jueves 4 de enero de 2007
MANUEL MOLARES DO VAL
crónicas bárbaras
Nazismo etarra
Quien analiza a ETA-Batasuna y a los nacionalismos, especialmente a los autodefinidos como socialistas, deduce que su doctrina y conducta son similares a las de los nazis alemanes antes de conquistar el poder democráticamente en 1933. Se igualan en que son supremacistas y violentos, defensores de un pueblo elegido y superior. Conquistan el gobierno provocando dos clases de terror: primario y extremo. Como hacen Batasuna y ETA. El primario es la intimidación ciudadana. La raza degenerada aquí es la de los que se sienten españoles. La violencia extrema se usa para aterrorizar y destruir física y moralmente a todo el país: secuestros, asesinatos, coches bomba y demás formas de intimidación sangrienta.
Antes de 1933 los nazis mantenían exactamente esta conducta que facilitó el acceso al poder de su supremacismo: como todos los nacionalismos que desangran las libertades ciudadanas. Conseguido ese poder, la violencia nazi se multiplicó e impuso un régimen genocida y totalitario, gemelo del estalinismo que inspira el marxismo-leninismo etarra. El triunfo de las democracias y la destrucción del nazismo sólo se logró tras una guerra que sacrificó decenas de millones de vidas. Estamos a tiempo de evitar aquí un final sangriento tras el triunfo nazionalsocialista. A nuestros Hitler sólo hay que endurecerles la ley para erradicarlos. Persecución de su ideario supremacista, aunque tenga 180.000 votantes. No puede repetirse 1933, ni que el totalitarismo nazi vuelva seudodemocráticamente al poder.
jueves, enero 04, 2007
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