El rigor francés
06.09.2007 -
El pasado 31 de mayo, Nicolas Sarkozy, en su primera visita oficial a España como presidente de la República Francesa, reiteró el compromiso de su país en la lucha contra ETA y expresó con claridad los dos grandes ejes de su posición contra la banda terrorista. El primero, de matiz interno, el rechazo taxativo de Francia a considerarse implicada en el llamado 'conflicto vasco', como uno de los dos Estados que, según el ideario etarra, 'sojuzgan' a Euskal Herria. Sarkozy remarcó expresamente que se trata de un 'problema español' y que es por tanto España la que debe marcar los pasos a seguir. ETA, dijo, jamás logrará involucrar a París. El segundo, la consideración del terrorismo como una de las grandes amenazas de las sociedades occidentales, hasta requerir de los Estados y los gobiernos máximos esfuerzos de colaboración y de acción conjunta. Una convicción que ya quedó contrastada durante su gestión como ministro de Interior y que la terrible irrupción del terrorismo de raíz islamista no ha hecho sino intensificar. El pronunciamiento del presidente francés se produjo apenas cinco días antes de que ETA anunciara oficialmente la ruptura de una tregua que, de hecho, había sido dinamitada con el atentado de Barajas. Para Sarkozy, para Francia, ETA no es un asunto de política interna ni representa una amenaza a su estructura como Estado, sino una banda terrorista a la que hay que combatir, por solidaridad con un país vecino y amigo, pero también porque sus acciones delictivas afectan, cada vez más, a su propio territorio y a la seguridad de sus ciudadanos.La comparecencia, ayer, en una rueda de prensa poco habitual, del fiscal de la República y del subdirector de la Dirección Antiterrorista de la Policía Judicial, para informar sobre las detenciones de Cahors y las duras penas que serán solicitadas para los presuntos terroristas, llegando a la cadena perpetua, refleja hasta qué punto ETA es ya considerada en Francia como un grave problema de criminalidad organizada: una execrable delincuencia que secuestra, roba y atenta contra sus intereses y sus habitantes. El creciente rigor francés es una muestra más del arrinconamiento de una banda que ha hecho de la violencia su única razón de existir y que está condenada a su extinción o a convertirse en un residual grupúsculo delictivo. Aunque en el camino hacia su fin tenga capacidad para causar mucho dolor.
jueves, septiembre 06, 2007
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