martes, enero 02, 2007

ZpM se tambalea, la "viciosa practica" de la misa y al ira de Helguera

REVISTA DE PRENSA

ZP se tambalea, la "viciosa práctica" de la misa y la ira de Helguera
Elsemanaldigital.com

La legislatura está marchita, Pumpido da un vuelco, los últimos diálogos de Sadam, una muerte renacentista florentina aclarada y la sorpresa de quién pide el cese inmediato de Rubalcaba.

2 de enero de 2007. El atentado del sábado en Barajas continúa centrando la atención informativa en un doble sentido: las circunstancias del atentado y las consecuencias políticas.Circunstancias del atentadoEl Mundo habla de seis terroristas como autores materiales del atentado, secuestro del propietario del vehículo incluido: "Miembros legales (no fichados por la Policía), lo que dificulta su posterior identificación, y que regresaron al País Vasco tras aparcar el vehículo en Barajas". Además, "ETA realizó una completísima labor de información sobre el terreno antes de perpetrar la acción".Y ABC señala que "la Policía sospecha que la banda terrorista ETA utilizó un potente explosivo con algún componente de aluminio para volar el aparcamiento de la T-4 del aeropuerto de Barajas... Las altísimas temperaturas alcanzadas en el interior del edificio -algunas vigas llegaron a fundirse- indican que hubo una gigantesca deflagración, algo característico de bombas fabricadas con este tipo de material"; y recuerda que en el zulo de Amorebieta se encontró polvo de aluminio.La Gaceta de los Negocios informa de que las fuerzas de seguridad "habían suspendido los permisos navideños, se habían reforzado las medidas de seguridad, se estaban apretando las clavijas en Francia y se buscaba desesperadamente una relación de matrículas de coches robadas que podían haber sido dobladas por ETA para cometer un atentado y que incluso se habían pasado a los escoltas para que estuviesen alertas"; por todo ello nadie se explica el optimismo de Alfredo Pérez Rubalcaba y José Luis Rodríguez Zapatero en sus últimas comparecencias antes del atentado.También Elsemanaldigital.com menciona una sorpresiva cena, horas antes del crimen, de Zapatero, Rubalcaba, María Teresa Fernández de la Vega y José Blanco.Y Elconfidencial.com cuenta que, una vez producido éste, "Zapatero retrasó nueve horas su comparecencia para dar tiempo a que los mediadores suizos hablaran con Ternera", quien según estas fuentes le habría transmitido "que él no era el responsable, porque no había dado la orden de colocar la furgoneta bomba en el aeropuerto de Barajas, y que, además, estaba en desacuerdo con el atentado"; lo que habría llevado al presidente del Gobierno a no cerrar todas las puertas y a no romper la negociación, sino sólo a suspender el diálogo con ETA.Consecuencias políticasEl editorial de El País da otra interpretación a esa contención de Zapatero no dando la puntilla al proceso, sino dejándolo entre paréntesis: "El Ejecutivo ha hecho bien en no caer en la trampa de darle a ETA la baza simbólica de ser él quien rompía... Lo ocurrido, sumado al robo de pistolas en Francia, a extorsiones y a otros actos de violencia, indica que los interlocutores en ETA no representaban a la organización ni la controlaban. O que mentían. Cuando llegue otra oportunidad para la paz, tendrán que ser otros, y otras las condiciones".Abrimos así, con esta benévola interpretación, un apartado para recoger datos y opiniones sobre lo que este atentado significa políticamente.Para Antonio Martín Beaumont, "el líder socialista, ahora, tras el bombazo de ETA, es esclavo de su estrategia y no tiene demasiado margen de maniobra, salvo continuar a piñón fijo en su proyecto de paz con la banda terrorista, eso sí, en cuanto el calentón popular descienda. Bastante castigo ha sufrido ya su carisma tras el optimismo enfático que mostró sólo un día antes del atentado pregonando a los cuatro vientos su desconocimiento de lo que se cuece a su alrededor" (Elsemanaldigital.com).José María Ruiz Soroa habla en El País de dos errores de Zapatero "que han contribuido a generar la sensación de los terroristas de que podían dirigir el proceso. El primero y fundamental, el haber admitido en junio de 2006 un cambio de orden de agenda. Por presión de Batasuna se admitió que el orden inicialmente establecido (primero la mesa de las armas, luego vendrá la política) se alterara para hacer simultáneas las dos mesas... [Luego] el Gobierno incurrió en su segunda contradicción: se mantuvo firme en la negativa a dar pasos políticos, pero disimuló la existencia de violencia, miró para otro lado. Una contradicción frustrante para Batasuna y, sobre todo, desorientadora para los terroristas, a los que se proporcionaba al mismo tiempo signos de firmeza y de tolerancia. Aunque suene duro decirlo, el Gobierno ha desorientado a la contraparte con la que trataba, no ha emitido señales claras de su posición, y eso es fatal en todo proceso de negociación".Y si Martín Beaumont hablaba del golpe al "carisma" de Zapatero que supone ser optimista hoy y que mañana te vuelen un aparcamiento entero con –presumiblemente- dos víctimas mortales, Pablo Sebastián refuerza esa idea al señalar que "cuando un jefe de Gobierno dice con toda solemnidad y en público que tiene la convicción de que todo va a mejor y horas después le dinamitan un ala del aeropuerto de Barajas, o es que no sabe de lo que habla y miente o juega de farol sin tener información en asuntos tan serios como el terrorismo, o simplemente le han engañado, o no tiene dos dedos de frente ni la capacidad política para gobernar una gran nación como España, que él considera discutida y discutible" (Estrelladigital.es).Por ello Ignacio Camacho habla en ABC de una "legislatura acabada", y lo explica de esta forma: "Zapatero se empeñó en colgar su futuro de una percha que no había mostrado en su programa electoral, hurtándola al debate ciudadano. Así, el diálogo con los terroristas sólo tenía cierto sentido en la medida en que el cese de la violencia pudiese llevar a alguna parte". Pero "ya no queda nada que hacer. El Gobierno no puede volver al diálogo porque el respaldo que pudiera conservar en la opinión pública ha desaparecido, y ni siquiera se lo devolvería una nueva tregua sin credibilidad alguna. El consenso con la oposición voló hecho trizas mucho antes del atentado, e incluso un improbable retorno al Pacto Antiterrorista -eludido por el presidente en su patética comparecencia del sábado- carecería del mínimo imprescindible de confianza mutua".Por eso hay quien, como Libertaddigital.com, pide directamente su dimisión: "Si Zapatero fuera coherente, visto que no ha logrado el objetivo que se marcó como el más importante y el que más rechazo ha provocado en la ciudadanía española, lo más lógico y coherente sería dimitir y permitir que los españoles escogieran un nuevo proyecto".Dimisión, pero no la suya, sino la de Rubalcaba, pide... no el PP, sino el PSE. Según Elconfidencialdigital.com, "desde el Partido Socialista de Euskadi se ha enviado al presidente del Gobierno el mensaje de que la única manera de restablecer el proceso de paz, es decir, de que ETA vuelva a las posiciones anteriores al atentado del día 30, es el cese del ministro del Interior". ¿La razón? Que "desde el PSE habían planteado a Rodríguez Zapatero la urgencia de entregar alguna concesión a ETA, y en concreto sugirieron que se hicieran movimientos con los presos de la banda", a lo que el ministro del Interior se negó en redondo.Pues chapeau si así fue, y también bienvenido el nuevo lenguaje del fiscal general del Estado tras el atentado. Cándido Conde-Pumpido explica así a Esther Esteban en El Mundo cómo ve la situación: "Lo que se ha roto, definitivamente, es el alto el fuego, y lo ha roto ETA con un atentado espeluznante que deja clara su ausencia de voluntad para abandonar la violencia y volatiliza las esperanzas de los españoles de buena voluntad... Es indudable que el atentado ha roto cualquier expectativa y que en esa situación es imposible el diálogo. Es un grandísimo paso atrás que nos sitúa en una posición similar a cuando ETA rompió sus otras dos treguas. Ahora sólo cabe firmeza, contundencia y el máximo rigor en la utilización de todos los medios del Estado de Derecho".Otros asuntos del díaPues sigamos en El Mundo, porque de las cosas para no perderse este primer día hábil de 2007 es el status quaestionis sobre el 11-M que hace Casimiro García-Abadillo: un amplio y detallado resumen de todo lo que hay que saber para encarar el complicado juicio que se avecina.El País recoge los últimos diálogos de Sadam Hussein con sus verdugos, una clara expresión de los conflictos en Irak entre las comunidades suní y chií.En una España en la que algunos se atribuyen el derecho a tirar a la basura el Belén confeccionado por unos alumnos, La Razón se hace eco de la opinión vertida en la revista de la asociación Jueces para la Democracia, donde consideran que la misa previa al acto de inauguración del año judicial es "una viciosa práctica preconstitucional e incluso anticonstitucional"; y ya no digamos si la oficia el cardenal Antonio María Rouco Varela, "de conocida filiación integrista".Iván Helguera cuenta con todo detalle en ABC los malos momentos vividos en el Real Madrid cuando quisieron prescindir de él: "La rabia y la impotencia estaban unidas. Nunca entendí por qué no contaban conmigo". Y aunque se confiesa "un poco rencoroso", pero "no... tan rencoroso como pensaba", avisa de que ahora no le echan "ni con agua caliente", esto es, que hará cumplir su contrato hasta 2009.Y terminamos con un misterio resuelto: "Los estudios sobre los restos del heredero de los Médici, Francesco I y de su mujer, Blanca Cappello, han servido para desvelar uno de los grandes misterios del Renacimiento italiano, ya que no murieron de malaria, como se creía, sino que fueron envenenados con arsénico. Para un grupo de profesores y forenses italianos de las Universidades de Florencia y Pavía se tiene que volver a escribir la historia, pues el Gran Duque Francesco I y la que fue su segunda mujer, Blanca Cappello, fueron asesinados", al parecer por el hermano pequeño del duque (Estrelladigital.es).Nada de "arsénico por compasión", pues, como aquel de la maravillosa película de Frank Capra donde bordó Cary Grant su más hilarante papel.

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