viernes 27 de julio de 2007
Vagas e incluso ingenuas reflexiones sobre la viñeta
Miguel Martínez
U N servidor está convencido de que a Felipe de Borbón se le escapó una sonrisa cuando vio la portada de El Jueves, y que entre carcajeos y risotadas soltó un “¡qué jodíos!” dedicado al guionista y al dibujante de la polémica viñeta. Incluso se lo imagina llamando acto seguido a su esposa: - ¡Mira, nena! Mira lo que han dibujado éstos de El Jueves. Y fíjate qué michelines me han puesto. - ¡Ahí va ¡ Yo no tengo ese culo tan gordo ¿verdad, Felipe? -Claro que no, cielo. Es una caricatura y en las caricaturas todo se exagera, como mis michelines. Por cierto, que no había caído yo en lo de los dos mil quinientos euros. ¿Qué? ¿Nos ponemos? - Anda, quita, quita. Con la de cosas que tengo yo aún por hacer... Porque no me negarán mis queridos reincidentes que, pese a todo, la portada de la mencionada revista era ingeniosa y ocurrente, y daba de lleno en un tema de máxima actualidad como lo es la decisión del Gobierno de premiar con dos mil quinientos euros a los padres que traigan nuevos españolitos al mundo. Y uno no entiende muy bien todo el alboroto montado en relación a una portada que a priori ha sido tratada de injuriosa, cuando injuria es, en Derecho, el delito o la falta consistente en la imputación a alguien de un hecho o cualidad en menoscabo de su fama o estimación. ¿Es injurioso que don Felipe y doña Leticia se peguen un filetazo en la intimidad cada vez que les venga en gana? ¿Pueden ser los revolcones privados de la pareja motivo de menoscabo? ¿En alguno de ustedes ha provocado la portada de El Jueves alguna reacción que deteriore la fama o la estimación hacia los Príncipes de Asturias? Desde luego que a un servidor no. Todo lo contrario, pues esa portada no hace más que recordarnos que Felipe y Leticia son, además de los futuros Reyes de España, una pareja joven que mantiene relaciones sexuales. ¿Es ofensivo caricaturizar esa escena? Más ofensivo me parece el comentario escrito en la viñeta y puesto en boca de Felipe “si te quedas preñada va a ser lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida”. Es de imaginar que esa afirmación responde al tópico que, desde siempre, ha acompañado a los que les ha tocado en suerte –o en desgracia, que se lo pregunten si no a Luis XIV- el llevar sangre real en sus venas se pegan la vida padre y no dan un palo al agua. Y si no considero acertado –les decía- ese comentario, es a causa de que, por motivos profesionales, un servidor ha tenido que seguir a pie derecho y en diversas ocasiones las andanzas de los miembros de la Casa Real en general -y a don Felipe y a doña Leticia en particular- durante maratonianas jornadas que empiezan a las siete de la mañana y terminan de madrugada, encadenando visitas, actos, inauguraciones, en las que los príncipes se dan un hartón de sonreír aunque no tengan ganas, de chocar manos aunque éstas sean flácidas y sudorosas, de aguantar plúmbeos discursos de plúmbeos conferenciantes aunque ese día tengan jaqueca y otras situaciones por el estilo, y todo ello lo llevan a cabo con una profesionalidad ejemplar, que a todos nos gustaría que tuviesen nuestros colaboradores en nuestros respectivos trabajos. ¿Que para eso cobran? Pues sí. Y ya han venido donde yo les quería traer. Cobran por su trabajo, o sea que trabajar, trabajan; y según los cálculos de un servidor, bastantes más horas de las 40 semanales que suele trabajar todo hijo de vecino. Y es por todo eso, y de la misma manera que tengo la sensación de que a Felipe le habrá hecho gracia la viñeta, por lo que pienso que le habrá resbalado el texto, porque a buen seguro incluso Felipe no le da a esa portada más valor que el que tiene: el valor de un chiste. Un servidor está convencido de que lo que ha causado de veras revuelo ha sido el dibujo y no el texto. ¿Acaso hubiese causado el mismo alboroto una escena a oscuras en la que el bocadillo de texto salido de un recuadro en negro –la real alcoba en la más absoluta oscuridad- afirmase lo mismo que afirma? Seguro que no. Quizás cabría reflexionar sobre si esta sociedad es lo suficientemente madura como para afrontar sin sobresaltarse una caricatura humorística de un semanario satírico. Y si todo esto se desarrolla con sentido común –y el sentido común de un servidor no tiene por qué coincidir con el sentido común de sus reincidentes- es de prever que todo este lío acabe, y que la causa sea archivada por entender que no hubo voluntad de injuriar a la Corona, sino de denunciar una medida, quizá electoralista, aplicada de igual forma al que lo necesita y al que no, eligiendo a tal fin a la pareja más representativa del país, que es lo que han afirmado ante el juez los creadores de la portada cuando les preguntaran por los motivos de ésta, aunque fuentes jurídicas apuntan que lo más probable es que el tema se salde con una multa en aplicación del artículo 491 del Código Penal, que reza tal que así: “Se impondrá la pena de multa de seis a veinticuatro meses al que utilizare la imagen del Rey o de cualquiera de sus ascendientes o descendientes, o de la Reina consorte o del consorte de la Reina, o del Regente o de algún miembro de la Regencia, o del Príncipe heredero, de cualquier forma que pueda dañar el prestigio de la Corona”. Y yo no sé qué opinan ustedes, mis queridos reincidentes, pero un servidor cree que mal iría este país –y mucho peor sus paisanos- si una portada de un semanario humorístico –por mucho que éste sea El Jueves- pudiera bastar por sí solita para dañar el prestigio de la Corona.
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