martes 4 de septiembre de 2007
Ducha fría Germán Yanke
Dicen que en el PP debatían este verano —si eso es posible— si la estrategia de oposición en el comienzo de este curso debería tomar como pivote fundamental la lucha antiterrorista o la situación económica. Unos, al parecer, consideran que lo que aún falta, a pesar del cambio de rumbo del Gobierno, como la ilegalización de ANV y el incremento de la exclusión política de los soportes de ETA-Batasuna, es cuestión que tiene predicamento en la opinión pública y que, conectado con el desorden en la llamada política territorial, supone materia suficiente para conquistar votos y explicar el concepto de Estado de los conservadores. Otros sostienen, según esta versión, que la “buena” situación económica tiene grietas en la vida cotidiana de los españoles, que no viven de los grandes números macroeconómicos, y todavía puede ir a peor en los próximos meses.
Si el fin de semana el PP insistía en la ilegalización de Batasuna, Mariano Rajoy aprovechó el lunes para subrayar un dato que refleja esa debilidad económica: los casi 350 euros que ahora hay que añadir para comprar lo que se compraba al comienzo de la legislatura, a lo que se debe añadir el aumento de las hipotecas. Así que quizá el PP se empeñe en la ducha fría y, ya veremos con qué fortuna, se arranca hoy con esto y mañana con aquello.
Las encuestas siguen apostando por el “empate técnico”, el PP cuenta con el empujón moral de haber ganado en número de votos en las últimas municipales, y los dos partidos se comprometen, a diferencia de lo que ocurre en las autonómicas y locales, a no intentar gobernar si no son la formación más votada. Le viene bien este escenario al PP, aunque ahora debe demostrar que supera su más grave problema estratégico: el tono.
Desde luego, es complicado que se entienda bien, es decir, que se entienda más allá de que no apoyan al Gobierno, que en las circunstancias actuales se insista en que Rodríguez Zapatero está de rodillas ante ETA. Sus errores (de concepto y de estrategia) en esta fundamental cuestión han sido enormes y no ha escapado todavía de alguna peligrosa confusión colateral. Pero la presentación de una alternativa en materia antiterrorista precisa, como es de esperar que haya comprendido el PP, un tono mesurado, lo que no es contradictorio con ser contundente.
En materia económica, las ideas y los sentimientos son de otro orden, pero el Gobierno tiene más posibilidades de desplegar el populismo —en una situación que tiene problemas pero no es grave— que de demostrar eficacia teórica el PP con sus propuestas. Costa y los suyos preparan el programa. Veremos quiénes lo explican, y cómo, a los ciudadanos. Porque la ducha o duchas frías pueden ser estimulantes, pero luego hay que bañar en agua tibia a los votantes para que se animen con la oferta de alternancia.
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martes, septiembre 04, 2007
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