martes, enero 09, 2007

Pedro Ibarra, Participacion ciudadadna

martes 9 de enero de 2007
Participación ciudadana
PEDRO IBARRA/CATEDRÁTICO DE CIENCIA POLÍTICA DE LA UPV-EHU
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Tal como se deduce de la información publicada por EL CORREO el día 29 de diciembre y del artículo de opinión de Antonio Rivera del día siguiente, una mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno de la UPV-EHU se opusieron a apoyar el proyecto del lehendakari de impulsar la participación ciudadana en el proceso político dirigido al debate, negociación y eventual acuerdo sobre un nuevo marco de autogobierno para nuestro país. El artículo de opinión añade algunas particulares descalificaciones. Considera así que tal participación ciudadana es una indiscreta y «alegre biribilketa» (por lo que parece esta adjetivación constituye una descalificación graciosa) que sólo tiene como objetivo sacar de su aislamiento político al lehendakari. Y también afirma que el actual Rectorado, que se ha destacado, a diferencia de su predecesores, por no decir nada en contra de la violencia y a favor de víctimas, ahora sin embargo estaba dispuesto a someterse a lo designios pretendidamente pacificadores del Gobierno vasco, quien tampoco ha hecho nada en favor de la paz. Conviene saber de qué va el debate porque tanto la información periodística como el articulista no hablan de los aspectos principales, de los contenidos realmente relevantes, de este asunto. Aunque el mismo rector hace unos días aclaraba en este diario el orden y sentido de los acontecimientos, relato que, como era previsible, muy poco tiene que ver con lo que nos cuenta el profesor Rivera, parece oportuno profundizar en los aspectos esenciales del frustrado acuerdo. Hablar, así, de la participación ciudadana. El contenido principal del acuerdo, su dimensión más operativa, establece que la Universidad proporcionará asesoramiento para la puesta en marcha y desarrollo de los foros de participación ciudadana local. Este asesoramiento sería vehiculizado a través de un grupo de investigación universitario que lleva años desarrollando un amplio trabajo de investigación y docencia sobre procesos de democracia participativa local, y que asimismo ha concertado diversos acuerdos de asesoría con instituciones (especialmente ayuntamientos) y grupos sociales. Este grupo de investigación, del que formo parte, pretende, con la aportación de sus conocimientos, tanto formar a técnicos municipales y líderes sociales en técnicas, procedimientos y procesos de participación ciudadana, como ayudar a que se hagan mejor -más plurales, más deliberativas, más representativas, más igualitarias- las múltiples experiencias de participación ciudadana que se dan en nuestro paísPor otro lado, lo que pretende el Gobierno es poner en marcha un conjunto de foros municipales de participación en los que en una primera fase se consideren y debatan los temas que deben ser discutidos en la mesa de partidos. Las resoluciones de los foros, que se constituirán con los criterios antes apuntados de pluralidad, representatividad, igualdad, etcétera, serán enviadas tanto al Gobierno como a los demás partidos involucrados en el proceso político, que asumirán esas aportaciones en lo que consideren conveniente. La Universidad, con este acuerdo, pretende hacer, ni más ni menos, lo que lleva haciendo desde hace muchos años y debe continuar desarrollando: Aportar su conocimiento a la sociedad en general y muy en particular a los diversos agentes institucionales, políticos, sociales, empresariales, etcétera. Aportarlo para que esos agentes cumplan mejor sus legítimos objetivos. Ésa es su misión.Éste es el acuerdo que una minoría impidió que se aprobase en la Junta de Gobierno. La, como ya señalaba el rector, minoría de miembros de la Junta, y no mayoría, como se afirmaba en los otros artículos. Lo que ocurrió es que como el rector es un demócrata radical, propuso respetar con todas su consecuencias la opinión de la minoría y se suspendió la decisión sobre el acuerdo.Hay que preguntarse ahora por qué realmente esa minoría se opuso al acuerdo. Doy por supuesto que son partidarios de esa misión universitaria de aportación de conocimiento. No pueden así ser contrarios a que la Universidad establezca acuerdos con instituciones políticas para asesorar sus proyectos o procesos de implementación. También doy por supuesto que les tiene que parecer no sólo legítimo, sino especialmente adecuado que la Universidad colabore en la puesta en marcha de un proceso de participación ciudadana dirigido a aportar diversas y plurales opiniones colectivas e individuales a las formaciones políticas que han de debatir y, en su caso, acordar el futuro político de este país. Por otro lado, lo que no puedo creer es que sean partidarios de que nunca nadie debata nada sobre el futuro político de nuestra comunidad. No puedo creerlo porque, en la medida que tal minoría es una democrática minoría (y no me consta que no lo sea), tendrán no sólo que oponerse, sino aplaudir con entusiasmo que los representantes políticos, con las aportaciones de los ciudadanos, debatan sobre nuestro autogobierno.Lo que me lleva a concluir que la única razón de su oposición, al margen de su retórica, es que, como el acuerdo tiene como origen un propuesta del lehendakari y éste es su enemigo político, el acuerdo debía ser impugnado. Así, sacrifican sus convicciones a favor del papel de la Universidad y sus posiciones de apoyo a la participación ciudadana y la democracia, para desgastar al lehendakari. O sea, un impecable ejercicio de sectarismo político.El artículo del profesor Rivera añade algunos apuntes que merecen especial atención. Su mención a la conducta del rector está absolutamente desligada de la cuestión en debate y en cualquier caso ya ha sido cumplidamente contestada por el propio rector. Pero sería de agradecer que explicase qué relación existe entre su supuesto (ya desmentido ) silencio frente a la violencia, y el que un grupo de investigación de la UPV-EHU asesore en un proceso de participación ciudadana.Y otra perplejidad. El profesor Rivera, que se reclama de la tradición libertaria defensora del protagonismo político incondicional de los ciudadanos, ¿cómo justifica su posición en contra de un proceso de participación ciudadana? ¿Le parece insuficiente? ¿Cuál es su modelo libertario de participación? ¿No admite, en su radicalismo anti-institucional, un modelo complementario a la democracia representativa? ¿O todo este asunto de la participación le importa un bledo y lo único que le interesa es aprovechar la coyuntura para denostar al lehendakari? Espero, de verdad, que no sea así.

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