Monarquía o república
26.09.2007 -
JUAN BAS j.bas@diario-elcorreo.com
Sé que escribir un artículo con este título y sobre este tema es como encargarle al cojo que lleve la trilita. Uno no sabe cuáles son los criterios de interpretación de un juez a la hora de considerar a partir de dónde se cruza la frontera de la crítica y se entra en el punible terreno de las injurias a la Corona. Pero como cantaba Lou Reed: 'Take a walk on the wild side'.Me sorprendió que en un programa de televisión del submundo del corazón la chachi pareja de presentadores carroñeros dijera que la monarquía española pasaba por horas bajas de popularidad. Sumaban al caso de injurias de 'El Jueves' el bochonorso episodio de las cacerías del oso beodo y la de Rumanía, el que el senador Anasagasti llamase a la Familia Real vagos, la quema pública de fotografías de los monarcas y lo que desde su particular visión deformada obraba también en detrimento de la Corona: una atribuida crisis conyugal entre Marichalar y la infanta Elena.Desde el lamentable asunto del secuestro de la revista 'El Jueves' tengo la impresión de que se ha reactivado una corriente de opinión antimonarquía que permanece viva, pero un tanto aletargada, y despierta con hambre republicana en cuanto alguno de los miembros de la Familia Real se pone en evidencia.Corriente en pro del restablecimiento de la república a la que me sumo con entusiasmo -¿el cojo me ha pasado la trilita para que haga gárgaras con ella?-. ¿Por qué estoy a favor de la Tercera República española y no quiero a un rey de jefe del Estado? Por una cuestión elemental, democrática y acorde con la modernidad del siglo XXI: porque en la república el jefe del Estado es su presidente y se le elige, en vez de heredar el serlo por mero nacimiento, con la consiguiente quiebra del todos nacemos iguales. Me pasa con la monarquía como con la parafernalia militar y los ritualismos clericales: pertenecen a un mundo obsoleto, de estética medieval; un mundo que ya no existe más allá de estas excepciones. Que la jefatura del Estado se transmita de padres a hijos por sangre y apellido creo que no tiene ya cabida lógica en la sociedad española actual y en la naturaleza del Estado de Derecho y sus instituciones. Al presidente de la Segunda República lo elegían las Cortes y un número de compromisarios, igual al de diputados, elegidos por sufragio universal. Y su mandato duraba sólo seis años.No es una cuestión prioritaria y lo importante es que el Estado sea democrático y su gobierno, legítimo. Pero tampoco es un simple símbolo ser una república o una monarquía parlamentaria. Y los símbolos además importan, sobre todo a los monárquicos Una reforma constitucional para hacer posible un plebiscito sobre la forma de Estado no me parece algo descabellado ni socialmente traumático.
martes, septiembre 25, 2007
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