jueves, julio 26, 2007

Fraude sobre ruedas

Fraude sobre ruedas
27.07.2007 -

El positivo de Vinokourov, la expulsión de Rasmussen y la sospecha extendida sobre todo el pelotón han dejado al Tour al borde del abismo y con él a un modelo de ciclismo carente de toda credibilidad. El ciclismo profesional y el deporte de competición en general están viéndose sacudidos una y otra vez por casos de dopaje cuyo descubrimiento, lejos de anunciar el final de la utilización fraudulenta de métodos que incrementan el rendimiento, resulta casi premonitorio de nuevos escándalos. La manifiesta generalización del uso de malas artes tiene que ver, sin duda, con la profesionalización del deporte y, sobre todo, con su conversión en un negocio lucrativo. La épica se mide ya en términos de audiencias y de rentabilidad, una ley que se apodera de la voluntad del deportista hasta el punto de que le empuja al absurdo de jugárselo al todo o nada. Está claro que el deporte necesita generar beneficios para sostenerse y sostener a quienes participan en la competición. Pero de la moderación de las expectativas de lucro que se suscitan dependerá en gran medida que se rebaje también la presión o el interés por doparse o por mantener todo un circuito comercial del fraude. En este sentido, resulta imprescindible que el consenso médico y científico se vuelva más activo contra quienes hacen un uso tan censurable de sus conocimientos, poniendo en riesgo la salud de sus clientes deportistas o explotando con intenciones aviesas métodos que sólo deberían aplicarse para prolongar la vida o sanar enfermedades. Siempre será mejor que el deporte organizado se responsabilice de regular y garantizar una práctica sana. Pero tanto los límites a que se enfrenta en su acción, como la desigualdad en el compromiso ético de federaciones y competiciones, las arbitrariedades que se producen o incluso la ilegítima asunción de funciones propias de jueces o agentes judiciales invitan a pensar que las cámaras legislativas deberían ahondar más en el articulado de las leyes del deporte respondiendo con pautas armonizadas a nivel internacional. Porque la sospecha que continúa ensombreciendo el ciclismo pende también sobre otras modalidades que no están sujetas a una supervisión tan severa.

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