viernes 7 de septiembre de 2007
El BCE no disipa el miedo
LA decisión del Banco Central Europeo de mantener los tipos de interés en el 4 por ciento no ha sorprendido, aunque, a juzgar por las reacciones iniciales, tampoco ha servido para tranquilizar a los inversores: las Bolsas reaccionaron temerosas y el euribor apenas ha experimentado una ligera moderación que le mantiene en torno a 4,8 por ciento, quizá porque, a la vez que Trichet comparecía en rueda de prensa, el BCE anunciaba una nueva inyección de liquidez en lo que no es sino la confirmación de que las aguas siguen revueltas, las instituciones financieras continúan sin fiarse unas de otras, las primas de riesgo se mantienen elevadas y proliferan las retiradas de fondos.
Tres son las razones por las que la autoridad monetaria podría haber decidido aplazar la subida anunciada antes del verano. La primera, poco probable, porque sería contraria a la «doctrina Greenspan», que constituye el mantra de los bancos centrales y que considera la responsabilidad de mantener la cotización de los activos financieros en momentos de turbulencias. La segunda es que el BCE está asustado ante una posible crisis sistémica en los mercados financieros y quiere inyectar confianza y ganar tiempo, aun a riesgo de avalar comportamientos irracionales en un futuro. La tercera, y la más probable en función de las palabras del propio gobernador y de la pequeña historia del BCE, es que piensa que la crisis es profunda y duradera, y que han cambiado a la baja de manera sostenida y persistente las perspectivas de crecimiento e inflación en Europa. Porque no olvidemos que la política monetaria tarda entre seis y nueve meses en ser efectiva. En definitiva, si el BCE ha aplazado la subida anunciada de tipos es porque estima que la situación económica y la percepción colectiva de esa situación han cambiado profundamente este verano.
Habrá quien lo considere una buena noticia. Muchos en el Gobierno se habrán felicitado, a juzgar por sus declaraciones en los días previos a la reunión. Pero será una alegría pasajera, porque la decisión anuncia tiempos inciertos en Europa. España, especialmente endeudada y sensible a las variaciones de tipos por su dependencia abusiva de la vivienda y el consumo a crédito, sentirá el parón con especial intensidad. Las hipotecas seguirán subiendo a medida que vaya venciendo el plazo de renovación de las mismas y los diferenciales de tipos vayan reflejando una situación más incierta y preocupante. La renta disponible del español medio continuará su senda descendente y aumentará el número de hogares que manifiesten dificultades para llegar a fin de mes. No es pues de extrañar que el índice de confianza de las familias españolas haya caído seis puntos en agosto, y en expectativas, quince.
La economía española ya mostraba signos de desaceleración antes del verano, y la decisión del BCE agrava esa tendencia, constatando que el entorno internacional se ha vuelto menos seguro. Cabe preguntarse si esta legislatura ha servido para aumentar la capacidad de resistencia de la economía española, que pronto puede ponerse a prueba. En el haber, quizás el único, de la política económica socialista está un comportamiento fiscal básicamente responsable, heredero de la ley de Estabilidad del Partido Popular. En el debe, la incapacidad para realizar ninguna reforma estructural en profundidad que haya servido para modernizar y liberalizar la economía, la erosión prácticamente irreversible de la unidad de mercado consagrada en el Estatuto catalán y la conformación de una cultura de generación de derechos sin contrapartida económica que puede resultar explosiva en el ciclo bajista que anuncia el BCE. La promesa de una vivienda subvencionada para los andaluces que ganan menos de 3.100 euros al mes -más del 80 por ciento de los españoles, según Hacienda- es un chiste que puede convertirse en tragedia si reproduce un clima de opinión que hará socialmente muy costoso aplicar las recetas de ajuste económico necesarias en la nueva coyuntura. Y ese clima es responsabilidad exclusiva de este Gobierno. Cautela pregona el BCE; miedo dan algunas reacciones domésticas.
viernes, septiembre 07, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario