viernes 27 de julio de 2007
Diez razones para adelantar elecciones Pablo Sebastián
El presidente Zapatero comparece hoy ante los medios de comunicación para hacer un balance triunfalista del curso político que termina, y en los próximos días visitará al Rey Juan Carlos en Palma de Mallorca de acuerdo con una tradición que, en este caso, podría incluir el anuncio al monarca del adelanto de las elecciones generales, porque todo apunta a que, en el firmamento, los astros benéficos de Zapatero están bien alineados, mientras que los de Rajoy aparecen dispersos y confusos en la galaxia del PP.
Entre el discurso triunfalista que hoy lanzará Zapatero en la Moncloa y las preguntas amañadas que le presentarán para que fustigue al PP, el jefe del Gobierno se piensa ir de vacaciones bastante contento, sobre todo mientras ETA siga sin matar. Y no porque ETA no pueda, por causa de la presión policial, como dice Rubalcaba presumiendo de la caza del jefe del aparato logístico de la banda —otro “accidente” de la negociación en curso, como los petardos estallados al paso del Tour—, sino porque de momento no quiere. Porque para matar sólo hace falta un pistolero que apunte a la nuca de un inocente, como ETA hizo tantas veces sin la necesidad de un apoyo logístico especial.
Pero Zapatero iniciará contento las vacaciones porque considera que el PSOE está listo para abordar, con dinamismo (esperan arreglar este fin de semana la crisis de Madrid) y éxito las próximas elecciones generales en las fechas que él lo decida, que pueden ser el 28 de marzo si se acaba la legislatura, o antes si las adelanta, lo que las podría situar en el mes de octubre, en plena crisis de liderazgo y de organización del PP, y cuando Rodrigo Rato aún no se ha estrenado en Madrid.
Y estas dos cuestiones, que afectan a ETA y al PP, son las más importantes de las diez razones por las que Zapatero podría adelantar las elecciones y que son las que siguen:
Cabe la posibilidad de que exista un pacto secreto con ETA para adelantar las elecciones al otoño sin que la banda mate a nadie (aunque ponga explosivos o haga atentados sin víctimas), porque, con ello, la banda ayudaría al PSOE a ganar las elecciones y a reanudar el proceso de paz, donde luego se incluiría una moción de censura en Navarra. De momento, el PSOE le ha entregado Álava al sector más duro del PNV.
Si ETA decide matar, el Gobierno explicará, entonces, que ésa es la prueba de que no hizo concesiones políticas a la banda, y que es la dura respuesta de los terroristas a sus éxitos policiales. Además, en ese caso, siempre habría menos muertos de aquí al otoño próximo que de aquí a marzo del 2008, por lo que el citado adelanto electoral también compensa.
El PP atraviesa una seria crisis de liderazgo, por causa de la falta de autoridad de Rajoy, desbordado por Acebes y Zaplana, que provocó la marcha de Matas en Baleares y el cese de Piqué en Cataluña, al tiempo que continúa en Madrid la lucha descarnada entre Gallardón y Aguirre por la posible sucesión de Rajoy.
También, en el ámbito del PP, se incluye la posibilidad de que Rato regrese a la política nacional en las listas del PP —se ha hablado que incluso por Barcelona—, y esa esperanza blanca de muchos populares quedaría en muy poco si Zapatero adelanta las elecciones a octubre, cuando Rato se despide del FMI en Washington, lo que a lo mejor le permitiría llegar a las listas del PP, pero no hacer campaña desde el mes de octubre a marzo del 2008. Por ello Rato, quizás, nunca debió desvelar tan pronto su regreso a España, porque primero desestabilizó a Rajoy y luego le dio pistas a Zapatero. Se ha llegado a mencionar la posibilidad de que, si los comicios fueran en marzo del 2008, Rato podría desbancar a Rajoy y ser el cabeza de cartel (Aguirre también sueña con un golpe de mano de ese calibre).
El PSOE ha recuperado la iniciativa política con el triunfo del jefe en el debate de la nación, y disfruta de mayor poder territorial, gracias a los nueve ayuntamientos de provincia capturados al PP, al igual que de Baleares, lo que mejora sus expectativas políticas. Como piensan mejorar en Madrid, donde los candidatos, esta vez, no serán Simancas y Sebastián sino Zapatero y De la Vega. Además han recuperado a Bono en La Mancha, para que pasee por España la bandera española, y le han lavado un poco la cara al Gobierno, quitando a los ministros más desgastados, al tiempo que lanzan a Chacón en Cataluña.
En realidad, para evitar darle bazas de debate nacional al PP, el PSN ha decidido no pactar con Nafarroa Bai en Navarra. Y lo han hecho, posiblemente, para no crearle problemas a Zapatero en la campaña electoral, y también para darle la oportunidad al presidente de decidir también una repetición de elecciones en Navarra, coincidiendo con las generales, lo que beneficiaría al PSN frente a Nafarroa Bai.
Además resulta bastante probable que el Gobierno encuentre serios problemas para aprobar en el Congreso los Presupuestos Generales del Estado para el 2008, entre otras cosas porque sus actuales aliados se verán en la obligación de exigir mucho y de marcar distancias en ese periodo preelectoral.
La economía sigue bien, pero los riesgos de alguna gran sacudida son mayores de aquí a marzo, a la vista de las señales de recalentamiento de la situación española, como lo anuncia el FMI.
La tensión con la Conferencia Episcopal, a propósito de la asignatura de la Educación para la Ciudadanía, así como otros enfrentamientos provocados por el Gobierno, como el caso del espía doble, le sirven al PSOE para movilizar a su electorado, mientras los del PP parecen cansados de tanta movilización callejera, en un tiempo en el que su mayor baza, la negociación con ETA, ha desaparecido, oficialmente, de la agenda política.
En la Moncloa se espera como “agua de mayo” la sentencia del juicio del 11M que, con toda seguridad, condenará a casi todos los presuntos terroristas islámicos y a la trama asturiana del tráfico de dinamita, lo que supondrá un fracaso rotundo del PP y de su teoría de la conspiración. El PP esperaba, por lo menos, empatar este caso con una sentencia favorable a sus tesis contra el Estatuto catalán del Tribunal Constitucional, pero todo apunta a que el TC no tiene tanta prisa como el PP.
Naturalmente, Zapatero hará lo que le dé la gana y se lo va a pensar. Pero en su mano tiene razones suficientes y el viento a favor para adelantar.
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