruz, coincidentes con las fechas que la tradición había fijado como milagroso traslado de la casa donde, posiblemente, fuera engendrado el Hijo de Dios y Cristo hubiera vivido durante años.
Si hubiera sucedido hoy, morena como es la Madona de Loreto y, por abundancia, procedente de Albania, hubiera sido inmediatamente detenida como emigrante clandestina e internada en un campo de extracomunitarios, en espera de ser repatriada, lo que demuestra que el mundo ha caminado un poco hacia atrás, ya que si ponemos en el plano de la comparación el oscuro medievo con la actual edad de las luces y falsas piedades, sería nuestra época la que saldría perdiendo.
El caso concreto es que sin que nadie pusiera inconvenientes aduaneros o de cualquier otro tipo, la Virgen Morena se instaló definitivamente en la pequeña localidad italiana sobre las costas del mar Adriático y, de ahí a poco tiempo, alrededor de la que fuera auténtica parte de su casa de Nazareth nacería un santuario que, andando el tiempo, constituiría una de las metas más frecuentadas de la devoción mariana, lugar de esperanza de millones de creyentes confiados en las virtudes taumatúrgicas de aquella madona de color, procedente de Palestina, que había elegido Italia como su hogar permanente.
De aquí le viene a la Virgen de Loreto la titularidad, absolutamente merecida, de ser la primera aviadora de la historia y la patrona universal de los viajeros en aeroplano, tal y cómo la proclamó, oficialmente, Benedicto XV, el Papa de la Primera Guerra Mundial, en 1920.
A pesar de la devoción universal por esta Virgen Negra, el clero de la Iglesia ha sentido siempre una especie, no sólo de prevención, sino de repulsa o antipatía por las vírgenes de color, atribuyendo la negritud de sus rostros a que se habían oscurecido por el humo de los cirios o porque habiendo vivido en un clima cálido estarían muy tostada por el sol y otras majaderías por el estilo. “¿Por qué son oscuros los retratos de la Virgen como el atribuido a San Lucas? Porque María era morena ¿Y cómo lo sabemos? Por los retratos”.
Y sin embargo la negritud de María tiene sus explicaciones, que se pierden en los cultos a las divinidades india de Kali y egipcia de Isis.
Robert Graves, en La Diosa Blanca y, sobre todo, en Mammon y la diosa Negra, afirma que “las Vírgenes Negras provenzales y sicilianas se llaman así porque derivan de una antigua tradición de la Sabiduría como Negrura”. Y en ella ve una especie particular de relación entre los sexos: “La Diosa Negra es, hasta la fecha, poco más que una palabra de esperanza susurrada entre los pocos que han servido su noviciado a la Diosa Blanca. Promete un nuevo vínculo pacífico entre hombres y mujeres en el que desaparecerá el vínculo patriarcal del matrimonio… la Diosa Negra ha experimentado el bien y el mal, el amor y el odio, la verdad y la falsedad en la persona de sus hermanas… conducirá al hombre de regreso a ese instinto seguro del amor que hace mucho tiempo perdió a causa del orgullo intelectual…”.
Y algo tiene que haber de verdad en todo esto cuando la universal tradición mariana está repleta de Vírgenes Negras. Comenzando con nuestro país desde la Candelaria de Tenerife, a la de Estella, a la de Fuenterrabía, a la salmantina de la Peña de Francia, a la Moreneta de Monserrat, a la de Covadonga de donde partió la Reconquista, a la del Pilar, primer santuario mariano de España, en cuyo honor el Papa Clemente XII ordenó que su fiesta se celebrara el 12 de octubre, a la de Guadalupe, Nuestra Señora del Silencio, patrona de Extremadura y de todas las Españas… y otra infinidad más de ellas que hacen coindidir su culto con marcados hechos históricos nuestros, en donde la tradición popular fijó la intercesión de una Virgen Negra.
Inspirándose sin duda en la morenita de Loreto, la primera aviadora de la historia, el Vaticano se ha modernizado y teniendo en cuenta que el llegar a los santuarios marianos era un doble sufrimiento para los enfermos que allí dirigían, en busca de alivio o curación, sus cuerpos y espíritus dolientes, en extenuantes y largos recorridos en autobuses y trenes, ha fundado su propia línea aerea low cost con una flota de Boeing 737-300 que, decorados con los colores de la Santa Sede, ha alquilado a una compañía privada, la Mistral Air, propiedad de la oficial italiana de Correos.
El vuelo de inauguración tuvo lugar el día 27 del pasado mes de agosto a Lourdes, coincidiendo con el ciento cincuenta aniversario de la aparición de la Virgen a Bernadette en la gruta de Massabielle.
Se calcula que, en el 2008, la Vatican Airlines contará con ciento cincuenta mil pasajeros y sus destinos serán, aparte de Lourdes, Virgen pálida y blanca, Fátima, tan blanca y triste que parece enferma, Czestochowa, la morena Virgen polaca que fuera de especial devoción del Papa Juan Pablo II, Santiago de Compostela y el Santuario del Sinaí en Egipto.
Sobre los Boeing 737, destinados a las rutas de los lugares sacros, un escrito nos recuerdan las palabras del Salmo 27: “Cerco il tuo volto Signore!” (!Busco tu rostro, Señor!).
Costo del viaje, sólo ida, incluidas tasas, 44 €. Se puede reservar, naturalmente, a través de Internet.
Un pequeño inconveniente ha surgido cuando la policía del aeropuerto de Tarbes, donde aterrizan y despegan los aviones, han requisado, siguiendo las estrictas normas de seguridad antiterrorista vigentes en la UE, las botellitas de vidrio, en formato Virgen de Lourdes, que contenían el agua milagrosa de la gruta del Santuario.
En su lugar, en el “catering” de los aviones vaticanos se ofrecen las botellitas de vidrio ya rellenas del agua, pero, esta vez, controladas por la policía, y con el añadido de un certificado de garantía de que el contenido corresponde, efectivamente, al agua milagrosa.
Todo perfecto, en orden y aséptico. El milagro también puede ocurrir en vuelo entre las nubes, con la asistencia de graciosas y simpáticas hostess vistiendo un perfecto corte en sus coquetos uniformes amarillos, colores del Vaticano.
¿Qué pensará la tostada Madona de Loreto de todo esto? ¿Ella que fue transportada, con la casa a cuestas y en andas de ángeles, arcángeles, querubines, tronos y dominaciones? Misterio de las Vírgenes Negras.

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