jueves 27 de septiembre de 2007
La pancarta de Irak
Cada vez que mueren nuestros soldados en Afganistán, la izquierda saca la pancarta de Irak. Ayer, un medio de comunicación traía a primer plano -¡cuatro años después!- el acuerdo de Aznar y Bush sobre la guerra de Irak, justamente el día en que los cadáveres de los dos soldados españoles muertos en Afganistán y no en Irak llegaban a España. La izquierda los ha recibido con una pancarta, «No a la guerra de Irak». De su guerra, de la guerra de Afganistán en la que han muerto bajo las órdenes de Zapatero y de su ministro de Defensa, la izquierda no quiere hablar. De los otros conflictos en los que está implicada España, tampoco.
Oficialmente, el presidente del Gobierno y su ministro de Defensa no están en guerra. Por el momento, siguen en la manifestación contra la guerra de Irak sosteniendo la pancarta de la cabecera. Mientras la sostenían, y de eso hace ya algún tiempo puesto que la manifestación dura varios años, uno llegó a la jefatura del Gobierno y el otro a la de Defensa. En lugar de soltar la pancarta y ponerse al frente del Ejército para liderar otras guerras, decidieron que ambas cosas podían ser compatibles.
Que podían seguir con la pancarta mientras el Ejército a sus órdenes combate en Afganistán. El resultado es la política internacional y de defensa de nuestro país. De cumplimiento de las obligaciones mínimas que nos impone nuestra pertenencia a determinados organismos internacionales y de discurso político contradictorio con las acciones militares en el exterior y con nuestras alianzas internacionales con las naciones democráticas.
La implicación más grave de esa esquizofrenia es que el Ejército no tiene liderazgo político en Afganistán porque depende de un Gobierno que no cree en esa misión ni la reconoce en su auténtica naturaleza. Y los ciudadanos que deben apoyar esa misión, tampoco, porque les dicen que miren a Irak mientras los soldados mueren en Afganistán.
Quisieron jugar a la paz con Irak como lo hicieron con ETA y ahora tienen una guerra encima de la mesa para la que no tienen discurso, ni objetivos, ni argumentos ni liderazgo. Zapatero estaba preparado sólo para la pancarta de Irak.
miércoles, septiembre 26, 2007
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