lunes 3 de septiembre de 2007
Calderón no habla en el Congreso Inocencio Arias
La oposición mexicana sigue impertérrita con su show negándose a admitir la legalidad de la elección del presidente Felipe Calderón. Uno pensaría que, a bastantes meses de la elección, el momento habría llegado de reconocer que las instituciones electorales pertinentes decretaron la legitimidad de su victoria, que la comunidad internacional ve en el al primer mandatario del país y una franja sustancial de la opinión pública también (tiene el 64% de aprobación de su actuación).
El sábado Calderón no pudo pronunciar el tradicional discurso del estado de la nación. Su predecesor, Vicente Fox, tampoco pudo hacerlo con el último de los suyos. Calderón subió al podio, habló algo más de un minuto y entregó el texto de lo que tenía que haber sido su intervención solemne para que fuera distribuido. El formato de la insólita ceremonia había sido pactado por las fuerzas políticas. “No aceptaremos un presidente ilegítimo”, había sentenciado Leonel Cota, presidente del PRD, partido de la oposición. “No toleraremos su presencia”.
El compromiso alcanzado salvaba un poco la cara de las dos principales fuerzas políticas. Calderón cumplía con su obligación constitucional de comparecer ante las Cámaras, la oposición del PRD puede seguir alardeando de que no lo acepta. Calderón entregaría su texto al presidente del Senado mientras la de la Cámara de Representantes, Ruth Zavaleta, abandonaba el hemiciclo con sus compañeros del PRD. Calderón se dirigirá hoy al país por televisión desde el Palacio Nacional.
Abundantes comentaristas mexicanos, como Jaime Sanchez Susarrey en Reforma, apuntan que puede que éste sea el golpe de gracia a la ceremonia del estado de la nación que venía teniendo lugar desde el año 1910. Tampoco falta quien apunte que la actitud de rebeldía del PRD, aunque fútil en cierta medida, es un precedente nefasto para la política azteca.
En el texto distribuido, Calderón mira bastante, inevitablemente, hacia su vecino del Norte. Censura la política migratoria de Washington, es sabido que el Senado estadounidense ha abortado el intento de Bush de iniciar la legalización de 11 millones de emigrantes irregulares, ha afirmado que su Gobierno se esfuerza en crear empleos para reducir el flujo migratorio hacia EEUU (ha creado 618.000 en el último año) y rindiendo homenaje, de otro lado, a las fuerzas del orden que han sucumbido en la lucha contra los narcotraficantes que ha desatado su gobierno ha dado a entender que la cruzada contra la droga exige una total cooperación entre vecinos y entre la comunidad internacional.
lunes, septiembre 03, 2007
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