domingo, enero 14, 2007

ZpM reclamará en el Congreso un cierre de filas con el Gobierno

LA MANIFESTACIÓN, BALÓN DE OXÍGENO

Zapatero reclamará en el Congreso un cierre de filas con el Gobierno
Eloísa Sánchez Bolinaga

Fuentes socialistas reconocen que llenar las calles de Madrid ha supuesto un respiro para el presidente antes de su comparecencia y acusan al PP de "carroñero", "desleal" e "irresponsable".

15 de enero de 2007. Horas bajas del "zapaterismo". Así se reconoce incluso desde la sede socialista de Ferraz. ETA lo ha alterado todo. La credibilidad del jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, tras el atentado terrorista del 30-D, emite en tono bajo. Los españoles andan escamados con el PSOE y le vuelven la espalda incluso en los sondeos afines. Y ello, a pesar de los reflejos del socialismo el sábado para sacar una multitud en Madrid en cierta medida en apoyo a su líder. Con ese telón de fondo, el presidente del Gobierno acude este lunes a partir de las 16 horas al Congreso. Será un debate intenso en el que se pondrá de manifiesto lo que ya se ha venido comprobando a lo largo de la legislatura y evidenciado esta última semana: que la voladura del "alto el fuego" de ETA no parece haber afectado la composición de las mayorías ni a las líneas políticas trazadas de antemano en la Cámara Baja. De esto último no les cabe duda a los socialistas consultados por este periódico.Inasequible al desaliento, Zapatero, que ha venido manteniendo un lenguaje "calculadamente ambiguo" –se quejan en el PP- desde el pasado 30 de diciembre, pretende "un cierre de filas para enterrar el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo" y montar "un nuevo acuerdo sujeto en pilares como el PNV y ERC, formaciones que con todo apenas suman 15 diputados. En definitiva, el jefe del Ejecutivo va a pretender acomodar los 148 parlamentarios del PP a la voluntad de 15", advierten las fuentes populares consultadas. Sin embargo, desde La Moncloa se insiste en el mensaje de que el presidente del Gobierno este lunes tendrá su primera gran ocasión en el hemiciclo tras el mortal atentado de ETA para mostrar con luz y taquígrafos que todo ha cambiado a la hora de afrontar la estrategia antiterrorista. "Zapatero quiere dejar claro que todo es diferente y que el esquema utilizado para afrontar el proceso de paz ha quedado inutilizado", según cuentan a Elsemanaldigital.com "fontaneros" de La Moncloa. "Es más necesario que nunca recuperar la unidad de los demócratas bajo el liderazgo del Gobierno", remachan.Por ello desde terminales socialistas estos días sale una y otra vez lo que casi parece una consigna: las críticas del principal partido de la oposición son "desleales", "irresponsables" y "carroñeras". Mientras, desde el edificio de la gaviota azul de la calle Génova se insiste en que la hipotética intención de recuperar la unidad frente al terrorismo choca con las tácticas "cortoplacistas" del jefe del Ejecutivo, que busca reeditar el "todos contra el PP" para, en buena medida, neutralizar la idea de fracaso en el "proceso" y porque tácitamente implica el reconocimiento del liderazgo del presidente Zapatero. La propia manifestación del sábado en Madrid ha reafirmado a los dirigentes populares en esta convicción. "Ha sido una marcha para lavar la cara de Zapatero y en busca de aniquilar al PP", ha señalado un directivo de la oposición consultado el domingo.De momento, el Gobierno se ha asegurado el apoyo de todos los grupos salvo el del PP para este lunes. Lo que vuelve a dejar al partido de Mariano Rajoy solo –"una soledad con diez millones de españoles", señalan diputados populares-, sin aliados y alejado de las dos formaciones que, según todos los indicios, serán decisivas en el futuro para formar mayoría de gobierno, CiU y PNV. Entretanto, en las filas del PSOE esperan con ansías la comparecencia de su líder. Pese al balón de oxigeno que ha supuesto para ellos la multitud de españoles en las calles de Madrid el sábado, se percibe entre los socialistas cierto descoloque ante el comportamiento del jefe del Ejecutivo, una creciente sensación de que ni ellos mismos saben por dónde se anda Zapatero, al que en privado no se le cuestiona por la puesta en marcha del "proceso", ni por la forma en que lo ha gestionado, pero sí por el empeño que ha puesto en negarse a admitir que haya podido equivocarse en la ponderación de sus informaciones y en el ritmo lento impuesto a sus comparecencias y a sus declaraciones tras el 30-D.

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