domingo, julio 29, 2007

Felix Arbolí, La increible fantasia de la Biblia

lunes 30 de julio de 2007
LA INCREIBLE FANTASIA DE LA BIBLIA
Félix Arbolí

L A BIBLIA, con todos mis respetos, ese enorme libro tan cargado de historias y figuras legendarias, que nos parecen inverosímiles, más próximas a la fantasía que a la realidad, nos habla del primer hombre Adán y su no menos famosa “costilla” Eva y del primer pecado de la Humanidad. Su soberbia y desobediencia, al igual que le pasó al no menos famoso arcángel Luzbel, les costó su salida del edén y del paraíso celestial, respectivamente. Es como ese padre que castiga a su hijo a encerrarse en su cuarto sin cenar, cuando no le obedece o se le insolenta. Pero a nuestros primeros padres,-los segundos parecen ser los que nos dieron el ser y normalmente el apellido- no solo fueron condenados a salir de ese jardín donde todo era hermoso y placentero, ya que hasta los animales convivían sin devorarse los unos a los otros,.sino que fueron obligados a ganarse el pan con el sudor de su frente. Menos mal que luego ha llegado Zapatero y nos ha “bendecido” con esos dos mil quinientos euros por hijo parido y reconocido, aunque algunas de los que los reciban no tengan ni para pagar un solo día los gastos de su servidumbre, porque con las prisas electorales se les han olvidado detallar y normalizar (de norma), las condiciones que han de reunir las parejas para cobrar ese generoso estímulo a la natalidad. En mis tiempos, lo recuerdo aún, nos daban tres mil pesetas al nacer el hijo,. y luego se incrementaban los puntos o ayudas familiares de la nómina del mes. Normas que se adoptaron y realizaron sin tantos bombos, platillos y fuegos artificiales, como una medida de carácter social y ayuda al incremento de la población autóctona. Ahora con esos euros por parto, serán nuestros prolíficos inmigrantes, los que se llevarán el gato al agua, en este caso los euros a la cartilla y aumentarán la población foránea. ¡Ojo con lo que ha pasado en Kosovo, con esa masiva inmigración que hoy convertida en mayoría, quiere su secesión del país que les abrió sus fronteras y les dio cobijo!. Siguiendo el texto del Génesis, uno de los libros que figuran como revelados, el castigo divino me parece un tanto exagerado. Si lo creemos al pié de la letra, la dichosa manzanita nos ha resultado algo cara. Puede que esa sea la causa de que no me guste esta fruta. No soy muy dado a “libros revelados”, en los que ha tenido que intervenir la mano y la mente del hombre. Se que la tentación es muy grande y a la hora de exponer las ideas, aunque nos digan que tienen su origen en la misma divinidad, es muy difícil pensar que no se ha intentado arrimar el ascua a su sardina, en este caso, la propia conveniencia. Si el trabajo es un castigo divino a la indolente Humanidad, nadie estaría libre de él y ello no es cierto, pues hay muchos indeseables que viven a lo grande sin necesidad de darle un palo al agua, (como dice el vulgo y no se por qué, ya que a nadie en su sano juicio se le ocurre apalear al líquido elemento, como demostración de trabajo). Eso de tener que “ ganar el pan con el sudor de tu frente” , me suena a las amenazas infantiles de “!que viene el coco!”, para que se duerman rápidamente los peques tercos y llorones. Hoy son pocos los que “sudan por la frente” para ganar el sustento. So pena de que se realice la faena a pleno sol, como esos operarios del ladrillo, los cables y las tuberías, entre otros duros menesteres, que han de cumplir su misión ajenos totalmente a la temperatura ambiente y la fecha del calendario. Y estos trabajadores, los currantes por excelencia, sudan por la frente, las axilas, el torso, el pecho y todas las partes de su cuerpo. ¿Son ellos los responsables exclusivos de los devaneos de Adán con la casquivana Eva?. ¡Pues vaya justicia divina!. Normalmente, como todo se rige por la habilidad y las añagazas de los listos para vivir a costa de los débiles y torpes, los menos soberbios y pecadores son los que más sufren la “cólera divina y su injustificado castigo”. La verdad, yo no puedo considerarme culpable de que ese legendario y calzonazo individuo, diera un bocado a esa manzana que con mimos y carantoñas le ofrecía su compañera. ¿ Es que si mi abuelo fuera un asesino, yo tengo que seguir purgando en la cárcel su delito desde mi nacimiento?. Pues si esto no es normal y viable en la imperfecta justicia de los hombres, con menor fundamento podremos considerarlo como ejemplo de la divina. Estos textos que llaman revelados y sagrados, pecan de ingenuidad y no cabe imaginar que Dios fuera tan simple e injusto como intentan mostrárnoslo nuestros remotísimos antepasados. Un pueblo considerado a si mismo elegido, que ante una tardanza en bajar de la montaña su líder político y religioso, adora a un becerro de oro, o no está muy bien de la cabeza o el que escribió ese texto tenía más imaginación e inventiva que nuestro moderno Julio Verne. . ¿Por qué se empeñan en hacernos creer que en sus páginas se halla la verdad?.¿ No es más conveniente aclarar que es una fantasía o una metáfora, no para ser creída a rajatabla, sino para disfrutar de su lectura y fantasía, como ocurre con los cuentos de nuestra infancia?. Sería un procedimiento más correcto, convincente y beneficioso para mantener nuestra fe y nuestras creencias por encima de fórmulas y leyendas claramente desfasadas. El trabajo es una maldición que nos hemos labrado nosotros mismos. Un toma y daca que sostenemos desde que nos damos cuenta que es más cómodo y fácil engañar al vecino y vivir a sus expensas, usando de su esfuerzo y falta de coraje, que tener que hacerlo nosotros mismos. De ahí los enormes desniveles sociales y financieros –que suelen ir emparejados-, que nos encontramos en todas las comunidades, países y agrupaciones humanas de cualquier significado o entidad. Por un lado están los que viven opíparamente, con el problema añadido de no saber en qué emplear su continua ociosidad, gracias al dinero de “papuchi”. Y por otro, los que se levantan con los riñones molidos de tanto esfuerzo laboral, obligados a enfrentarse a una nueva y dura jornada y a soportar las cabronadas que se le ocurran a su jefe, según haya pasado la noche con su mujer. Estos, por lo visto, deben ser los descendientes directos de ese Adán trasgresor. Los malditos del Dios del Génesis. Porque los llamados “guapos” no sudan por el trabajo, lo hacen por otras causas y de más gratas maneras. Nada que ver con el pan. Éste, ya se lo tendrán tostado y preparado, para cuando se levanten hartos de dormir y descansar después de tan ajetreada noche de fiestas y excitantes. Las últimas horas de la noche y primeras de la mañana,.cuando el “responsable” del pecado bíblico inicia su dura penitencia, ellos descansan plácidamente entre sábanas de seda, aire acondicionado y antifaces en su ojos y tapones en sus orejas, para que nada perturbe su merecido descanso. ¡Pobrecitos míos que mal les trata la vida!. Me enerva cuando locutores y cotillas de los medios de comunicación les llaman “gente guapa”, cuando son auténticos parásitos de una sociedad que algunos han hecho a su gusto y conveniencia. Esto es lo inmutable. Lo que no cambia, ni cambiará en la vida. La verdad de una realidad a la que estamos sometidos nos guste o no. Y como son “hijos de papá”, (los demás debemos serlo del vecino), pues han de llevar una existencia libre de trabas, problemas, preocupaciones y ofensas. Que la chequera de “Don Milloncete”, es larga e inacabable, capaz de asegurarle esa legión de “esclavos manumitidos”, que lamen sus costosos zapatos para que no pueda contaminarlos ni la más diminuta mota de polvo procedente del pecador plebeyo. Que nadie ose contrariar u ofender a sus adorables y delicadas criaturas hijas de tantas mujeres, que se han ido turnando para que no le faltara juventud al rico progenitor en sus noches de cansada ociosidad. Cualquier disgusto u ofensa a ese delicado puzzle de cirugía plástica, supone exponerse a los tejemanejes de unos señores que se hincharon de estudiar y conocer las leyes, para defender al poderoso y oprimir hasta su última gota de jugo al pobre diablo, que intentó penetrar en su cerrado círculo y conocer de cerca el misterio que envuelve su mundo en el que, por lo visto, no hay manzanas prohibidas. Serpientes, sí, pero a éstas las llevan en sus bolsos, faldas y zapatos. No intento poner en la picota a un libro que para muchos significa el misterio de la divinidad, el origen de la vida y hasta las normas que han de regir su conducta y moralidad. ¡Dios me libre!. A Lutero, interpretarla a su libre albedrío le costó la excomunión y a la Iglesia un nuevo y doloroso cisma. Hoy, estoy seguro, no hubieran llegado a tales extremos ninguna de las partes. No se puede condenar a nadie, en su sano juicio, por no creerse todo cuanto nos relata este magnífico texto de aventuras y fantasías. A mi modesto entender, libre de absurdos prejuicios e infantiles apreciaciones, no creo que ese Dios tremendamente severo, implacable, colérico e injusto del que nos habla y comenta la Biblia en sus diversos pasajes, como en este de Adán y Eva, el de Isaac, el de Sodoma y Gomorra (la simple erupción de un volcán) y hasta en esas plagas que asolaron a Egipto y mataron a tantos inocentes, sea el mismo que nos ofreció Jesús con su ejemplo, sus mensajes de amor, su infinita misericordia, su perdón a la adúltera y hasta su sacrificio y muerte en la Cruz, en un supremo gesto de amor a toda la Humanidad. Hay veces que he intentado releer, ya pasado el tiempo de las quimeras y fantasías, este “tocho” de increíbles aventuras y he salido con menos fe que con la que empezaba mi lectura. ¡Si resulta que hasta los ejemplares reyes que figuran en sus páginas, eran amorales, obscenos, polígamos y hasta extremadamente crueles con sus vencidos enemigos y los personajes tenidos como respetables, casi santos en esa antigüedad donde no existían aún las canonizaciones, eran emborrachados por sus propias hijas, para que engendraran una descendencia incestuosa!. ¿De verdad creen que Lot, Noé, Salomón con sus bacanales y cantos lujuriosos y tantos otros que nos muestran como favorecidos por Dios , ejemplos a seguir y dechado de virtudes, son válidos para que el lector se purifique y eleve místicamente?. Pues si es así, soy más cerrado de mollera que el padre que aún cree que sus hijos los trae una cigüeña. No me vengan con razonamientos teológicos, verdades incomprendidas y misterios divinos, si estoy equivocado utilicen expresiones y fundamentos que no escapen a la realidad y se pierdan en nebulosas doctrinarias.

No hay comentarios: