martes, septiembre 25, 2007

Amenaza cumplida

Amenaza cumplida
26.09.2007 -

El atentado contra la comisaría de la Ertzaintza en Zarautz evidencia la determinación de ETA de apurar sus capacidades operativas para cumplir la amenaza, plasmada en su último comunicado, de atacar al Estado en todos los frentes. Mientras prosigue con su violencia, la banda etarra trata de amordazar las críticas que puedan surgir en su entorno mediante relatos amañados que buscan transferir al Gobierno y a las fuerzas democráticas toda la responsabilidad en el fracaso del proceso de final dialogado, al tiempo que se asegura la disciplinada lealtad de quienes ejercen de portavoces de la izquierda abertzale; no en vano Batasuna y ANV volvieron a ser ayer las únicas formaciones que no condenaron el atentado. La estratagema de los terroristas resulta, sin embargo, tan conocida como demasiado burda incluso para los más crédulos. Porque si bien la versión etarra deja traslucir una interesada ingenuidad por parte del Ejecutivo, lo que indubitablemente se desprende de ella es el fanatismo y la intolerancia de una organización terrorista que no ha renunciado a imponer su voluntad a la del conjunto de la sociedad. Esta constatación no sólo hizo fracasar el llamado proceso de paz, sino que invalida las afirmaciones de aquéllos que siguen abogando por una salida dialogada en las actuales circunstancias y cuestiona la oportunidad del presidente Rodríguez Zapatero cuando define la obcecación de ETA como un «gravísimo error» o se compromete a «volver a trabajar» por el fin del terrorismo si reedita su triunfo electoral.Junto a ello, la elección de la Ertzaintza como objetivo del atentado de ayer compromete singularmente al lehendakari en su calidad de máximo responsable de la Policía autónoma. No resulta edificante que nuestras instituciones sigan procediendo a esa especie de reparto de papeles según el cual la cúpula de Interior de ambos gobiernos emplea el lenguaje de la firmeza, mientras sus presidentes parecen reservarse la función de enviar mensajes crípticos y dejar siempre los puentes tendidos hacia el campo enemigo. La gravedad de la amenaza etarra exige discursos unívocos y coincidentes. Porque nada alimenta más las esperanzas de los terroristas que la ambigüedad y la división de los demócratas. En este sentido, la voluntad del lehendakari de recuperar sus pretensiones soberanistas con independencia de que ETA siga atentando esconde la falacia y el ventajismo propios de quienes aprovechan la persistencia del terrorismo para transferir el problema al plano de la política y defender luego la necesidad de buscarle 'soluciones políticas'. Con ello se estaría propiciando lo que se dice querer evitar: que ETA condicione de verdad todo el debate y la actividad de las fuerzas democráticas.

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