domingo, diciembre 30, 2007

Miguel Martinez, In dubio pro SGAE II, el imperio contraataca

domingo 30 de diciembre de 2007
In dubio pro SGAE II. El imperio contraataca
Miguel Martínez
M E encargaba David, uno de mis queridos reincidentes –y pese a ello amigo-, un artículo sobre el nuevo canon digital con el que el Gobierno pretende gravarnos –con uve- la adquisición de una serie de chismes y cachivaches electrónicos. Pese a que este columnista ya dedicó artículo a los mismos protagonistas en abril de 2005, cuando nos endosaron el canon en los CD, la incoherencia de la medida, así como la amable petición del reincidente al que antes me refería, hacen que quien les escribe se sume a las reivindicaciones de la plataforma “www.todoscontraelcanon.es” y dedique esta columna a poner como un trapo a la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) y a aquellos que desde el Gobierno intentan colarnos doblado el susodicho canon. Por si les diera pereza leer -o releer si ya lo hicieron en su día- el artículo que forma la primera parte de esta saga, les resumo en doscientas y pico palabras lo que en aquél les exponía: En Derecho, la expresión “In dubio pro reo” significa que si existe alguna duda sobre la participación en la comisión de un delito del presunto autor, esa duda favorecerá al presunto delincuente hasta el punto de que, en ausencia de pruebas concluyentes, deberá ser absuelto, o, lo que es lo mismo, la presunción de inocencia estará siempre de parte del reo a menos que existan evidencias determinantes –no meras conjeturas- sobre su participación en el ilícito penal. Siendo esto así, a priori, todo el mundo es inocente salvo prueba en contrario. Pues bien, eso que sirve a nuestros jueces y tribunales para juzgar nuestras conductas cuando éstas tengan que verse en el ámbito penal del Derecho, no sirve si usted se compra un CD grabable. Y es que la SGAE consiguió que se gravaran –nuevamente con uve- estos soportes digitales con un canon, pues, según ellos, son susceptibles de ser utilizados para hacer copias piratas de música, vídeo, etc. Da igual que usted utilice los CD para guardar las fotos de sus vacaciones, o como posavasos originales, o para cortar la pizza -no se rían, que un servidor lo hace y funciona de maravilla- en cualquier caso usted paga un plus por ese CD porque existe la posibilidad de que en él haga copias de material protegido por las leyes de propiedad intelectual. Y eso viene a ser como si a usted, cuando se saca la licencia de pesca, le hiciesen pagar una multa antes de obtenerla por si alguna vez se le ocurre pescar en un lugar prohibido; o que si a los futbolistas en cuanto saltaran al campo, les mostraran una tarjeta amarilla por si luego, durante el transcurso del partido, le dieran una patada alevosa al contrario, perdieran tiempo injustificadamente, o se acordasen -con ánimo escatológico- de la genealogía difunta del colegiado. Y uno se pregunta de dónde ha sacado tanta influencia el imperio de la SGAE como para conseguir que el Gobierno -como lo consiguiera con los anteriores en los cánones de copia privada de los soportes magnéticos no digitales- se líe la manta a la cabeza para llevar a cabo una medida tan ilógica como impopular, pues se manejan datos de un 96% de la población contra la aplicación de este canon. Y probablemente el cuatro por ciento restante sean los socios de la SGAE, sus cónyuges, y, sumándose a éstos, ese dos por ciento de cabreados con el mundo que se oponen sistemáticamente a todo lo que defiende la mayoría. Y no contentos los de la inSaciedad de Autores con los cánones ya en vigor, han conseguido que a cualquier cachivache capaz de albergar en su interior un fichero digital le sea de aplicación el canon de marras. Así que cuando un servidor quiera adquirir una tarjeta de memoria para su cámara fotográfica, donde obviamente no se almacenan más archivos digitales que las fotos que un servidor toma, le va a costar un 28% más de lo que venía costando, porque según el malvado imperio de la SGAE en esa tarjeta se puede albergar música obtenida corsariamente, por mucho que un servidor jure ante lo más sagrado que jamás de los jamases ha utilizado su cámara fotográfica para escuchar ni almacenar música. No me digan ustedes que no les dan ganas de hacerle fotos en cueros a algún pez gordo de la SGAE, a ver si las puede vender a los del Tomate y así amortizar algo la tarjeta. De la misma manera, cuando usted acude a hacerse una fotocopia de su propio DNI, en el precio que le cobren en la librería por la fotocopia, ya vendrá incluido el canon que el comercio ha de pagar por cada copia. Y digo yo… ¿Por qué narices he de pagarles a la SGAE por una fotocopia de mi propio DNI? ¿Está mi DNI protegido por las leyes de la propiedad intelectual y nadie me lo ha dicho? ¿Alguna vez me llegará la liquidación de la SGAE por las copias efectuadas sobre mi DNI? Si usted, mi querido reincidente, está pensando que de lo del DNI se libra porque se hace las fotocopias en casa con una impresora que es la repera y que escanea, imprime y hace fotocopias, lamento sacarlo de su error, pues usted ya pagó en su día el puñetero canon al adquirir la impresora y, además, la cantidad de tinta que emplea su magnífico ingenio electrónico para hacer esa simple copia, así como el precio de esa tinta, hacen que le resulte más económico que le fotocopien el DNI en la imprenta pese al canon y pese a la SGAE. Y así podríamos seguir con que el precio de los discos duros aumenta hasta un 24 % aunque su ordenador sea para uso exclusivo de su tienda de lámparas y jamás vaya a albergar música alguna; o que el precio de su grabadora de DVD se incremente hasta en un 17% aunque sólo la use para obtener copias de seguridad de su contabilidad; o que el precio de su teléfono móvil crezca un 6 % aunque, como la mayoría de mortales, sólo lo utilice para llamar y recibir llamadas. ¿Y por qué? Porque “In dubio pro SGAE”, y usted está adquiriendo cachivaches en los que existe la posibilidad de albergar ficheros digitales sujetos a las leyes de propiedad intelectual. Y se preguntarán mis queridos reincidentes si además del inalienable derecho al pataleo se puede hacer alguna cosa. Pues pueden ustedes firmar contra la aplicación del canon en la página web “www.todoscontraelcanon.es” (ya llevan recogidos varios centenares de miles de firmas, entre ellas la de un servidor) para que sean presentadas al gobierno, y donde se pueden dejar mensajitos del tipo “pues yo creía que tenía claro a quién iba a votar, pero con leyes como ésta…), aunque también pueden ponerle un par de velas negras a los de la SGAE, al más puro estilo bruja Lola, que sin duda las merecen. Un servidor, por su parte, ya tiene decididas sus propias medidas anti SGAE. Por lo pronto no piensa comprar ni un puñetero DVD en España, que para eso tiene Andorra a una hora y media de su casa y se piensa pegar los 260 Km (ida y vuelta) de mil amores -aunque le resulte más caro el collar que el perro- sabiendo que ante eso la SGAE no puede hacer nada. Un paquete de 50 DVD cuesta unos 14 Euros en Andorra y aquí costará, una vez aplicado el canon, sobre unos 75; para que vean la magnitud de la tragedia, o de la estafa, como ustedes prefieran. Y, además, ya puestos a pagar cánones aplicados a mi ordenador, o a las tarjetas de memoria de mi cámara de fotos o mi teléfono, atendiendo al razonamiento de que me cobran por si alguna vez se me ocurre bajar música de Internet, pues eso: que se me está ocurriendo ahora bajarme –obviamente por la patilla-, y de forma compulsiva, todas las canciones y todas las películas cuyos títulos se me pasen por la cabeza, y pienso grabarlas en mis DVD comprados en Andorra, en mi teléfono -que hasta ahora sólo utilizaba para llamar- y hasta en mi cámara de hacer fotos. ¡Ea!

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4353

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