Cuantas erroneas, debates inutiles

miercoles 26 de septiembre de 2007
Cuentas erróneas, debates inútiles
PARA gozo de alborotadores de poco juicio, el Presupuesto que ayer entró en la Cámara va teñido de tensiones territoriales, de discriminaciones porque algunos se llevan más que otros, unos se sienten expoliados y otros desdeñados. Territorializar las inversiones para luego compararlas es un ejercicio peligroso que lleva a conclusiones al gusto.
Con ese procedimiento, con balanzas fiscales por autonomía, por ciudad o barrio, por estatura o color del pelo, sólo se llega a sumas incoherentes, de partes que desbordan el conjunto.
Riojanos convencidos de que están discriminados, que con sus impuestos se financia Cataluña y catalanes persuadidos de que sufren un expolio insoportable y que sus impuestos se van a Barajas.
Nada de eso es cierto, los hechos son más complejos y necesitan de cooperación inteligente más que de confrontación apasionada. Y los dirigentes políticos en vez de explicar y ordenar echan leña al fuego, enardecen y alimentan pasiones desmedidas y estériles.
Imaginemos que Madrid completa todas sus infraestructuras hasta el límite de la Comunidad, hasta Robregordo, Meco, San Martín de Valdeiglesias... ¿ganaríamos algo con ello? ¿No es esencial continuar hasta las fronteras de la nación y más allá, hasta Lisboa, Burdeos...?
Las autopistas del Mediterráneo y del Ebro ¿sólo benefician a aragoneses y valencianos y son indiferentes para catalanes, andaluces y madrileños? ¿Cuántos madrileños sueñan con redes más rápidas y eficientes al Mediterráneo, a Valencia, Alicante y Murcia? ¿Qué decir de los burgaleses que sienten tan lejos Santander y a Madrid tan distante como un cuarto de siglo atrás, cuando se remozó la autovía?
La territorialización competitiva de las inversiones en infraestructuras es un disparate que no produce nada bueno, sólo dar rienda suelta al victimismo y la demagogia que son viajes que solo conducen a retroceder sin comprender.