domingo, diciembre 30, 2007

Ismael Medina, Navidad bajo secuestro

domingo 30 de diciembre de 2007
Navidad bajo secuestro
Ismael Medina
P ASÓ la Nochebuena, pasó la fiesta grande de la Natividad y nos encaminamos hacia las bromas del día de los Santos Inocentes, la juerga del cambio de año, la liturgia de la Epifanía y el sueño de esperanzas, no sólo infantiles, a que nos convocan los Reyes Magos. Jornadas todas ellas que desperezan la emoción, aventan recuerdos y, sobre todo, invitan a la meditación. Se encendieron prematuramente las luminarias urbanas en contradicción flagrante con las exigencias gubernamentales de que ahorremos energía. Una paradoja que podríamos definir como el síndrome Al Gore. Y también de Bali. Las andanzas políticas y mediáticas de Al Gore producen más emisiones de CO2, el coco obsesivo de un demagógico ecologismo, que la aplicación de sus consignas a una gran urbe. Lo mismo puede decirse de la innecesaria y fallida reunión de Bali, cuya riada de aviones, concentración de automóviles y festejos dispendiosos vertieron a la atmósfera CO2 a raudales. También un grueso desperdicio de dinero que desdice las prédicas de ayuda al despegue de la pobreza en el tercer y cuarto mundos. Y son precisamente algunos de esos países con unos pocos archimillonarios y masas empobrecidas, cristianos no, los que disputaron la competición estúpida de cual de ellos levantaba el más colosal y artificioso árbol de Navidad con millones de bombillas. Un contrasentido que explicaría otros muchos de variada índole en que la humanidad está inmersa. La estrategia laicista busca apropiarse de las tradiciones cristianas para secuestrarlas y demolerlas. Un diabólico juego equivalente al desfondamiento conceptual de las palabras que configuran el acervo sustancial de una cultura. De las luminarias municipales desparecen los tópicos e ingenuos motivos navideños bajo el pretexto de la innovación modernista. No es único el caso de Madrid, en el que se refleja la proclividad laicista de Ruíz-Gallardón, cuya inclinación al supuesto centro progresista aparece cada vez más en la vecindad de la izquierda enrojecida. El deslizamiento hacia una aparente neutralidad se registra en numerosos municipios y no sólo en los que están bajo control socialista. Aquí, en Aranda de Duero, sede de mi exilio interno, los arcos luminosos de la calle principal los componen una media luna invertida, de color rojo, que abraza estrellas de cinco puntas. Si se colocara en posición vertical se identificaría enseguida con el emblema de algunos países islámicos. La masturbación política y cultural a que se reduce la invención rodriguezca de la Alianza de Civilizaciones irrumpe también en las fiestas navideñas. La estrella de cinco puntas, símbolo que imprime el iluminismo en todos aquellos países bajo su dominio, carece de tradición en España. El único antecedente que he encontrado hasta que se produjo la invasión masónica en nuestros centros de poder, fue una moneda acuñada en tiempos de Alfonso VIII, acaso iniciativa de sus banqueros judíos. Nunca la estrella que guió a los Reyes Magos tuvo cinco puntas. Ahora sí. LA SUCCIÓN LAICISTA DE SAN NICOLÁS, TAMBIÉN SANTA CLAUS Y PAPA NOEL UNA similar absorción laicista de la simbología cristiana se ha registrado con Papá Noel y su otra versión Santa Claus, en este caso un cambio de género importado. En ambos casos se trata de San Nicolás, que en el siglo IV fue obispo de Mira, en la antigua Anatolia. Y tan grande su fama como bienhechor que se convirtió en santo patrón de Grecia, Turquía, Rusia y La Lorena. Cuando los musulmanes invadieron Turquía, los cristianos sacaron a escondidas sus reliquias y las llevaron a Bari, en cuya basílica se guardan. Muchos son los relatos de las obras de caridad a que se daba San Nicolás, con especial dedicación a los niños desvalidos. Siempre se le ha representado con la vestimenta de color rojo correspondiente a su condición sacerdotal. Merece la pena recordar que una de las obras de caridad ejercidas por San Nicolás en secreto se refiere a la dote matrimonial de tres hermanas, la pobreza de cuya familia les impedía casarse. San Nicolás prendió en su ventana una bolsa con onzas de oro. La leyenda asegura que entraba por una ventana y colocaba las bolsas con el oro en los calcetines de las niñas, puestos a secar en la chimenea. La fiesta navideña de San Nicolás se denomina Sinterklaas en Holanda, a la que arriba puntualmente cada año por mar, llevando naranjas de España. Se celebra entre el 5 y el 6 de diciembre. La historia de cómo San Nicolás se convirtió en Santa Claus y en Papá Noel excede de la pretensión de esta crónica. Pero explica como se produjo la traslación de su entidad cristiana a la laicista. Los holandeses que emigraron a Norteamérica llevaron consigo su Sinterklaas a Nueva Ámsterdam, hoy Nueva York. Su descristianización se inició, y no por casualidad, en el curso del siglo XIX. Fue Washington Irving el primero en satirizar a Sinterklaas, traduciéndolo como Santa Claus a un inglés grosero. Años más tarde lo convirtió el poeta Clamen Clarke Moore en un duende enano que, sobre un trineo, regala juguetes a los niños en Navidad. El dibujante sueco Nast lo convirtió después en un personaje gordo y bonachón. Su comercialización en gran escala la inició la Lomen Company y la siguió Coca-Cola a comienzos del XX. Fue a mediados del siglo XIX cuando de los USA, a caballo del iluminismo, pasó a Gran Bretaña y luego a Francia, donde se confundió con el Bonhome Noel y se transformó definitivamente en Papá Noel. Si me he detenido en las anteriores anotaciones sobre la historia de Santa Claus o Papá Noel no ha sido con la intención de intervenir en la polémica suscitada en Foro por un artículo de Contraportada. Tampoco presumir de erudición. Un relato más completo puede encontrarse en varias páginas de Internet. He pretendido sugerir la projimidad entre la descritianización de San Nicolás y la que se registra en España con la Navidad y de manera específica con nuestra tradición de los Reyes Magos, cuya cabalgata ha derivado en un carnavalesco desfile comercial. Y tampoco por casualidad. Un pueblo desgajado de sus tradiciones rompe con sus raíces y sus señas de identidad, pierde el sentido de la orientación histórica y se convierte en masa manipulable. COMERCIALIZACIÓN LAICISTA DE LOS REYES MAGOS Y DEL DÍA DE LA MADRE VIENE de lejos la defensa de nuestras tradiciones navideñas frente a la introducción adulterada del anglo Santa Claus o del europeo Papá Noel. En la colección del semanario “Juventud” de finales de los cuarenta y comienzo de los cincuenta pueden encontrarse artículos que advertían sobre la irrupción de tradiciones ajenas y defendían la preservación de nuestras tradiciones navideñas y de los Reyes Magos en concreto. Descolló en este afán José María García de Viedma. Empeño del que eran partícipes el Frente de Juventudes y la Sección Femenina. También la Iglesia, todavía no contaminada por las desviaciones postconciliares ni por la infiltración del Movimiento PAX, promocionado por el KGB desde Polonia, contribuyó a la defensa de las celebraciones litúrgicas y populares de nuestro patrimonio navideño. Pero, poco a poco, iría penetrando la traslación laicista bajo paraguas comercial. Y fue a partir de la consumación del transaccionismo “democratizador” cuando la conspiración descritianizadora irrumpió con fuerza y sin careta, alentada desde las plataformas “progresistas” de aluvión, tanto políticas como mediáticas. Para buena parte de ellos bajo la estúpida presunción de que nuestras tradiciones navideñas eran cosa del franquismo y del llamado “nacional-catolicismo”. Algo parecido sucedió en España con el Día de la Madre, en coincidencia con la fiesta de la Inmaculada, de acuerdo con una tradición que venía de los primeros cristianos. La hizo suya el Frente de Juventudes. Sus miembros llevaban flores ese día a las madres de camaradas fallecidos o de caídos en combate, hábito que se extendió a la propias progenitoras. No tardaron las redes comerciales, para hacer negocio, en aprovecharse de una costumbre que arraigaba en tradición. Y cuando llegó el momento y se debilitó una tangible oposición, fue desplazado el Día de la Madre de la festividad de la Virgen Inmaculada a una fecha neutra. También en este caso proviene el desplazamiento del siglo XIX y su origen radica asimismo en los Estados Unidos de Norteamérica. Ya en el siglo XVII se celebraba en Gran Bretaña el Día de la Madre, festividad en que se rendía homenaje a la Virgen María y se celebraba en Domingo. Después de asistir a Misa, los niños regresaban a casa llevando regalos para sus madres. De Inglaterra pasó a Norteamérica. Pero en 1872 la feminista Julia Ward Home propuso que la fecha fuera dedicada ha honrar la paz en recuerdo de la guerra civil. A comienzos del siglo XX se generalizó esta conmemoración en Norteamérica y se convirtió oficialmente en fiesta nacional, dos años después de que se creara la Asociación Internacional Día de la Madre. Bajo sus auspicios y la influencia del imperio esa festividad laica se extendió por el mundo, fuertemente comercializada. También en España, aunque en fecha significativamente más tardía. Para una conciencia cristiana, aunque no para las laicistas, resulta paradójico que se pretenda honrar a las madres, aunque sea con perfiles lúdicos, cuando se legaliza el aborto, se favorecen los divorcios, se otorga la condición de matrimonio a las uniones contra natura entre maricones y lesbianas o la maternidad se ha desplomado, favorecida por degradante hedonismo que impulsa desde las instituciones del Estado un “progresismo” de encarnación iluminista, por no decir luciferina, para el caso lo mismo. LA PROTECCIÓN AL ISLAMISMO COMO INSTRUMENTO CONTRA LA FE CATÓLICA EL iluminismo ha abierto otro frente contra la Iglesia Católica del que Rodríguez, y no sólo él, se ha convertido en dócil y activo instrumento. No me refiero sólo a la siniestra y desalmara asignatura Educación para la Ciudadanía, sino especialmente a todo lo que encubre la Alianza de Civilizaciones. Hasta ahora no ha sido asumida de manera formal por los restantentes países de la Unión Europea, pese al amparo de la Secretaría General de las Naciones Unidas, plataforma propicia del internacionalismo iluminista, pues para eso se creó. Pero su ideología ha tomado cuerpo dentro y fuera de una Europa en decadencia e incapaz de defender sus raíces. Basta que un imán cualquiera proteste por la existencia de un símbolo cristiano en una escuela o centro público para que se haga desaparecer. Un signo reciente de la prepotencia adquirida en Europa por el islamismo ha sido la exigencia de que el equipo balompédico de Milán retire de sus camisetas ocasionales la cruz roja inserta en ellas. O que en España considere una ofensa a su religión la existencia de un “nacimiento” en local o espacio público para que la autoridad concernida lo retire de inmediato. Pero haría caso omiso e incluso se rasgaría las vestiduras si un católico exigiera lo mismo respecto de determinadas exhibiciones públicas musulmanas, que las hay, y no pocas. Menudo escándalo organizaría la progresía roja o rosa si los padres católicos enviaran a sus hijos a un centro de enseñanza público o concertado laicista con un ostensible Crucifijo colgado al cuello. Pero que alumnos musulmanes lo hagan con cualquiera de los signos de identificación islámicos se considera un derecho democrático inviolable. Se niega a los creyentes cristianos el derecho a la objeción de conciencia respecto a Educación para la Ciudadanía, pero ya veríamos si ocurriría lo mismo en el caso de que fuera un padre islámico quien la objetara. Creo que fue Ben Bella, aunque pudo ser Ben Barka, ahora no lo recuerdo bien y la cita se me ha traspapelado, quien anticipó: “Conquistaremos Europa con el vientre de nuestras mujeres”. Podría haber añadido ahora: “Y también con la inmigración musulamana”. Semanas atrás insertó Vistazo a la Prensa en Contraportada un magnífico e irreprochable artículo de Gustavo Morales sobre la verdadera naturaleza y entidad del peligro islámico. Gustavo Morales ha vivido muy de cerca el fenómeno en el seno de países islámico y conoce bien el paño. Se trataba en realidad de una conferencia ante un auditorio internacional que impresionó a los asistentes. Me sorprende que no tuviera en Foro el eco que yo esperaba tras su lectura. Pero el mayor peligro para españoles y europeos, según demostraba Morales, no radica esencialmente en el propio islamismo, sino en la ausencia de una lógica reacción defensiva occidental. Alecciona un viejo refrán que “allí donde fueres, haz lo que vieres”. Una regla de oro de buena educación extensible a comportamientos colectivos en tierra ajena. Pero el suicida entreguismo progresista de izquierda y derecha ha trocado el refrán, respecto del insurgente y expansivo islamismo, en sean los de casa quienes se sometan a lo que imponen los que gozan de su hospitalidad. Y sin pareja contrapartida en sus países islámicos de origen. Una encuesta sobre la actitud de los musulmanes en España trata de tranquilizarnos. Sólo un 5% apoya al yidahismo, en su mayoría jóvenes. Pero ese 5% representa alrededor de 40.000 personas, puntualiza Rafael L. Bardají en “ABC”, para afirmar que “la yihad está entre nosotros”. Lo confirma el hecho de que la policía haya detenido en los últimos tiempos en torno a 300 islamistas radicales y yidahistas. Al Qaeda, cuyo sendero siguen, no dejó dudas en lo que respecta a España en una grabación difundida a través de la página web de que se vale esta organización criminal: “Juramos por Dios que no abandonaremos las armas, no detendremos nuestra guerra santa, no renunciaremos a nuestras creencias ni a Al Andalus (toda España), Ceuta y Melilla por muchas conferencias de Anápolis que se celebren”. También Gadafi ha respaldado a Marruecos en su reivindicación de Ceuta y Melilla unos días antes de venir a España, invitado por el gobierno Rodríguez . Y con especial entusiasmo por la Junta de Andalucía para que recorra Sevilla, Granada y Córdoba con gran boato. Es lo que se esconde bajo la esperpéntica jaima socialista de Alianza de Civilizaciones. Además de conducir hacia la independencia a Cataluña, Vascongadas y Galicia, Rodríguez tampoco hace ascos a la islamización del resto de España. Todo con tal de desarraigar la religión católica, aunque hoy sin necesidad de recurrir a la que se entregó el Frente Popular, su modelo, con voracidad asesina. Al menos por ahora. Ya veremos lo que ocurre cuando entren en acción esos miles de cachorros yidahistas y los que infiltre Al Qaeda. HA LLEGADO PARA LOS CATÓLICOS LA HORA DE REACCIONAR YA sé que son amargas y lacerantes estas reflexiones en tiempo navideños que celebramos bajo el lema cristiano de “Gloria a Dios en los Cielos y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”. Podría haber dado suelta a la nostalgia y enhebrar un gozoso relato de aquellas Navidades idas en que niños y mayores, pese a las penurias que nos acosaban, celebrábamos con fraternal alegría e impregnados de fe. Pero la traicionaría y me traicionaría si me evadiera de la agreste realidad en que nos vemos inmersos. Y como ya es hora de que asumamos la evidencia del peligro estamos en el deber de reaccionar mediante afirmaciones activas de fe que dejen a u,n lado rutinas, tibiezas y mansedumbres. Hemos de salir de catacumbas acomodaticias para mostrar sin miedo nuestras señas de identidad católica y contagiar a los pusilánimes. Pero esta exigencia que concierne a los seglares lo es aún mayor para los pastores, en particular la jerarquía. A comenzar por la Curia vaticana. Por eso es necesario que la convocatoria del 30 de diciembre en Madrid, en defensa y afirmación de la familia, desborde las más óptimas previsiones de asistencia. Los creyentes hemos de hacer de ella el comienzo de un reencuentro vital con el ejemplo de los mártires que dieron su vida por Dios y por España.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4345

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Dónde escibe ahora Gustavo Morales sobre el Islam?

Anónimo dijo...

Ahora escribe en el catoblepas