viernes, enero 19, 2007

Oscar Molina, El pescado esta vendido

viernes 19 de enero de 2007
El pescado está vendido
Óscar Molina
L A bomba de la T4 no va a parar el mal llamado “Proceso de Paz”. Es mejor irse desengañando. Ese atentado con dos víctimas mortales no es sino una variación inesperada dentro de un guión que me temo ya está escrito. No tengo ninguna duda. El Presidente del Gobierno fue, evidentemente, sorprendido por el órdago a grande de ETA. Pero una vez recompuesto, su actitud no hace sino señalarnos claramente que el único mensaje que ha entendido es el de la organización terrorista. A la cara desencajada, al semblante que por una vez fue espejo de su capacidad, le ha ido sucediendo un Zapatero que se va levantando y mueve sus fichas. Sacó sus poderes a la calle para recordar aquellos días en los que contra Aznar se vivía mejor, planea un Pacto en el que desea incluir a partidos políticos que defienden las mismas tesis políticas que ETA junto a otros que presumen de haberse reunido con Josu Ternera, y vuelve a practicar el cargante ejercicio de las proclamas tipo Scarlett O´Hara, en esta ocasión referidas a su determinación personal (¿qué valor tiene eso?) de “alcanzar la Paz”. Ojo, alcanzar la Paz, nunca acabar con ETA. El trayecto puede haber cambiado, pero el punto final es el mismo. El nuevo camino obliga a no hacer alardes negociadores hasta después de las elecciones municipales y autonómicas, so pena de recibir un sopapo electoral histórico. Hasta los comicios primaverales la cosa no avanzará demasiado, ni seguramente ETA, Otegi y demás conmilitones se hagan notar de manera ostentosa. El objetivo es minimizar el daño que al Partido Socialista pueda causarle la bomba del 30 de Enero. Para ello lo más probable es que lo único que se haga sea martillear la conciencia social con que, a pesar de todo, la Paz es posible. No es difícil, vivimos en un rebaño olvidadizo y muy proclive a tragarse las chuminadas con tal de que sean suficientemente grandilocuentes. Si ETA no vuelve a importunar a la ciudad alegre y confiada, ésta puede volver a tragar con una nueva esperanza a poquito que se la siga surtiendo de nuevos “reality shows” y se la continúen concediendo los créditos “Cofidís”. Zapatero seguirá sin conceder nada llamativo a ETA durante el año mal contado que separa las citas electorales en España. La serpiente por el momento y hasta el 2008 se da por pagada con el preámbulo del Estatuto Catalán y un par de globos sondas referentes a sus presos y a la legalización de Batasuna. Pero tengo la certidumbre de que el guión seguirá adelante, y llegará a uno de sus puntos culminantes: el anuncio por parte de ETA del abandono definitivo de las armas pocos meses antes de las elecciones generales. Esto encumbrará, por fin, a ZP como el Apóstol de la Paz. Le otorgará una cómoda mayoría para, entonces sí y partir de entonces, con el apoyo de sus recién conseguidos ciento ochenta diputados y el de gran parte del arco parlamentario abrir el chorro de pagos sustanciados en las letras políticas y penitenciarias de un pacto que es viejo. No lo olvidemos, el acuerdo es antiguo, y ninguna de las dos partes va a renunciar a él por este atentado ni por sus dos muertos. Menos aún cuando una de ellas es una banda terrorista con 900 muertos a sus espaldas y la otra alguien con la catadura moral suficiente como para haber puesto una vela en el Pacto Antiterrorista mientras colocaba otra en la caverna de las hienas. Mientras, en lo que queda, la labor es la de continuar dividiendo a los españoles con cuitas de hace 70 años, señalar a quienes no quieren la Paz, y poner en marcha todo ese decorado documental, cinematográfico y hasta editorial que pretende convencernos de que nuestra Transición quedó inacabada por no dar satisfacción a los luchadores por la Libertad que perdieron la Guerra del 36. Esa misma doctrina que hace de las Víctimas del Terrorismo una especie de caídos por razón de un orden injusto instaurado a la muerte de Franco, una suerte de daños colaterales de problemas no resueltos. ¿Por qué puso ETA la bomba entonces? Tengo para mí que la lógica terrorista necesita recordar al interlocutor su fuerza. Demostrar de lo que es capaz a la otra parte de la mesa en el caso de que lo pactado no se respete. Ójala me equivoque.

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