domingo, diciembre 30, 2007

Felix Arbolí, Reflexiones despues de la Navidad

domingo 30 de diciembre de 2007
Reflexiones después de la Navidad
Félix Arbolí
Y A ha pasado la Navidad y estamos en los prolegómenos, (como decía el inolvidable Matías Prats en sus retransmisiones futbolísticas), de un nuevo y temido año, brevemente dulcificado por la festividad de los Reyes Magos, que colma de ilusiones y hace olvidar penas y malos presagios a chicos y mayores. Un pequeña pausa que nos hará olvidar durante dos días esa amenaza de infortunios venideros que se cierne sobre nuestra querida España, si Dios no le remedia y Dios parece estar un poco harto de éste extraño país, que no solo le ha olvidado, sino que le tiene la guerra declarada. Para nuestra desgracia, se presenta un horizonte lleno de negros nubarrones que descargarán un diluvio de calamidades y eliminaran por completo las escasa esperanzas que aún teníamos de que se produjera un prodigio y dotara de cordura, inteligencia y buenas intenciones a nuestros políticos para que se olvidaran de una puñetera vez del habitual cacareo en el hemiciclo y se dedicaran a gobernar con equidad y a generar mejores condiciones y oportunidades a los sufridos ciudadanos. Ni aún con la presencia de unas nuevas elecciones, donde suelen hacerse engañosos “milagros” políticos de cara a la galería buscando el voto de los incautos, se ha podido evitar que el ciudadano de a pié, ese que no vive de prebendas y amistades políticas, pelotazos urbanísticos, prodigios financieros surgidos de la profundidad de los pozos o la usura camuflada bajo la respetable profesión de banquero, se sienta tranquilo y esperanzado ante el panorama político, económico, cultural y de seguridad que les van a hacer padecer. La situación normal en todo país que se precie de avanzado, civilizado y bien gobernado, que nada tiene que ver con el nuestro. Estamos en la famosa Casa de Tócame Roque, donde todos hacen cuanto les venga en ganas sin preocuparse si con su actitud están fastidiando al prójimo y matando a la gallina de los huevos de oro que con tanto trabajo, tesón y especial interés logramos conseguir. Se ha impuesto la archiconocida frase de “El que venga atrás que arree”. Sin querer darnos cuenta que los que vienen atrás son nuestros propios hijos y nietos a los que le vamos a dejar una herencia de penas, enfrentamientos y sacrificios. Una vida sin ilusiones y esperanzas ni en lo divino, ni en lo humano, donde la Cruz será un lejano y anticuado recuerdo, ante extravagantes y foráneas creencias que nos están llegando en pateras allende el estrecho para convertirse en auténticas y peligrosas panteras, defendiendo unas ideas y normas de conducta que nada tienen que ver con nuestras ancestrales costumbres y cultura. Donde nuestros gustos y sentimientos se verán alterados ante las ominosas claudicaciones de nuestros gobernantes al someterse a las exageradas exigencias y pretensiones de los que llegaron buscando un mundo mejor y van a terminar por implantarnos los criterios y medidas que son habituales en los mundos que han abandonado. Eso que según nuestro refranero define como “cría cuervos y te sacarán los ojos”. Una serie de nefastas medidas y abusivos intentos por parte de gobernantes y autoridades influenciados y dirigidos por logias y secretas organizaciones, para borrar de España todo destello de cristianismo, ofreciéndoles a las religiones opuestas o diferentes, todo tipo de facilidades y subvenciones para que hundan cuanto antes al barco donde ondea la Cruz como símbolo y bandera. Una creencia mayoritaria y ancestral convertida por unos desalmados y cretinos en objeto de burla, humillación y alentada blasfemia, como testimonio de lo que ellos llaman progresismo y la razón considera una imperdonable falta de respeto a algo que está muy por encima de sus bastardas pretensiones e ínfimos puntos de mira. Bendita aquella España de pandereta, que al menos proporcionaba buen humor y sana alegría, de la que tanto se mofaban nuestros enemigos y competidores, envidiosos quizás al no poder lograr ese ambiente festivo y sin complicaciones en el complicado mundo de entonces. . No me diga que no era más grato vivir en esa unida comunidad de regiones, que ir camino de tener que utilizar diccionario y pasaporte para ir de Madrid a Gerona (tampoco digo London, sino Londres), o de Jerez a las Vascongadas, aunque a la hora de comercializar sus productos se tenga en buena cuenta al resto de España. “La pela es la pela”. Estoy harto de aberraciones, enfrentamientos, ateísmos y tantos otros ísmos y de tener que enfrentarme a un verdadero puzzle cada vez que tengo que estudiar y conocer a mi propia patria. Otra cuestión que me enerva es la ofuscada intención generalizada que nos invade en prensa, radio y televisión, para desprestigiar y atacar o poner en tela de juicio a personas, criterios y acontecimientos importantes en nuestra vida espiritual. El afán por traer a la palestra, precisamente en estas fechas, documentos, libros y comentarios que pongan en solfa o generen dudas y desconfianzas entre los cristianos, sobre dogmas, misterios, textos sagrados y hasta a los más relevantes personajes de nuestra religión. Son frecuentes los foros, excesivos a mi parecer, que en estos días y los precedentes se han organizado no para estudiar y ampliar conocimientos en nuestras vivencias y sentimientos cristianos, como sería lo lógico y plausible, sino para introducir el “demonio” de la desconfianza e incluso su tajante negativa, basándose en lo testimoniado por catedráticos, especialistas, filósofos y escritores, que parecen pontífices máximos en lo relativo a estos temas, ya que al hacerlo se consideran con más autoridad y fundamentos que lo pueda hacer el propio Papa, al que no le conceden crédito ni consideración, aunque hable “ex cátedra”. Dan su opinión con la misma contundencia y razón que si hubieran sido coetáneos y testigos presenciales de los hechos que intentan rebatir o del que hacernos dudar. Hablan de la Magdalena y sus amores; ponen en duda la virginidad y asunción de María; de los hermanos de Jesús; de la duda sobre la fecha y forma de nacer el Niño en Belén; de la inexistencia de los Magos en ese acontecimiento, la falsedad de la degollación de los inocentes por parte de Herodes, etc. etc, Para estos señores todo es rebatible, pura invención o hecho bastante falseado. No es nada difícil averiguar quienes andan detrás de estas torcidas y mal intencionadas interpretaciones. Hay que contrarrestar como sea, empleando los métodos y medios que hagan falta para ello, todo lo concerniente a la religión cristiana y la vida de nuestro Redentor. Hay que desterrar la creencia religiosa del corazón y los sentimientos de los españoles. Pero la relativa al Cristianismo. Las demás religiones deben ser respetadas y ayudadas para que entre sus ataques y el progreso y la propagación de éstas, nuestra Fe se derrumbe por completo. Es el principal enemigo de la Bestia Negra de las mil figuraciones a la que se han entregado sin reservas nuestros políticos, científicos, actores, dibujantes y escritores, salvo las excepciones que puedan desligarse de este conjunto general. Hubo un político, muy afín con los que hoy detentan el poder que dijo en plan triunfante y profético “España ha dejado de ser católica”. Y se quedó tan pancho con su “hazaña” el homónimo al que le sobra la “h”. Y esto, deben pretender los que se afanan en atacar sin contemplaciones lo que a la mayoría le merece un gran respeto y una ferviente veneración. Yo desde este artículo posnavideño quiero manifestar que a pesar de que unos y otros se empeñen en desacreditar y ofender lo que para mi es más querido y reverenciado, jamás lograrán bajar la Cruz del pedestal donde la ha colocado la Historia y la Fe de muchas miles de generaciones, ni terminar con la Iglesia fundada por Cristo, por muchas amenazas, martirios y vejaciones sufridas, ni que en España, a pesar de lo que nos está entrando a diario con intenciones bien definidas y objetivos muy trazados, no habrá Luna capaz de desterrar a ese insigne madero que en el Gólgota escribió la página más hermosa y abnegada en la Historia de la Humanidad. Y el que no quiera arroz, que se vaya a su tierra a comer judías. Y me da igual que Jesús haya podido tener más hermanos, que Herodes en lugar de mandar degollar a los inocentes, los invitara a hamburguesas en MacDonald, que la Virgen haya sido madre de más hijos, ya que eso no le restaría un ápice a la grandeza y trascendencia de su maternidad divina, ni su labor de sublime intercesora de la Humanidad; que la Magdalena haya sido una apóstol de los más destacados en la propagación de la doctrina de Cristo y hasta llenara de amor las trágicas horas del Sagrado Cordero que se ofrecía al sacrificio para salvarnos. Ninguna de esas tercas consideraciones que intentan imbuirnos escritores y falsos profetas, haría cambiar la naturaleza de mi fe, ni mi confianza en la doctrina de Cristo. Moriré dentro de ella, cuando Dios lo estime oportuno, ya que pienso que nuestras creencias no deben estar basadas en textos y comentarios de unos y otros, sino en lo que sentimos y vivimos como Verdad irrenunciable.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4352

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