domingo, diciembre 30, 2007

Villacañas, Apuntaciones sobre la segunda etapa de...

domingo 30 de diciembre de 2007
Apuntaciones sobre la segunda etapa de la Falange con Franco
Antonio Castro Villacañas
L O que yo llamo segunda etapa de FET-JONS, la Falange de Franco, comenzó el 2 de diciembre de 1937 -día en el que Raimundo Fernández Cuesta, antiguo secretario general de FE-JONS, la Falange de José Antonio, fué designado por Franco secretario general de la Falange que él mismo había creado el 19 de abril de ese mismo año- y duró hasta el 10 de agosto de 1939, fecha en la que el Jefe del Estado y Jefe Nacional de FET-JONS decidió que la Secretaría General de este Movimiento debía formar parte del Gobierno de España como uno más de su docena de Ministerios. Por muchas razones no podemos analizar aquí cual fue la total actividad política de FET-JONS en su segunda etapa de vida, pero sí podemos llamar la atención de los aficionados a esta clase de temas políticos e históricos -muy numerosos, a juzgar por los mensajes y las cartas que me envían- sobre dos de los hechos más significativos de esa actividad: la constitución del Primer Gobierno de la España de Franco y la proclamación del Fuero del Trabajo. A los dos meses escasos de haber nombrado Franco a Fernández Cuesta su segundo en el mando de FET-JONS, y concretamente el 30 de enero de 1938, el Jefe del Estado Nacional promulgó una Ley que estructuraba la Administración Central de ese Estado. Sin perjuicio de que muchas otras personas influyeran en Franco sobre la conveniencia política de sustituir cuanto antes el modo "técnico" -en teoría "apolítico", en realidad simplemente conservador- de gobernar la España en que él mandaba desde el 1 de octubre de 1936, nadie puede desconocer la notable coincidencia de las fechas antes citadas. Para mí no hay duda de que Ramón Serrano Suñer y Raimundo Fernández Cuesta tuvieron mucho que ver en esa trascendental medida, tanto por su formación jurídica como por su inquietud política. Me parece lógico pensar que si el primero contribuyó de muy notable manera a la constitución de FET-JONS como movimiento político inspirador y base del Nuevo Estado, el segundo procurara avanzar por ese mismo camino poniendo en juego su valía personal y la potencia del puesto que se le había encomendado. El día 31 de enero de 1938 quedó formado el primero de los trece Gobiernos que Franco presidió a lo largo de su vida. Si lo analizamos con un mínimo criterio político, concluiremos pensando que fue uno de los más "revolucionarios" habidos en España en los dos últimos siglos, no tanto por las personas que en él se integraron como por la forma en que se constituyó. Conviene resaltar que Franco -inducido sin duda por su cuñado y por Raimundo- incluyó en él figuras representativas de las varias tendencias políticas actuantes dentro y fuera de FET-JONS, e hizo notables reformas relativas a su aspecto externo y a su poder político-administrativo. La principal de ellas fue el crear la Vicepresidencia del Gobierno, que de hecho -aunque no en derecho- resolvía el problema de quién debería suceder a Franco en la gobernación del Estado, al menos con carácter provisional, en los posibles eventos de su ausencia, enfermedad o muerte. También se creó la Secretaría del Consejo de Ministros, encargada de redactar y conservar las actas de las discusiones y acuerdos de tal Consejo; se bautizó como Ministerio de Asuntos Exteriores al que tradicionalmente se conocía como Ministerio de Estado; se refundieron los clásicos Ministerios de la Guerra y de Marina en uno común a todas las fuerzas militares con el nombre de Defensa Nacional; se desdobló el antiguo Ministerio de la Gobernación (del Reino) en dos, uno dedicado a fijar la seguridad pública, que se llamó de Orden Público, y otro, que recibió el nombre de Ministerio del Interior pues debía cuidarse del funcionamiento de los Ayuntamientos y Diputaciones Provinciales; se cambió también el nombre del Departamento encargado de la Instrucción Pública, que desde entonces se conoce como Ministerio de Educación Nacional; y por último, lo que para mí resulta muy significativo, se acordó llamar Ministerio de Organización y Acción Sindical al conocido hasta entonces como Ministerio de Trabajo, lo que valía tanto como reconocer, por primera vez en el mundo, la importancia política y gubernativa del mundo sindical en el amplio y conflictivo ámbito de las relaciones laborales. Las novedades introducidas en la estructura de la Administración del Estado se complementaban con el nombre de las personas designadas para hacerse cargo de los respectivos Ministerios. Vale la pena examinar brevemente cada nombramiento. Don Francisco Gómez-Jordana y Sousa, conde de Jordana, fue la persona escogida por Franco para ser Vicepresidente del Gobierno y Ministro de Asuntos Exteriores. Se trataba de un general más antiguo que Franco, monárquico a la vieja usanza, de tendencia liberal-conservadora y que entendía mejor las formas y las prácticas políticas de Inglaterra y Francia, por ejemplo, que las de Alemania o Italia, lo que en aquel momento tenía una profunda significación. Hasta ese momento venía desempeñando con gran eficacia la presidencia de la Junta Técnica del Estado. Don Tomás Domínguez Arévalo, conde de Rodezno, fue designado por Franco para ocupar el Ministerio de Justicia. Era un significado prohombre carlista, y con él inauguraba Franco su política de confiar esa cartera a personas procedentes del tradicionalismo. El Ministerio de Defensa Nacional lo ocupó don Fidel Dávila Arrondo, general más antiguo también que quien lo nombraba, y de gran carrera africana. Este buen "técnico" militar era monárquico alfonsino y en política estaba más cerca de sistemas viejos que de posiciones nuevas. Con el Ministerio conservó el mando del Ejército del Norte. Don Andrés Amado y Reygondaud de Villebardet se hizo cargo del Ministerio de Hacienda por su condición de experto en la materia y persona "de orden" y derecho. Había sido colaborador de Calvo Sotelo y miembro de su Bloque Nacional, y realizado una brillante gestión económica y financiera en la Junta Técnica del Estado. Otro general, también más antiguo que Franco, fue el encargado de organizar y dirigir el Ministerio de Orden Público. Don Severiano Martínez Anido había acreditado su nombre, y hecho méritos para ocupar tal cargo, cuando años atrás había combatido y vencido en Barcelona al terrorismo anarquista. No cabe duda de que se le escogió para garantizar la tranquilidad en la retaguardia de una nación en guerra. Era un hombre parecido a Dávila y Jordana, incluso más inclinado a la derecha. Ramón Serrano Suñer, abogado del Estado, cuñado del Generalísimo, amigo personal de José Antonio, y ex diputado de Acción Popular (el partido demócrata y cristiano derrotado en las elecciones de 1936) se convirtió en Ministro del Interior y Secretario del Consejo de Ministros. Aparte de reflejar con ello la relevancia de su personal influencia en Franco, y en consecuencia el importante papel que desempeñaba e iba a seguir representando en la política española a lo largo de esos años, lo cierto es que se ponía en sus manos la renovación de todo el tinglado político y administrativo de la España no combatiente, con la excepción del ligado en forma directa con FET-JONS, pues los Gobiernos Civiles, las Diputaciones de cada Provincia y todos los Ayuntamientos dependerían de él. Se le puede considerar como la personalidad más representativa de los "camisas nuevas". Atrajo hacia sí mismo, y hacia su manera de entender la política que necesitaba la nueva España, un importante grupo de antiguos jonsistas y de nuevos falangistas (los apellidos Bedoya, Ridruejo, Laín Entralgo, Tovar, Rosales, Arias Salgado, me saltan a la memoria como ejemplo) que a sus órdenes realizaron una importante labor en diversas tareas de divulgación doctrinal, propaganda ideológica y captación personal. Con él al frente, este grupo se dejó llevar -en grados dignos de ser analizados cuidadosamente para cada hecho y para cada persona- por el indudable atractivo que en esos años tenían las formas italiana y alemana de hacer política... Alfonso Peña Boeuf recibió el Ministerio de Obras Públicas. Ingeniero de Caminos, monárquico alfonsino y "hombre de derechas", había realizado también una buena labor en la Junta Técnica. El Ministerio de Agricultura se lo confió Franco a Raimundo Fernández-Cuesta y Merelo, hombre ajeno a los problemas del campo y de los campesinos, quien tuvo que apechugar con la responsabilidad de una misión -para la que no estaba preparado- en razón de ser el Secretario General de FET-JONS y querer el Generalísimo llevar a la política agraria el signo social característico de la Falange, aunque con media España en poder de los rojos y la otra media afectada por la necesidades de la guerra, pensar en que podía en tales circunstancias realizarse una mínima clase de reforma agraria era en verdad inconcebible. La auténtica razón de este nombramiento debemos buscarla en el propósito franquista de que en el Gobierno se encontraran representadas todas las fuerzas políticas participantes en el Alzamiento Nacional, y en la dura realidad de que a Franco no le interesaba en aquel momento conceder a la Falange una representatividad mayor o mejor que la otorgada a otros sectores. Juan Antonio Suanzes y Fernández, amigo personal de Franco desde la infancia, competente ingeniero y de firmes convicciones monárquicas, fue el Ministro de Industria y Comercio de este primer Gobierno. Para el nuevo Ministerio de Organización y Acción Sindical Franco escogió a don Pedro González-Bueno y Bocos, también ingeniero de caminos y que acababa de cumplir 42 años. Recomendado por Juan de la Cierva a Serrano Suñer, se había incorporado desde el primer momento a la Junta Técnica del Estado, donde realizó una destacada labor colaborando a las órdenes de Andrés Amado. Participó en las tareas preliminares de la Unificación junto con Nicolás Franco y Serrano Suñer, y ello motivó el que fuera nombrado miembro del Secretariado Político de FET-JONS. Desde este puesto dirigió la creación y organización del Servicio Nacional del Trigo, lo que le proporcionó el contactar directa y frecuentemente con Franco y de este modo conocer su interés por el problema social de España. Ello quizás hubiera debido valerle para ser nombrado Ministro de Agricultura en vez de Raimundo Fernández Cuesta una vez que el Caudillo se decidió a formar su primer Gobierno, pero -por lo que él mismo dijo tras la muerte de Franco- desde que se conocieron ambos congeniaron sobre la necesidad de ordenar políticamente la economía y superar la lucha de clases, defendiendo la producción en general y en particular al trabajador. Fruto de todo ello fue su viaje a Italia en el verano de 1937 para enterarse de cómo eran y funcionaban los Sindicatos de Mussolini. En esta afinidad personal debemos encontrar la razón de que Franco escogiera un "camisa nueva" en vez de un "camisa vieja" a la hora de proyectar y organizar sus propios Sindicatos. Por último, don Pedro Sainz Rodríguez, que en 1936 tenía 38 años de edad y conocía a Franco desde 1920, año en que ganó la cátedra de Lengua y Literatura Española de la Universidad de Oviedo, fue el hombre escogido por el Generalísimo para hacerse cargo de la cartera de Instrucción Pública y el que convenció al Caudillo de que este ministerio debía ser llamado de Educación Nacional. Tenía, a pesar de su juventud, una amplia experiencia política, pues había trabajado en la Dictadura del general Primo de Rivera como vocal de la Asamblea Nacional, no quiso participar en el Gobierno del General Berenguer, fue diputado en los tres parlamentos de la II República como miembro destacado de la minoría monárquica, y actuó de modo significativo en la preparación del Alzamiento como enlace especial del general Sanjurjo. En el primer Gobierno de Franco representaba al Bloque Nacional y a Renovación Española, fuerzas monárquicas que habían actuado en la legalidad republicana a las órdenes de José Calvo Sotelo y Víctor Pradera, ambos asesinados en 1936 inmediatamente antes y después del inicio del Alzamiento. El primer Gobierno de Franco representa, pues, con toda fidelidad, lo que el Jefe del Estado pensaba de este y del Movimiento que le respaldaba: que ambos eran y debían ser el resultado de una conjunción de fuerzas a sus órdenes. Por eso no escogió ningún nombre a capricho, sino con plena conciencia de lo que representaban cada uno de ellos y todos en unión. Por eso predominaban en él los técnicos civiles y militares, en teoría asépticos o indiferentes a la política, aunque en su práctica totalidad inclinados a una renovada monarquía alfonsina. Por eso designó un solo -aunque significado- representante de los monárquicos tradicionalistas, dos claros miembros de Renovación Española, tres falangistas (uno, de FE-JONS; dos, de FET)... Para FET-JONS, esta segunda etapa de su vida fue tan importante como la primera, y aún más fructífera. Su Secretario General formó parte del Gobierno, y dos miembros de su Junta Política le acompañaron en el Consejo de Ministros. Por eso pudieron influir en la organización y en la puesta en práctica de tres cosas de la mayor trascendencia política: la educación juvenil, académica mediante el nuevo Bachillerato y social-deportiva a través de centurias y campamentos, y la acción social que significaron el Fuero del Trabajo y la puesta en marcha de los Sindicatos. Estos tres aspectos bien merecen apuntaciones propias que, Dios mediante, figurarán aquí la semana próxima.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4347

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