viernes 14 de diciembre de 2007
El presidente de Ryanair, un mago de la publicidad
Miguel Ángel García Brera
E N mis tiempos de estudiante de Periodismo, primero, y de profesor, después, se tenía lo raro o lo insólito como ingredientes de algunas noticias, más bien relacionadas con la tercera función del periodismo, la de entretener. Y, aunque eso sigue siendo así, la cuestión es que lo raro y lo insólito sazonan hoy no sólo muchos hechos noticiables sino la conducta casi constante de personas, asociaciones o instituciones, de modo que se ha perdido en gran parte la sorpresa o la estupefacción, pues lo que antes llamaba la atención porque no era habitual, ahora es tan rutinario que ha perdido interés. El miércoles pasado tuve ocasión de ver cómo se montaba un debate a dos en Tele Madrid, y otro, a más bandas, en la Primera de TVE, ambos en torno a la iniciativa de ese genio de la publicidad que es el presidente de Ryanair, el inefable Michael O´Leary, al que conocí en Madrid, en una rueda de prensa vestido de torero y dando amistosos pases a los informadores durante el turno de preguntas. Ahora, sus azafatas han posado para un calendario, a lo Pirelli, retratándose en bikini. El hecho, que pudo, muy en el pasado, ser raro o insólito, dejó de serlo hace un montón de años, pues los calendarios con muchachas ligeras de ropa, e incluso en porretas, han sido moneda corriente en muchos establecimientos públicos y en las cabinas de muchos camiones. Hoy nadie se sorprende por ese tipo de carteles, aunque sí parece que ha provocado las iras de las eternas feministas, cosa más incomprensible habida cuanta que, si bien ahora con el frío es menos frecuente, durante la primavera y el verano hemos visto multitud de muchachas en flor pasear por las calles de muchas ciudades – sobre todo marítimas – con atuendos menos recatados que el de las azafatas. Por otra parte, asomarse a la pantalla de televisión donde haya una tertulia de mujeres o una presencia de féminas y no verlas con las piernas cruzadas al estilo Sharon Stone, -hecho por lo que, en tiempos, llegó a ser noticia una esposa de uno de los Albertos-, sólo ocurre en el programa de salud del redicho Manuel Torreiglesias, cuyas espectadoras presentes en el estudio suelen estar sentadas más a lo antiguo, es decir con decoro. Es increíble que en esta España, desbordada por la apelación constante a que cada cual haga lo que quiera, estando en la proa de todo ello la obscena explicación feminista –que no femenina- de “hago con mi cuerpo lo que me da la gana”, se salgan ahora puritanas para criticar a las azafatas, nada ñoñas pero tampoco escandalosas, y al presidente de su Compañía, del que querrían que hubiera sacado en porretas a los tripulantes de vuelo, como si se tratara de los bomberos y otros, ya más que pasados de moda, practicantes de full monty. Lo que pudo ser noticia, el calendario en si mismo, cuando corrían otros vientos en el mundo, ha dejado de serlo en este caso por no tener nada raro ni insólito. Pero sigue siendo carne de información porque sí es insólito, y hasta desvergonzado, que grupos pregoneros de la libertad sin límites, critiquen a quienes hace un uso de ella, un poco frívolo tal vez, pero moderado, como las azafatas de este caso. Y es noticia también por el interés que despierta la hazaña de un presidente de una Compañía Aérea, que conoce y aprovecha los impactos publicitarios como nadie, hasta el punto de que la noticia del calendario y, con él, la publicidad de Ryanair, ha llegado a todos los medios y, gratuitamente, se ha mostrado a una enorme audiencia. Pero que conste a estas feministas de las cuotas y demás estupideces que nada tienen que ver con la necesidad de que la mujer siga avanzando hasta tener cada una, en las mismas condiciones que los varones, el lugar que merezca, el hecho de que mujeres u hombres, y no siempre ambos ni en igual número, pueden utilizar su libertad con independencia y sin imposiciones de equivalencias o igualdades. Y, del mismo modo las empresas han de poder optar por contratar a Noemí Campbell para un anuncio, sin necesidad de hacerlo al mismo tiempo, con el que solivianta a las féminas reunidas en el “spot” televisivo del limpiasuelos. ¡Cuerpazo de mayordomo! Ahora bien, que no insistan las feministas, porque a O´Leary le va a costar muy poco poner en bañador a sus empleados y, por exigencias del guión hasta enseñar el mismo el pompis a las plañideras de la igualdad.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4329
viernes, diciembre 14, 2007
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