martes, enero 23, 2007

Maria Maizkurrena, Racismo

martes 23 de enero de 2007
Racismo
MARÍA MAUZKURRENA m/m.maizkurrena@diario-elcorreo.c

El racismo no está de moda. Gracias a Dios, es de una incorrección política que mata. Lo ha podido comprobar Jade Goody, que participaba en el concurso británico del Gran Hermano de los famosos (y famosillos) gracias a la fama adquirida tras su paso (precisamente) por Gran Hermano. Esta fama, cuentan, se cimentó mucho en que preguntaba cosas como si Río de Janeiro es una persona o si Gran Angular se encuentra en el extranjero. Ya, demasiado exagerado para ser verdad, pero lo dice la BBC, así que habrá que creerlo. En fin, si el programa en cuestión, Gran Hermano, ha sido definido en ocasiones como un experimento sociológico, acaba de convertirse en una fea muestra de lo que es el acoso moral, esa actitud carnívora del grupo hacia uno de sus miembros, a quien se elige como víctima debido a que es, simplemente, y de modo más o menos notable, distinto a los demás (con frecuencia superior, un rival temible por sus posibilidades). Es esta una de las formas más flagrantes de injusticia en la que han recaído los seres humanos a lo largo de su reincidente trayectoria como especie. Jade Goody, capitana de los ataques hacia la actriz indostaní Shilpa Shetty, ha sido fulminantemente expulsada de la casa por la audiencia. Y es que del siglo XIX para acá la revolución de las ideas que inició la Europa ilustrada ha avanzado mucho. En el siglo XIX, el racismo ayudaba a las clases populares europeas a encontrar siempre alguien por debajo en la escala social, y quedaba estupendamente en el ajuar de valores de las gentes cultivadas porque lo bendecían, no sin cierta malicia interesada, las teorías 'científicas' de la época. El racismo formaba parte de la cosmovisión decimonónica, y la misma idea de nación étnica está contaminada de él. Por eso al crear el nacionalismo vasco Sabino Arana creó también el concepto de raza vasca y orientó la actividad primordial del primer PNV a segregar esta raza, «la más noble y libre del mundo». El racismo que ha asomado, desagradable, en el Gran Hermano (siempre es desagradable el despliegue de la tosquedad, la ignorancia, la insensibilidad y la malicia) ¿es el remanente de una doctrina inculcada al pueblo por sus élites en los tiempos del imperialismo y la temible 'pureza racial'? ¿O fruto de la ignorancia, como ha apuntado el arzobispo de York? El que ha quedado mal, ciertamente, es el Canal 4 británico, quien siguió adelante con el espectáculo alegando que no era racismo, cuando las cosas que se han dicho de Shilpa Shetty, en su presencia y a sus espaldas, han sido de una brutalidad racista intolerable. Es sano, leal y justo que quien busque eliminar a su competidor con estos 'argumentos' sea eliminado inmediatamente de la competición. Bien por la audiencia.

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